Caso 10: La novia abominable. Capítulo 5: Holmes y Watson

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La carroza se movía mientras los caballos tiraban de ella. En el interior se encontraban dos mujeres platicando cómodamente mientras se dirigían al club Diógenes. Sabía que John se había ido a Baker Street y que Sherlock jamás se daría cuenta de su ausencia, o por lo menos eso pensaba.

- Quiero comer un pay de manzana- dijo Alline viendo a la ventana.

- Que sombrero tan ridículo- comento Marian haciendo que Alline sonriera-. ¿Por qué tengo que usarlo?

- No sé, ¿sociedad inglesa? – pregunto no muy segura de su respuesta-. No lo sé, nunca pregunte. Supongo que por educación. ¿Qué tal un strudel de manzana? En serio se me antojo. Aunque no crea que sea conveniente o tal vez sí.

- ¿Por qué no? – Marian se le quedo viendo fijamente.

- Me he sentido un poco mal en las mañanas.

- Embarazo- Alline se rio al escuchar la respuesta, necesitaba que alguien se lo confirmara.

- Otro Holmes- murmuró.

- Sí.

- No sé cómo se lo tomaría Sherlock.

- Bien.

- Somos felices con nuestros hijos, pero no hemos hablado de tener un tercer bebé.

- A veces solo pasa.

- Al único que hemos planeado ha sido a William. Y eso porque mi papá creía que Sherlock era infértil. Nos tardamos tres años en tener a William. Era incomodo hacerlo por obligación y sin contar que no era muy divertido.

- ¿Qué pasa si me quito el sombrero? – Alline solo encogió los hombros-. Tengo calor con este sombrero y estos guantes.

- Hemos llegado- la carroza se detuvo.

Ambas bajaron mientras Marian veía a su alrededor insegura de que fuese una buena idea. Entraron y Alline hablo con el mayordomo de Mycroft con señas. Llegaron en el salón donde se encontraba con muchos platillos, a decir verdad, Alline creía que era la hora de la comida.

- Mi hermanito ha aceptado el caso, por supuesto- dijo Mycorft cuando las dos mujeres se encontraban adentro-. Ahora confió en ustedes para supervisar el resto. Pero él nunca debe de sospechar que ustedes trabajan para mí. ¿Ha quedado claro, Watson y Holmes?

- Puede confiar en nosotras, Mycroft- respondió con una sonrisa.

- ¿Cuánto ha subido? – pregunto Alline.

- Tres años.

- Ese pay y voy por dos años y media, tres horas- respondió Alline.

- Trato hecho, señora Holmes- Alline y Marian empezaron a caminar-. Por cierto, felicite a mi hermano por su nuevo hijo.

Alline salió de ahí esperando en hacer lo correcto por todos. Recordó aquella victoria contra Irene Adler hacia unos pocos años atrás, tuvo que recurrir con Mycroft porque no sabía qué hacer y no quería dar un paso en falso.

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora