Caso 12: El detective mentiroso. Capítulo 2: La gota que derramo el vaso

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Había pasado tres semanas desde que Sherlock había sido encontrado en la calle. Las cosas se pusieron peor de lo que ya estaban.

Alline se encontraba con la señora Hudson en su cocina, limpiando su piso, porque era el único lugar seguro que se sentían. Scott estaba dormido, en su bambineto, como un pequeño ángel. Escucharon un ruido que tomo por sorpresa a las dos.

- Creo que deberíamos de subir- dijo Alline.

- No creo que debemos de interferir- le respondió la señora Hudson.

- Señora Hudson, yo ya no aguanto estar así. Si sigue así, la siguiente semana me iré a Brsitol con los niños.

- Tienes razón debemos de interferir.

Las dos mujeres se acercaron a las escaleras, estaban asustadas, pero las dos debían de tomar el valor para enfrentarse a la peor cara de Sherlock. Ya se encontraban en el descanso de las escaleras cuando escucharon como se rompía algo.

- ¡Fuera! – gritó Sherlock.

Bill salió del primer piso asustado y corriendo, su cara estaba asombrado por lo que estaba pasando.

- ¡Me largo! – gritó Bill bajando las escaleras como podía-. Está loco. ¡Ha perdido la cabeza!

Alline se dio cuenta lo grave que era la situación, dándose cuenta que había escogido la peor opción para todos. Alline subió rápidamente, seguida de la señora Hudson.

- ¡Una vez más la brecha, queridos amigos! – Alline escuchó desde las escaleras-. ¡O tapiemos sus murallas con nuestros muertos ingleses! – vio como Sherlock cruzaba rápidamente-. Enseñar los dientes y abrir las puertas de par en par las narices- cerró la puerta haciendo que Alline cerrará los ojos-. ¡Adelante, nobles ingleses, que tienen sangre de padres probados en guerra! Y ustedes, propietarios, cuyos miembros fueron hechos en Inglaterra- la señora Hudson abrió la puerta, a las dos les sorprendió que Sherlock estaba apuntando la pistola hacia la pared, las dos mujeres se asomaron por la puerta- mostradnos aquí el vigor de nuestros pastos. Lo que dudo, porque no hay uno solo, por vil y bajo que sea, cuyos ojos no brillen con una noble llama. Los veo como lebreles en sus correas, ansiando ya el comienzo- Sherlock disparo haciendo que Alline y la señora Hudson cerraran la puerta inmediatamente por el susto.

- Es peor de lo que pensaba- comentó Alline al escuchar otros disparos.

Las dos mujeres volvieron a abrir la puerta. La señora Hudson fue la primera en asomar la cabeza. Alline fue directo a su cuarto a buscar la pistola entre su ropa y sus esposas.

- Espero que esto sirva- se dijo así misma.

Alline se puso su cinturón para después ocultarlo con su playera, esperaba a que no se volviera a salir de control Baker Street. Entro a la sala, pensando que debía de parecer segura, aun cuando no lo estuviera.

- Estas fotos son de ese hombre en la tele, ¿verdad? - dijo la señora Hudson, Alline se dio cuenta que era de Culverton Smith, un hombre millonario, el cual, Sherlock se había obsecionado con él en los últimos días.

- ¿Qué fotos? – pregunto Sherlock desesperado.

- Están por todas partes- dijo Alline entrando a la sala.

- ¿Estas fotos? – pregunto con sarcasmo Sherlock, algo que Alline realmente se lamentó en preguntar-. ¿Ustedes también las ven? Que bien.

Sherlock empezó a ver a todos lados, Alline realmente se estaba asustando, preguntándose porque no había enviado a Sherlock a rehabilitación.

- ¡Una taza de té! – grito desesperado Sherlock, se acercó a la cocina en donde vieron que la señora Hudson temblaba con la taza en sus manos-. ¡Por el amor de Dios! ¿Qué le pasa? ¿Le está dando un terremoto? – Sherlock empezó a sacudirse imitando de alguna manera a la señora Hudson.

La señora Hudson soltó la taza de té que tenía en la mano, Alline agarró una pistola que se encontraba en el escritorio rápidamente, para cuando Sherlock reaccionará él estaría atrapado entre ella y la señora Hudson, ya que Sherlock dejo la pistola sobre la mesa para poder agarrar la taza de té, de inmediatamente, la señora Hudson agarró la pistola en el instante.

- Muy bien caballero- dijo la señora Hudson una vez que estaba incorporado nuevamente-. Necesito tus esposas.

- No se preocupe señora Hudson- comento Alline mientras revolvía nuevamente el escritorio hasta encontrarlas, haciendo que se acercara rápidamente.

- ¡Espabila! – dijo la señora Hudson mientras Alline le ponía las esposas a Sherlock como lo hacía cuando trabajaba en Scotland Yard-. No eres mi primer yonqui, Sherlock Holmes.

(Nota de la autora: Bueno, se que los he tenido un poquito abandonados en el último mes, pero he estado como loca haciendo y deshaciendo cosas, espero que el capítulo de hoy les haya gustado mucho.

Ahora, debido a que ya casi me alcanzan y se me están acabando los capítulos que ya he escrito espero que me deban un poco más de paciencia para subir, aparte de que en estos momento estoy leyendo Sherlock Holmes, quiero que el último capítulo sea espectacular para ustedes.

Por cuestiones personales, no podré publicar las siguientes tres semanas, espero que entiendan y sean comprensivos, así como espero, que tenga más capítulos para ese entonces, les daré un maratón de cinco capítulos por todos los capítulos que no he logrado subir.

Gracias por su comprensión, AprilHdzzTennant afuera.)

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora