Caso 13: El problema final. Capítulo 1: Eurus Holmes

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Los tres se encontraban en sus respectivos lugares mientras Mycroft se encontraba parado al lado de la silla de clientes que iban a Baker Street. El silencio inundaba la estancia, haciendo que los tres observaran a Mycroft, al igual que la señora Hudson, que se encontraba recargada en el marco de la puerta. Las dos mujeres estaban disfrutando cada instante que pasaba.

- Tienes que sentarte en la silla- le dijo la señora Hudson-. No te hablarán si no se sienta, son las reglas.

- ¡No soy un cliente!

- Entonces, fuera de aquí...- respondió Sherlock.

Mycroft miro a los tres. Se sentó en la silla rendido de aquella petición, aceptando las condiciones de aquel trio. Alline solo sonrió, en su interior no quería creer que su cuñado se había convertido en su cliente en contra de su voluntad.

- No ira a quedarse, ahí, ¿no?- preguntó Mycroft.

- ¿Desea una taza de té?- preguntó la señora Hudson.

- Gracias.

- La tetera esta por ahí- señaló la señora Hudson hacia lo cocina.

- Ni pienses que te voy a servir el té- dijo Alline al ver que Mycroft se fijaba en ella.

- ¿Y ahora qué?- preguntó Mycroft viendo a Sherlock-. ¿Vas hacer deducciones?

- Vas a decirme la verdad, Mycroft. Pura y simplemente.

- ¿Quién dijo: "La verdad raramente es pura y nunca simple"?

- No lo se, ni me importa- empezó a hablar Sherlock-. Así que éramos tres, eso ya lo he sabido. Tú, yo y Eurus. Una hermana a la que no recuerdo. Un nombre interesante, Eurus. Griego, ¿verdad?

- Litaralmente, la diosa del viento del este- contesto John viendo sus notas.

- Sí- respondió Mycroft.

- Viene el viento del este, Sherlock- repitió las palabras de su hermano-. Lo usabas para asustarme.

- No.

- Convertiste a mi hermana en un cuento de fantasmas.

- Claro que no. Te vigilaba.

- ¿Tú qué?- preguntó Alline confundida.

- Los recuerdos pueden volver. Las heridas reabrirse. Nuestros caminos ocultos esconden demonios. Y los tuyos han esperado mucho tiempo- Mycroft miro a Sherlock-. Nunca abuse de ti. Utilizaba, en discretos, intervalos, estímulos potenciales que me indicaban tu estado mental. Estaba cuidando de ti.

- ¿Por qué no la recuerdo?- pregunto Sherlock desesperadamente.

- Es un asunto privado.

- John se queda. Alline también, debido a que es de la familia en el instante que se caso conmigo.

- ¡Son cosas de familia!- susurró Mycroft desesperado.

- ¡Por eso se quedan!

- Sherlock- lo llamó la pelirroja para que se tranquilizará-. Creo que lo mejor sería que John y yo hagamos las preguntas.

La estancia se lleno de un silencio. Mycroft le daba una mirada amenazante a su hermano. Alline puso su mano en el hombro de Sherlock para que se pudiera tranquilizar. John solo observaba incómodamente aquella escena.

- Así que había tres niños Holmes- comento John listo para escribir los datos importantes-. ¿Con que diferencia de edad?

- Siete años entre Sherlock y yo, un año entre Sherlock y Eurus.

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora