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2 de Abril de 2009

Pov. Katniss


—Nunca me cansaré de esto —digo mientras descanso mi cabeza sobre el pecho de Pearce. El techo de su edificio tiene una de las mejores vistas de Chicago.

—Entonces acostúmbrate. —Sonríe con superioridad, sin perturbarse.

Ruedo los ojos juguetonamente y lo ignoro a favor de mirar el cielo. Me he acostumbrado a su desinterés por las cosas que me tienen fascinada.

—Podría quedarme aquí por siempre. —Suspiro, mirando las estrellas. Dirijo mi mirada a Pearce, esos intoxicantes ojos azules están permitiendo a débiles tonos de verde brillar. Dios, cuando me mira de esa manera...

—¿Qué? —pregunto con una sonrisa, él se ríe ligeramente.

—No eres buena para mí —dice envolviendo su brazo aún más fuertemente alrededor de mi cintura. Lo miro con una expresión perpleja.

—¿Por qué? —pregunto juguetonamente. Hace una pausa.

—Me recuerdas a algo —dice suavemente. Arqueo mi ceja en señal de pregunta.

—No es otra chica. —Se ríe, sintiendo mis celos.

—¿Entonces quién? —pregunto con curiosidad y su sonrisa se suaviza.

—Más bien, es un sentimiento —murmura pasando sus manos entre su cabello.

—¿En serio? —pregunto con una sonrisa

—Aún no lo sé —dice antes de presionar sus labios contra los míos arrastrándome a un sensual beso. Eso aún me deja mareada.

—No, no eres bueno para mí. —Me río tontamente. Sonríe.

—¿Y por qué es eso? —Sus dedos bajan por mi estómago.

—Me distraes —le digo ignorando los escalofríos que me provoca.

—¿De qué? —Sonríe pícaramente y continúa bajando.

—De las cosas en las que se supone debo concentrarme, como mi vida, las cuentas, la universidad. —Comienzo a recitar rápidamente.

—Bueno, eso es aburrido —dice simplemente, comenzando a desabrochar mi camisa.

—Sabes que no todos pueden vivir tu vida. Robándose jets, viviendo en un ático, y haciendo lo que sea que les plazca —le digo, intentando enfocarme en mis palabras y no en la tensión de mi estómago.

—Bueno deberían —dice antes de que sus labios encuentren mi cuello y lo bese hambrientamente.

—El mundo estaría en caos —le explico, mientras continúa desvistiéndome, poco sabe que no voy a dejar que haga lo que quiera conmigo en este techo. Probablemente no lo deje.

—He vivido la vida de la otra manera. No fue tan interesante —murmura, siguiendo mis labios con los suyos.

Antes de perderme en su beso me alejo.

—¿Y cuándo ocurrió eso? ¿Cuándo pasaste de saltar de aviones a saltar de edificios? — Ronroneo envolviendo mis brazos a su alrededor.

—En otra vida. —Sonríe, masajeando la parte trasera de mis muslos—. Así es como deberías vivir.

—Estoy segura que a todos les gustaría vivir así, pero es una fantasía. No se puede vivir de esta manera todos los días.

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