Caso 7: La carroza fúnebre vacía. Capítulo 8: Desactivando bombas

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Fueron a toda prisa al metro, que, para su fortuna, había poca gente en esa hora. Caminaron con mucha discreción. Alline solo esperaba que Sherlock estuviera seguro de lo que estaba haciendo. Entraron como cualquier persona que usaría el metro.

- ¿Así que hay una bomba? – preguntó John-. ¿El vagón subterráneo lleva una bomba?

- Debe ser- respondió Sherlock.

- Bien- intervino Alline.

John sacó su celular para poder hablar con la policía y advertirles sobre la amenaza de bomba. Alline solo sonrío al ver cómo John buscaba el número de la policía, sin decirle nada a Sherlock.

- ¿Qué estás haciendo? – preguntó Sherlock.

- Llamó a la policía- respondió John.

- ¿Qué? ¡No! – dijo enojado.

- Sherlock, esto no es un juego. Deben evacuar el Parlamento.

- Sherlock piensa que se entrometerán cómo siempre- dijo Alline con una sonrisa.

- Esto es más limpio y eficiente- terminó Sherlock la frase.

Sherlock se acercó a una entrada de los ductos de aire, sacó de su abrigo una de sus instrumentos que usaba en los casos. Paso la brocha rápidamente, haciendo que abriera.

- ¿E ilegal? – preguntó John

- Un poco- dijo emocionada Alline.

- ¿Esté es el ejemplo que les quieres dar a tus hijos?

- Mis hijos no están aquí, John.

Sherlock abrió la puerta, dejando pasar a Alline y a John. Sherlock cerró la puerta y empezaron a caminar. Cuando vieron que la luz empezaba a faltar, los tres encendieron sus lámparas para continuar su camino. Se escuchó como John sacaba su celular.

- ¿Qué estás haciendo? – preguntó Sherlock tranquilamente.

- Ya voy – respondió John.

- ¿Dos hijos? – preguntó Sherlock para poder hablar con Alline.

- Sí.

- ¿Cuáles son sus nombres?

- William y Michelle.

- ¿Quién es el padre? – preguntó Sherlock nervioso ante la respuesta.

- Creí que ya lo habías deducido- respondió Alline-. Es más que obvio que son de Greg.

- ¿Graham?

- Sherlock, tuve que seguir adelante. No iba a pasar el resto de mis días llorando tu muerte hasta no saber nada del mundo.

Alline aceleró el paso para no poder continuar con la conversación, cosa que dejo claro para Sherlock. Llegaron a unas escaleras, empezaron a bajar, guiados por Sherlock. ninguno de los tres tenías ganas de platicar, esto hizo que fuera más largo el camino a la estación. Después de un largo camino, llegaron a la estación, que estaba completamente vacía. Los tres alumbraron por varias partes, pero no encontraban nada.

- No entiendo- dijo Sherlock.

- Bueno- contestó Alline-, eso es algo.

- No puede estar en otro lugar.

Alline y John buscaron nuevamente el vagón con las lámparas o algún indicio de ella, pero no había nada fuera de lo normal. Alline iba a preguntarle algo a Sherlock, pero se dio cuenta que estaba adentro de su palacio mental. En eso abrió los ojos y empezó a correr a los rieles, Alline y John se vieron por un momento y lo siguieron sin decir una sola palabra.

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora