Caso 6: La caída de Reichenbach. Capítulo 8: Secuestro

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Al dia siguiente, Lestrade y Donovan les traía un caso. John regresaba de dar su paseo cuando llego un albañil, para arreglar una parte del piso.

- Sherlock algo raro... ¿Qué ocurre? – dijo una vez que estaba en el piso.

- Un secuestro- contesto Sherlock.

- Rufus Bruhl- comento Alline-. Embajador de Estados Unidos.

- Está en Washinton, ¿cierto? – pregunto John.

- Él no- aclaró Lestrade-, sus hijos. Max y Claudette de siete y nueve años. Están en el Saint Aldates.

- Es un internado de lujo en Surray- dijo Donovan.

- Terminaron las clases, los pupilos volvieron a sus casas. Algunos niños se quedaron, incluidos ellos dos.

- Los chicos desaparecieron.

- El embajador te pidió en persona- dijo Lestrade a Sherlock.

- El héroe de Reichenbach- Alline vio molesta su antigua compañera, pues ella era la primera en atacar sin conocerlo.

Los tres salieron del departamento, Alline agarro su bolsa en busca de chocolate. Ya se había hecho rutinario comer chocolate antes de salir. Últimamente comía más de lo normal, pero no le dio importancia, pues ella sentía que a lo mejor era la presión o los nervios por la boda.

Fueron a Saint Aldates, que estaba a un poco de lejos de su casa. Llegaron en el coche de Lestrade, Alline solo se dedico a ver por la ventana las calles de Inglaterra y partes de Oxford. Cerro su puño, recordando la noche anterior, había tenido una discusión con su mamá. Sherlock al ver esto le agarra la mano.

- Peleaste de nuevo con tu mamá- dijo él, Alline solo se limitaba a ver el paisaje, sabia que iba a seguir de todos modos-. No fue cualquier tema, sino "el" tema. Por tus gritos en francés, eran sobre Moriarty, al parecer regreso a Bristol. ¿Qué le dijo?...

- Le dijo que te casarías conmigo solo por conveniencia, que en realidad no me amas y que Moriarty es una mejor opción para mí. Me trato de convencer de que- se le salieron unas lágrimas- de que cancelara la boda. Le dije que me amas demasiado, que no eres capaz de hacer algo así, porque me lo has demostrado muchas veces.

Alline se acerco para besar a Sherlock, se perdió por unos segundos en sus ojos azules.

- Te amo. No importa a donde vayas, donde estés o quien seas, estaré contigo hasta el final.

Se fundieron en un tierno beso, que Lestrade vio desde su asiento de conductor. Si sintió mal por dejarla ir, por todos los momentos que pudo haber tenido con ella y también, en vez de ser la futura señora Holmes, ella pudo haber sido la futura señora Lestrade, se lamentó de no planear una vida con ella y muchas cosas más de las que se arrepentía.

Llegaron al colegio, estacionaron el coche cerca de la entrada y bajaron. Alline le agarro la mano a Sherlock, pues era la única persona con la que se sentía segura.

- La señorita Mackenzie, la ama de llaves- se acercaron a una mujer, que le habían puesto su cobija en la espalda-. Tratala bien.

- Yo me encargo Greg- le contesto con una sonrisa.

- Señorita Mackenzie- empezó a decir Sherlock -, está a cargo del cuidado de los alumnos y sin embargo ayer dejo abierto la propiedad. ¿Es idiota, ebria o delincuente? ¡Vamos, dígamelos!

- Sherlock- lo regaño Alline, en eso Sherlock le quito la cobija que tenía.

- Las cerraduras y pasadores de puertas y ventanas estaban bien cerrados. Nadie, ni siquiera yo, fue anoche a sus habitaciones. ¡Tiene que creerme!

El sociópata y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora