Caso 5: Los sabuesos de Baskerville. Capítulo 9: Interrogando a Billy y Gary

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Lestrade hojeaba la libreta de registros, Alline se sentó a un lado, John solo miraba de lejos mientras Sherlock hacia café. Los dueños del hotel se veían algo nerviosos. Sherlock le ofreció el café a John.

-      ¿Qué es esto? – pregunto John.

-      Café. Hice café- dijo Sherlock.

-      Nunca haces café- contesto Alline.

-      ¿No quieres? – Sherlock ignoro a Alline.

-      No necesitas seguir disculpándote- contesto John-. Gracias.

John empezó a tomar el café que Sherlock le estaba dando. Dejo de tomarlo, porque al parecer había algo fuera de lo normal en el café de John.

-      No tomo azúcar- dijo John.

John volvió a tomar otro trago algo inseguro. Alline se dio cuenta como Sherlock veía atentamente a John, como si esperara que reaccionara de cierta manera.

-      Estos registros se remontan a casi dos meses- empezó a decir Lestrade.

-      Está bien- decía John-. Es bueno.

-      ¿Cuándo tuvieron la idea? – pregunto Alline-. ¿Luego de que saliera el programa de televisión?

-      Soy yo- comento Billy-. Fui yo. Lo siento Gary. No pude evitarlo. Comí un sándwich de tocino en la boda de Cal y una cosa condujo a la otra.

-      Buen intento- comento Gary-. Mire, solo intentamos darle un poco de impulso, ¿sabe? Un perro grande corriendo por el páramo. Vino del cielo. Fue como si estuviéramos nuestro propio monstruo del Lago Ness.

-      ¿Y dónde lo tienen? – pregunto Lestrade.

-      En un viejo pozo minero. No queda muy lejos. Estaba bien allí.

-      ¿Estaba? – pregunto Alline.

-      No pudimos controlar la maldita cosa. Era bestial. Y luego, hace un mes, Billy lo llevo al veterinario y ya saben...

-      ¿Está muerto? – pregunto John.

-      Sacrificado- respondió Gary.

-      Sí- contesto Billy-. No hubo elección. Así que terminó,

-      Fue solo una broma.

-      Sí- comento Alline-, divertidísimo.

Los dos se pararon de su asiento. Sabían a lo que procedía, lo cual no era muy buena idea.

-      Casi vuelven loco a un hombre- dijo Lestrade.

Se salió del cuarto en donde estaban. Alline se quedó viendo a Billy y Gary, después a John y Sherlock, decidió seguir a Lestrade, quien se veía entre molesto y enojado.

-      ¡Greg! – grito Alline.

-      Alline- la chica solo sonrió.

-      Que bien que vengas aquí. Me alegra verte.

-      A mi también. ¿Alline?

-      ¿Qué paso?

-      ¿Quieres tomar un café conmigo?

-      Greg- dijo algo apenada Alline-. No puedo aceptar tu invitación esta vez.

-      ¿Por qué? – pregunto sorprendido.

-      Bueno, Sherlock me pidió matrimonio hoy... y los dos... bueno... estamos comprometidos.

-      Felicidades- decía algo triste.

-      ¿Sabes que está contento de que hayas venido? – dijo Alline mientras empezaban a caminar al exterior-. En secreto.

-      ¿En serio? Bueno. Supongo que le gusta tener todos juntos. Le sirve a su... su... ¿Asperger? – en eso Sherlock salió del hotel, Lestrade se dirigió a Sherlock-. entonces, ¿Le crees que destruyeron al perro?

-      No hay razón para no hacerlo- contesto Sherlock poniéndose delante de Alline.

-      Ojalá no haya causado daños. No estoy seguro de qué podría acusarlo. Hablaré con la policía local. Bien, eso es todo. Estoy disfrutando esto- dijo emocionado viendo una última vez a Alline, quien no se había movido de su lugar-. Es bueno salir de Londres un rato.

-      ¿Así que fue su perro lo que vieron en el páramo? – pregunto John.

-      Así parece- contesto Sherlock.

-      Pero eso no fue lo que tu viste- comento Alline-, no fue un perro común y corriente.

-      No, era inmenso. Tenía ojos rojos fuego y brillaba, Alline. Todo su cuerpo brillaba- sacudió su cabeza como tratando de olvidar aquella sensación y empezó a caminar-. Tengo una teoría, pero necesito volver a Baskerville a probarla.

-      ¿Cómo? – preguntaron ambos al mismo tiempo y lo empezaron a seguir.

-      No puedes usar el truco de la identificación otra vez- dijo John.

-      Tal vez no sea necesario- respondió Alline.

Sherlock saco su celular para poder hablar con Mycroft.

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora