Caso 5: Los sabuesos de Baskerville. Capítulo 11: Los últimos detalles

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Fueron nuevamente con Stapleton. Ni Alline, ni John sabían que estaban haciendo exactamente ahí. Una duda surgía después de otra. Cada vez el caso tenía menos sentido que minutos anteriores, así lo convertían en algo más confuso.

-      ¿Otra vez aquí? – decía algo enojada la científica-. ¿Qué tienen en mente está vez?

-      Homicidio, doctora Stapleton. Un refinado homicidio a sangre fría.

En eso Sherlock apago las luces del laboratorio, el conejo que se encontraba arriba de la mesa, empezó a salir una luz verde fosforescente. Alline se sorprendió como a pesar de que le había dado poca importancia al caso de la niña que le había pedido a Sherlock sobre su investigación, pero que al final fue igual de importante como la de un adulto le hubiera pedido ayuda. Sherlock volvió a prender la luz, la científica no se veía nada feliz con lo que los tres habían descubierto.

-      ¿Le dirá a la Kirsty que le paso a Bluebell o debo de hacerlo yo?

-      Muy bien- decía algo incomoda-. ¿Qué quieren?

-      ¿Puede prestarme su microspcopio?

Stapleton llevo a los tres a su laboratorio. Sherlock empezó a buscar algo diferente, de diferentes cosas que llevaba. Anotaba en una libreta que le había prestado la mamá de Kirsty para anotar los posibles resultados y descartando lo demás. Estuvieron en silencio en un gran rato, pues nadie podía interrumpir en esos momentos, en el que Sherlock se perdía en su mente, buscando los resultados.

-      ¿Seguros que están bien? – pregunto Stapleton a Alline, quien no lo dejaba de ver-. Se ven muy pálidos.

-      No, estamos bien- contesto John por los dos.

-      Fue el gen fluorescente de una medusa, si les interesa- dijo Sherlock.

-      ¿Qué?

-      Lo de los conejos.

-      Sí, claro.

-      Aequorea victoria, por si les interesa saber.

-      ¿Por qué?

-      ¿Por qué no? – pregunto de forma indiferente la científica-. No hacemos esas preguntas aquí. No está hecho. De todos modos, fue una confusión. Mi hija termino con uno de los especímenes del laboratorio, así que el pobre de Bluebell tuvo que irse.

-      Su compasión es abrumadora.

-      Lo sé. A veces me odio.

-      Cuéntame entonces. Confié en mí, soy médico. ¿Qué más esconden aquí?

-      Cualquier cosa que se imagine aquí. Probablemente a esté haciendo en algún sitio- John sonrió incrédulo-. Claro que sí.

-      ¿Clonación?

-      Sí, por supuesto. ¿Recuerda a la oveja Dolly?

-      ¿Clonación humana?

-      ¿Por qué no?

-      ¿Qué tal animales? No ovejas. Animales grandes.

-      El tamaño no es un problema en absoluto. Los únicos límites son la ética y la ley. Y ambas pueden ser muy flexibles. Pero no aquí, no en Baskerville.

Sherlock se desesperó al no encontrar una respuesta, así que aventó un objeto en contra de la pared. Parecía muy desesperado.

-      ¡No está aquí! – empezó a caminar de un lado a otro-. ¡Cielos! ¡No tiene sentido!

-      Sherlock- dijo finalmente Alline después de un largo tiempo.

-      ¿Qué esperaba encontrar? – intervino Stapleton.

-      Una droga, por supuesto. Tiene que ser una droga- Sherlock se sentó a lado de Alline-. Un alucinógeno o algo que cause delirios. No hay rastros de azúcar.

-      ¿Azúcar? – pregunto John.

-      Es un proceso de simple eliminación. Vi al sabueso tal como mi imaginación esperaba que lo viera. Un monstruo genéticamente alterado, sabía que no podía confiar en mis ojos, así que había 7 posibles razones, siendo el más probable el de narcótico. Henry Knight también lo vio, pero ustedes dos no. Ustedes no lo vieron. Comimos y bebimos exactamente lo mismo. Desde que llegamos a Grimpen. Excepto por una cosa. Tú, John no le pusiste azúcar a tú café, y Alline a veces le pones azúcar a tu café, a veces no, dependiendo del humor.

-      Entiendo. ¿Y qué?

-      Yo use el de la cocina de Henry, su azúcar. Está perfectamente bien.

-      Tal vez no sea una droga- dijo Alline, recordando que había usado esa mañana café del hotel.

-      No. Debe ser una droga- Sherlock suspiro algo desesperado, Alline iba a decir algo, pero no lo logro-. ¿Cómo entro a nuestros cuerpos? ¿Cómo? Tiene que haber algo. Algo... - empezó a mover la cabeza-. Alline sabía que él acaba de entrar a su palacio mental-. Algo... Algo enterrado bien escondido. Afuera.

-      ¿Qué? – pregunto Stapleton.

-      Salgan-. Respondio-. Necesito ingresar a mi palacio mental.

-      ¿Su qué?

-      No hablara demasiado, durante un buen rato- respondió Alline mientras caminaba hacia afuera, John la seguía-, será mejor que nos vayamos.

-      ¿SU qué? – volvió a preguntar Stapleton mientras los seguía.

-      Su "palacio mental". Es una especie de memoria, una especia de mapa mental. Se dibuja un mapa con ubicaciones, no es necesario que sea un mapa mental. No es necesario que sea un sitio real. Allí se deposita sus recuerdos. Teóricamente no se le olvida nada. Solo hay que encontrar el camino de regreso.

-      ¿Y está ubicación imaginaria puede ser cualquier cosa? ¿Una casa, una calle?

-      Sí.

-      Pero él dijo "palacio" – Alline se rio al ver que la reacción de la mujer era la misma, como cuando el día que se lo explico Sherlock-. dijo que era un palacio.

-      Sí, ¿por qué no?

Los tres salieron del laboratorio para dejar tranquilo a Sherlock, para que pudiera pensar en la respuesta que estaba buscando.

(Nota de la autora: Bueno son dos noticias. La primera se los deje en el último capítulo de Here we go , es una buena/mala noticia, ahí les explicó el porqué. La segunda es una buena noticia, ya que subiré capítulo especial el miércoles, ¿de qué quieren que hable Alline, escucho opiniones. Espero que les haya gustado el capítulo y nos vemos pronto.)

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora