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Pov. Katniss


Ha pasado casi un día desde que lo vi. Desde que realmente lo vi. Creo que nos estamos evadiendo el uno al otro. Ha pasado tanto en los últimos días.

Las cosas han cambiado tanto. Las cosas nunca fueron simples entre Peeta y yo, en realidad tampoco fueron fáciles. Pero ahora es como si la tensión entre nosotros y la incomodidad se han multiplicado. Solíamos tener momentos fáciles, momentos dulces y tuvimos uno muy intenso, el cual no recuerda y para mí, es mejor ni siquiera pensar en él. Tengo tantas cosas en la cabeza, se me ha dificultado el dormir, el pensar. Esta situación con Lisa y después el señor Crestfield amenazándome o chantajeándome, no estoy segura cuál. ¿Con quién puedo hablar al respecto? No puedo hablar con nadie al respecto y la única persona que creo que sería capaz de ayudarme es Pearce y, bueno, ni siquiera tiene sentido el pensar en ese acertijo.

¿Cómo se complicaron tanto las cosas? ¿Por qué todo es tan terrible? ¿Por qué no pueden mejorar al menos una vez?

—Oye. —Su voz me saca del trance. No sé si es real o me la imaginé hasta que entra en mi habitación y cierra la puerta detrás de él. La parte enferma de todo esto, es que pese a la preocupación, el estrés y la incertidumbre que trae consigo, el solo verlo y escuchar su voz envía escalofríos por mi espalda. Siento que me sonrojo, obviamente mis hormonas no recibieron el memo que no habrá alivio en ninguna de esas maneras. De hecho me lo han prohibido, como a una niña.

—Willow está dormida —digo sin pensar

—Sí, puedo verla. —Se ríe. Claro que la ve, no está ciego—. Quería que habláramos —dice, sentándose al otro lado de la cama. Asiento. Alejando los pensamientos de la última vez que ambos estuvimos en una cama juntos—. Las cosas han estado raras desde que Pearce volvió —dice con aprensión.

—Sí, así es —admito con una risa.

—No te he estado evadiendo —dice suavemente.

Parece exactamente eso.

—No te culparía mucho si así fuera —le digo, porque sinceramente también lo he estado evadiendo. Aún estoy intentando asimilar toda la información que obtuve hoy, que crea más preguntas y difícilmente da alguna respuesta.

—Presenté la renuncia en el trabajo.

Quiero decirle que no debió, que ama su trabajo y debería conservarlo, pero con todo lo que ha ocurrido tuvo que haberlo hecho por una buena razón.

—Lo lamento. Sé que te gustaba tu trabajo.

—Dijeron que puedo volver cuando esté listo —dice, dándome una pequeña sonrisa—. Estoy pensando en intentar nuevamente con mi música —dice y una sonrisa más genuina aparece en su rostro, sus ojos prácticamente se iluminan.

—Eso es grandioso. Deberías hacerlo. Realmente eres bueno Peeta —digo, compartiendo su entusiasmo

—Soy pasable. —Encoge los hombros.

—Eres un poco más que pasable. Puedes hacer que una chica se quite la ropa con solo cantarle. —Las palabras salen de mi boca antes de poder detenerlas. Espero por la incomodidad que seguro flotará en el aire, pero nunca pasa, su sonrisa solo se agranda y se ríe, yo también.

—Tal vez una camisa, pero no creo que toda la ropa —bromea y estoy agradecida. Agradecida de que al menos por ahora las cosas han regresado a como eran antes que todo cambiara. Bueno eso es relativo porque con nosotros todo sigue cambiando constantemente, como un puto péndulo que se balancea—. Lamento lo de Delly ayer —dice y es gracioso, han pasado tantas cosas que la pequeña crisis nerviosa de Delly es la más pequeña de las cosas que tengo en la cabeza. Entonces recuerdo que no sé el estatus de su relación. Antes de que pasaran las cosas sabía que las cosas no estaban bien y después que dormimos juntos estaba segura que terminarían, pero como Peeta no se acuerda de lo que paso... ahora me está empeorando el dolor de cabeza.

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