Caso 8: El signo de Tres. Capítulo 6: Resolviendo dos casos

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- Damas y caballeros- dijo Sherlock terminando su discurso haciendo que todos se levantaran de su asiento junto con sus copas-, por favor levanten sus copas y pónganse de pie. Hoy empieza las aventuras de Marian Jeyne Watson y John Hamish Watson. Las dos razones por las que todos nosotros estamos...

En ese Alline se dio cuenta que Sherlock se había detenido al momento en que le sacaron la foto. Ella conocía la mirada, había encontrado algo en su palacio mental. Vio cómo soltaba la copa de su mano, trato de ver a John y a Marian, pero se dio cuenta que estaban sumergidos en su felicidad.

- El hombre Efemeróptero está... aquí hoy- pensó Sherlock en voz alta viendo al piso-. Lo siento. Yo...

- ¿Otra copa, señor? – pregunto el mesero.

- Gracias. Sí, gracias. Sí- Alline vio la mirada de Sherlock-. ¿En qué estábamos? Sí. Levanten sus copas y pónganse de pie- todos hicieron lo que dijo-. Muy bien. Gracias. Vuélvanse a sentar- todo el mundo se sentó menos él, dejando la copa en la mesa-. Damas y caballeros, aconsejan no alargar un bien discurso. Terminarlo pronto, dejarlos riendo. Un consejo sabio que intentaré recordar, pero por ahora- Sherlock tomo impulso para saltar la mesa-, parte dos. La parte dos tienen más acción. Voy a caminar a su alrededor, animar un poco las cosas. ¿Quién asiste a una boda? ¿Quién se toma grandes molestias para asistir a una boda? Bueno, todos. Las bodas son geniales- aplaudió, haciendo que Alline lo viera más extraño-, las adoro. En especial mi boda.

- ¿Qué hace? – preguntó una de las damas que se encontraban del lado de Marian.

- Algo anda mal- respondió la novia.

- John también es genial- interrumpió Sherlock emocionado-. No lo he dicho lo suficiente, apenas un poco. Podría hablar toda la noche sobre la profundidad y complejidad de sus suéteres, Marian sabe que tengo razón, y sabe cocinar- Sherlock veía a todos, sabía que los estaba analizando-. Hace una cosa, una cosa con guisantes. Una vez. Quizá no fueron guisantes, ni él. Pero tiene una gran voz para cantar o alguien la tiene. Demasiados- empezó a dar vueltas en el mismo lugar-, demasiados, ¡demasiados! – dijo Sherlock frustrado, pero se tranquilizó en el instante-. Perdón, demasiadas bromas sobre John. Ahora... - John, Marian y Alline se le quedaron viendo fijamente, esperando a que diera a alguna señal para entrar en acción-. ¿En qué estaba? Sí. Discurso. Discurso. Hablemos de... asesinato- Alline sólo cerro los ojos, eran sus episodios en el que no sabía si estaba en su palacio mental o en la vida real-. Perdón. ¿Dije eso? Quise decir matrimonio. Pero, bueno, son procedimientos similares, si lo piensan. Los involucrados suelen conocerse y todo termina cuando uno muere. Siendo justos, matar es más rápido. Clarisse- dijo el nombre de la novia de Lestrade al azar señalando a otra persona al azar-, ¿qué hay de él? ¿Es sexy? Su novia está usando bragas nuevas e incómodas, pero no le quito el hilo a su saco, ni la mancha de su cuello. Se irá solo a casa. También adora los cómics. Siempre son agradecidos, dedican mucho tiempo. Jeff, al de caballeros- Alline se fijó que uno de sus manos estaba en la espalda, algo raro en él-, tú y tu novia tienen que hablar en el jardín de algo importante.

- Greg- le corrigió Lestrade.

- A los jardines, por favor.

- ¿Por? – comentó la pareja al mismo tiempo.

- No sé, Clarisse tiene algo importante que decir- señalo con su cabeza, en eso le llego un mensaje a Lestrade.

- Ya que lo recuerdo- dijo Clarisse saliendo con Lestrade.

- ¿Será posible que termines tu discurso? -comentó John-. Falta cortar el pastel.

- Damas y caballeros- continuo Sherlock-, no soporta que tenga la oportunidad de hablar. Camafeos de Vaticano.

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora