Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]

Capítulo 10

No tiene mensajes nuevos

- ¿Hola? ¡Te estoy hablando!- Lisa me quita el teléfono de las manos y lo tira sobre la cama. Yo suelto una maldición que para ella es como si oyera llover. A veces la confianza da asco.

- ¡Te estoy escuchando! - le reprocho.

- No, no es verdad.- yo pongo los ojos en blanco y me dejo caer en mi cama. Ella se sienta en el respaldo y estira las piernas a mi lado. Claro que no la estoy escuchando...¿quién querría pasarse dos horas oyendo hablar de lo bueno que está mi hermano? Solo de pensar en mi mejor amiga con Ben me entran ganas de vomitar.

Durante unos minutos ninguna de las dos dice nada. A veces nos pasa: ponemos algún disco de Coldplay o One Republic y nos quedamos calladas, escuchándolo. Hasta que cambia la canción y una de las dos vuelve a la realidad.

- ¿Por qué miras tanto el teléfono?- su tono de voz reflejaba curiosidad, e incluso un poco de preocupación, pero todo rastro de enfado ha desaparecido.

- No lo estoy mirando.- Desvío la mirada, incómoda. Lisa suelta una risita por lo bajo.

- ¿No? Entonces, ¿por qué estás tan nerviosa?- hace un gesto señalando mi pie, y me doy cuenta de que yo misma me he delatado. En algún momento me he puesto a moverlo en círculos, síntoma de que estoy nerviosa. Cuando lo estoy, no consigo estarme quieta.- ¿Me parece a mí o te estás haciendo muy amiguita de tu chico misterioso?

- La otra noche soñé con Robert.- lo suelto de golpe, a la vez que me incorporo. Sé que esto no desviará la atención del tema del idiota por mucho tiempo, pero necesito hablarlo con ella.

- ¿Qué tipo de sueño?- pregunta, levantando una ceja.

- No seas imbécil.- suelto un bufido, pero no puedo evitar reírme. Idiota.- Estaba recordando el día de nuestro supuesto "mesaversario". Ya sabes, cuando todo se fue a la mierda.

Pensaba que me iba a soltar un sermón sobre ignorar a los príncipes rana y blablabá, pero en lugar de eso su expresión se entristece y me toma de la mano. No estoy acostumbrada a esta Lisa, y me da un poco de pánico conocerla.

- ¿Estás bien? No ha pasado ni un mes desde lo de Rob.

- Sí...- respondo, después de pensarlo. Después arrastro el móvil con el pie y estiro el brazo para alcanzarlo. Sigo sin tener mensajes.- Es mucho más fácil sobrellevarlo si nunca hablo de ello. Hice todo lo que me dijiste.- añado.- Le bloqueé de todas mis redes sociales, y le pedí a mi hermano que lo mantuviera alejado de mí. Así es más sencillo.

- Bien hecho.- asiente. Todavía parece triste.- Pero esto es solo por un tiempo. Luego tendrás que hablar con él y zanjar el tema, ¿vale?

Asiento, muy poco convencida. Lo único que tengo claro es que mis sentimientos por Rob están mucho mejor dentro de mí, encerrados bajo llave en lo más profundo de mi ser.

- Chicas, ya han llegado las pizzas.- la cara de Evan se asoma por la puerta, un tanto avergonzado. No sé qué historias les habrá contado mi hermano, pero tanto él como Sam parece que tienen miedo a dirigirme la palabra sin que les estalle un jarrón en la cabeza. Sacudo la cabeza, intentando alejar esa imagen de mi cabeza.

- Ahora bajamos, gracias por avisar.- Evan asiente y desaparece, contento de haber salido ileso de la experiencia.

- ¿Soy yo o esos dos te tienen miedo?- Comenta mi amiga, divertida. Yo la miro con mala cara y le doy un empujón que casi la tira de la cama.

- ¿Estás loca? ¡Si soy adorable!