Caso 3: El gran juego. Capítulo 9: La pintura falsa.

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Al día siguiente, muy temprano, decidieron ir de nuevo a la Galería los cuatro, junto con Lestrade, para encontrar alguna pista sobre la pintura falsa.

- Tiene que ser falso- decía convencido Sherlock.

- Ha sido sometido a todas las pruebas - decía la encargada mientras Sherlock buscaba en su celular.

- Es una buena falsificación- decía molesto Sherlock-. Usted está en esto, ¿cierto?

- Inspector, que absurdo. ¿Podría retirarse junto con sus amigos? - en ese momento sonó el celular rosa.

- La pintura es falsa- contesto Sherlock, poniendo el altavoz, antes de que alguien dijera algo-. Por eso mataron a Woodbridge y Cairms. Probarle es sólo cuestión de detalles. Es una falsificación. Lo descifre- nadie contestaba en el otro lado del teléfono-. Lo mataron porque el cuadro es falso- seguían sin contestar, Alline, Marian, Lestrade y John se quedaron viendo entre ellos, esperando que algo sorprendente pasara-. Está bien, te lo demostraré. ¿Podrías darme tiempo?

- Diez- contestó la voz de un niño mientras Sherlock veía la pintura.

- Es un niño- dijo horrorizada Alline-. Oh por dios. Es un niño.

- ¿Qué dijo? - pregunto John.

- Diez- contesto Marian, lo cual dejo a todos sorprendidos-. Es una cuenta regresiva.

- Nueve- vuelve a decir el niño.

- Por dios- dijo Lestrade.

- ¿Cómo puedo demostrarlo? - decía nervioso Sherlock.

- Ocho.

- El niño morirá- dijo Alline desesperada a la señorita Wenceslas.

- ¡Dígame por qué es falso! - dijo enojado Sherlock.

- Siete.

- No. Debo de descifrarlo yo solo- se acercó a la pintura para ver detalladamente. Es algo elemental.

- Seis- todos empezaron a caminar alrededor.

- ¿Cómo? - seguía preguntándose Sherlock-. ¿Cómo lo supo Woodbridge?

- Cinco.

- Sherlock- dijo John esta vez.

- Cuatro.

- El planetario- empezó a explicar-. ¡Qué maravillosa! ¡Qué hermoso!

- Tres.

- ¿Qué es hermoso? - pregunto Alline.

- Esto es hermoso. Me encanta.

- Dos.

- ¡Sherlock! - grita Lestrade.

- La supernova Van Buren- grita Sherlock.

- Por favor. ¿Hay alguien ahí? - decía el niño asustado-. Que alguien me ayude.

- Tome. Averigüe dónde debe buscarlo- le dijo Sherlock a Lestrade mientras le entregaba el celular.

- ¿Cómo sabias que era falsa? - pregunto Alline.

- La supernova Van Buren- señala Sherlock al cielo de la pintura-. Una estrella que apareció en el cielo en 1858.

- ¿Cómo podría haber sido pintada en la década de 1640? - preguntó John a la señorita Wesceslas.

En eso John recibió un mensaje, Alline decidió seguir a Sherlock, que había alcanzado a Lestrade. Quería abrazarlo, porque había salvado a varias personas, pero más específicamente, que hubiera salvado aquel pequeño que estaba asustado. Decidieron ir a Scotland Yard, llevándose arrestada a la señorita Wenceslas, Alline se metió con Sherlock, Lestrade y la señorita Wenceslas, adentro de la oficina de Lestrade.

- Que interesante- decía Sherlock mientras pensaba en voz alta-. Un papel bohemio, un asesino con nombre de leyenda de Praga y usted, señorita Wenceslas.

- Todo este caso tiene un claro tono checo- concluyo Marian.

- ¿Es ese el eje? - preguntó Sherlock-. ¿Qué enfrentamos, inspector?

- Conspiración criminal- empieza a enumerar Lestrade-, fraude, complicidad para comenzar. Asesinato de la anciana. Las víctimas...

- Yo no sabía nada- dijo desesperada la mujer, la pelirroja se le queda viendo a Lestrade y luego a Sherlock-. Nada de eso. Créanme, por favor. Yo solo quería mi parte. Los 30 millones. Hallé un viejo en Argentina. Es un verdadero genio. Una técnica impecable. Podría engañar a cualquiera- en eso la señorita Wenceslas se le quedo viendo a Sherlock-. A casi cualquiera. Pero no sabía cómo probar que la pintura era genuina. Fue sólo una idea. Fue una chispa que él avivo.

- ¿Quién? - pregunto Alline.

- No lo sé- Lestrade se empezó a reír, pero la mujer se veía molesta-. ¡Es la verdad! Tomó tiempo, pero terminaron poniéndome en contacto con gente. Su gente- en eso Sherlock empezó a escuchar detenidamente-. Jamás hubo un contacto real. Solo mensajes... murmullos.

- ¿Esos murmullos tenían nombre? - preguntó Sherlock.

Todos se quedaron en silencio, esperando que dijera algo, la señorita Wenceslas solo asintió con la cabeza y como si tuviera miedo de mencionar aquel nombre, los tres se quedaron viendo esperando la respuesta a las dudas que tenían.

- Moriarty- contestó con miedo.

Alline se quedó pasmada, otra vez ese nombre, pero de repente sintió que ya había escuchado ese nombre anteriormente, no en los casos, sino más atrás, cuando era niña, pero no pudo recordar en dónde había escuchado el nombre de Moriarty.

En eso Sherlock sacó una ligero sonrisa de su boca, porque se dio cuenta que pronto estaría más cerca de Moriarty.
(Nota de la autora: Gracias por los 3.5 k views, son lo máximo. Nos vemos el lunes)

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora