Capítulo 29

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- Voy a matar a ese tío.- dice Ben, después de golpear el volante con furia.
No sé en qué momento he caído en un estado entre el sueño y la vigilia. Sam ha estado a mi lado, rodeándome con un brazo y trazando con el pulgar pequeños círculos en mi hombro hasta que me he tranquilizado un poco.
- ¿Por qué a Sebastian?- pregunta Sam en voz baja, creyéndome dormida.- Lisa...
- Veía cómo la trataba, ¿vale? Se le notaba interesado. Y ella...sabían lo de Robert, joder. No se juega con alguien vulnerable.
- Pobre chica…- dice Evan, compadeciéndose de mí. Tengo que esforzarme por no romper a llorar otra vez.- Pero lo de Lisa sí que no me lo esperaba. Parecía tan obsesionada contigo...
- Sí.- responde mi hermano, cortante. Siempre nos estamos peleando, pero cuando se pone así no sé cómo sentirme al respecto.- ¿Sigue durmiendo?
- Sí.- le responde Sam.- Si quieres puedo llevarla a su cuarto.
- Yo te ayudo.- añade Evan.- Ben, tú deberías tranquilizarte. Vamos a dejarla y luego vamos a dar una vuelta. No te conviene estar así.

Lo siguiente que recuerdo son unos brazos levantándome en volandas y el seguro tacto de las mantas de mi dormitorio. Eso es lo que necesito: oscuridad, y  tiempo para pensar. Hasta que no tenga más remedio que levantarme.
***
Abro los ojos unas horas más tarde, con un rayo de sol que me da en toda la cara. He dormido hecha una bola y me duele muchísimo la espalda, por no hablar de que la cabeza me está a punto de estallar. Tengo el teléfono a rebosar de mensajes, pero me da miedo leerlos. Ignoro los de Sebastian y los de Lisa, y contesto varios mensajes de mis amigos preguntándome si me encuentro mejor. Pero seamos realistas: solo hay uno que me interesa realmente.

Idiota: Por Dios, Melanie. Dime que estás bien.
Melanie: No será por ti...ayer tuve una mala noche, y no estuviste ahí.
Idiota: ¿Una mala noche? ¿Qué pasó?
Melanie: No quiero hablar de ello ahora.
Idiota: Por favor…

Tardo más de un minuto en contestar cuando me doy cuenta de algo. ¿De verdad estoy enfadada con él por no responder a mis mensajes? ¿Con un desconocido? Me siento como una novia celosa, y no me gusta nada.

Idiota: Lo siento, de verdad. Me hubiera gustado estar aquí para ti.
Melanie: Olvídalo...en realidad no me debes nada.
Idiota: Tendría que haber estado ahí, contigo. Pero tuve miedo.
Melanie: ¿Miedo? ¿De qué?
Idiota: De ti. De que me conozcas, de que te des cuenta de que soy un idiota de verdad.
Melanie: No digas eso…

Justo en ese momento suena el timbre. Me asomo por la ventana y lanzo una maldición al ver que es Harry. Todavía llevo puesta la ropa de anoche y estoy hecha un desastre. Lo último que quiero ahora es una visita inesperada. Me pongo una chaqueta y me arreglo el pelo como puedo, en un intento fallido de estar más presentable. Justo cuando me estoy poniendo los zapatos Ben toca a la puerta.
- ¿Cómo estás, Mel?- me pregunta, con un tono cauteloso en la voz. Es la primera vez que es tan amable conmigo, e incluso conociendo sus motivos me resulta tremendamente chocante.
- Como si me hubiera atropellado una apisonadora.- le digo, mientras me estiro. Ben sonríe, un poco aliviado. Mejor que te duela el cuerpo que no el corazón, ¿no?
- Hay un chico esperándote abajo. ¿Prefieres que le mande a volar?
- No, no. Ahora bajo.- le contesto, aunque es lo último que me apetece. Igualmente se lo debo, ya que ayer todos le trataron como el último mono. Incluída yo.

Termino de arreglarme y salgo al jardín, rezando para no parecer tan zombie como en realidad me siento. Él, por el contrario, no parece haber sufrido las consecuencias de anoche: lleva una ropa diferente, y tiene el pelo todavía húmedo de la ducha. No como yo, que parece que me he caído de un tejado.
- Hey.- empiezo yo, tan elocuente como siempre.
- Estás...mejor.- me responde, incómodo.
- Si esto es mejor, no quiero saber cómo estaba anoche.- mi chiste es malo, pero al menos me ayuda a romper el hielo.- ¿Quieres pasar?
- Mejor no. Tú no has visto la cara que ha puesto tu hermano al verme.
- Tranquilo.- me río.- Solo estaba ensayando para cuando tenga a Sebastian delante.

Intento reírme, pero al momento me viene el recuerdo de Sebastian con Lisa. Aún no estoy lista ni para fingir que no me importa.
- ¿Te gusta?
- Gustaba. Ya no.
- Como te vi reaccionar así…
- Bueno, ya sabes cómo funciona. Los sentimientos no desaparecen de la noche a la mañana,  sin dejar huella.

Poco a poco Harry ha ido ganando distancia, hasta que nos encontramos apenas a unos centímetros. De repente me doy cuenta de que una lágrima cae por mi mejilla, y de que él me está acariciando el pómulo. Cierro los ojos, y decido que las cosas van a mejorar.
- Me gustaría pedirte perdón por cómo te traté anoche. ¿Me perdonas?

Le miro a los ojos, esperanzada. Está aquí por algo, ¿no? Pero no dice nada.
- Con una condición.- responde, al cabo de lo que a mí me parece una eternidad.- Que aceptes tener una cita conmigo.

Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora