Pov. Pearce
He estado esperando este día por un largo tiempo. Dex nunca ayudó. Me siento estúpido por nunca haber ido directamente con la verdadera fuente. Dexter padre.
Cuando Peeta se hizo encima después de enterarse que su papi se había follado a su supuesta mejor amiga sabía que la hora de que tomara el mando se acercaba, pero cuando le dijo que tenía una hija que era su hermana, ni yo podía creerme esa mierda, y el buen chico de Peeta simplemente no podía soportar ese golpe. Desafortunadamente otro imbécil ambicioso se metió, intentando evitar que reclamara lo que es mío.
Pensé que Peter era más listo. Pedir un tercio de la compañía de Dexter Crestfield. Maldito imbécil codicioso. La debilidad de Peeta son sus sentimientos, la de Peter es que cree que es mucho más listo que todos los demás. Mi debilidad es la existencia de este hijo de puta que está atado en una silla en frente de mí al cual muy pronto voy a eliminar. Me gusta verlo retorcerse. De hecho, lo estoy disfrutando mucho.
Todo este tiempo que pasé buscándolo y él estaba justo bajo mi nariz. Ha estado viviendo a solo unas cuadras de la casa en Venitan. Sabía que estaba cerca, solo que no sabía cuánto, y realmente quiero agarrar del cuello a esos malditos investigadores privados. Estoy esperando a que despierte del golpe que le di en la parte trasera de la cabeza. Cuando lo vi no lo podía creer. El hombre que me hacía tener la misma puta pesadilla una y otra vez. Pero todo terminará pronto. Él estará muerto, el pequeño niño en mi sueño podrá tener paz y el maldito que le disparó a su madre justo frente a él habrá sido eliminado de la faz de la tierra.
Entonces podré vivir en paz con Katniss y Willow y todo estará bien en el mundo.
Luego de una puta hora el perro comienza a moverse finalmente. Le quito la bolsa de la cabeza y sus ojos se ensanchan, y el pequeño hilo de duda de haber agarrado al tipo equivocado desaparece. Nunca olvidaré sus ojos, los veo en mis sueños todas las noches.
—¿Qué pasa, pa? ¿Me recuerdas? —Me río de él. Aún tiene la cinta sobre su boca así que no puede hablar pero menea la cabeza, como si entre más la meneara más serían las posibilidades de salir de aquí con vida. Lástima por él, me vale verga cómo conteste mis preguntas, la única forma en la que dejará esta casa es post mortem—. Sé que tienes como unos cien bastardos regados por ahí, pero veras, soy especial. Recuerdas a mi madre, ¿Isabella? —le pregunto sarcásticamente.
Ahora la expresión en su rostro no tiene precio. Me mira más de cerca y puedo ver el horror en su rostro cuando me reconoce que se ha encontrado con su enterrador.
—Sí, creo que sí. —Asiento—. Apuesto a que nunca esperaste volver a verme, ¿cierto? —le pregunto—. En ese entonces era un niño indefenso, al que dejaste llorando en un charco de sangre después que le disparaste a su maldita madre justo frente a sus ojos —le gruño. Él vuelve a menear la cabeza y puedo escucharle luchando por hablar—. Oh, oh, ¿no ocurrió así? ¿No eres el tipo correcto? —pregunto riéndome y lo golpeo justo en la boca con la culata de mi 9 mm—. Maldito mentiroso. Revivo lo que ocurrió cada noche. Cada una de las noches. Nunca olvidaré tu rostro —le gruño, asqueado al ver lágrimas cayendo de sus ojos. Coloco el cañón justo entre ellos—. No dejes caer una puta lágrima más o comenzaré por volarte el puto pene.
—¡Pearce! —Me doy la vuelta y veo a Katniss y al maldito de William Mellark bajando las escaleras. Estúpidos Peeta y Dex, se me olvidó que estaban haciendo que me siguieran, traidor.
Apunto el arma hacia William. Katniss jadea.
—Pearce, ¿qué estás haciendo?
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Pedazos
Romance¿El amor lo puede todo? ¿Realmente se conoce a la persona con quien vivimos y amamos?