- Ya hemos llegado.- dice Sam, rompiendo el silencio que nos ha acompañado todo el camino. Lo hace por decir algo, porque soy yo la que le he pedido que se pare aquí. Desde que ha regresado de hablar con Harry está muy callado, como si le hubiera comido la lengua un gato.
- ¿Me acompañas un rato? Hasta el final de la calle al menos.- podría decirle que tengo miedo de caminar sola por calles desiertas a estas horas, pero estaría mintiendo. Solo quiero tener una oportunidad más para hablar con él.
- Claro.- Sonríe, triste.- Pero si tu hermano nos ve...
- Nunca pasa por aquí.- le interrumpo, poniendo mi mano sobre su hombro.- Y si lo hiciera, le decimos que nos hemos cruzado por ahí...
- Tenemos que decírselo.- me dice él, mientras abre la puerta del coche. Yo espero que rodee el vehículo para bajarme de él, y ninguno de los dos dice nada mientras pone el seguro antirrobo. Sam empieza a caminar, pero yo le agarro por la muñeca para que se detenga.
- Ven conmigo.- él asiente y yo le llevo a un callejón que hay unos metros más atrás, menos visible desde la calle.- Mírame, Sam. Te conozco...¿qué ha pasado allí fuera? No pareces tú mismo.
- Nada, en realidad.- Sam desvía la mirada y yo me aparto un mechón de pelo de la cara, nerviosa. Él parece dudar, pero luego mete la mano en un bolsillo y saca una horquilla dorada que perdí hace unos días. Antes de que pueda decir nada, Sam me la coloca en el cabello con cuidado, retirándome el pelo de la cara.- Tendría que habértela devuelto en cuanto la encontré.
Sam va a retirar la mano, pero yo le agarro la suya para que no lo haga. Parece dudar, pero al final decide dejarla ahí.
- Tendré que perder otra entonces.
- Melanie, me gustas mucho. Muchísimo.- me dice, acercándose de repente. Parecía que nos separaban quilómetros, pero ahora está tan cerca que puedo sentir su respiración. Si inclinara la cabeza...
Al principio no digo nada. Dejo que sus palabras se deslicen por mi mente, rebotando por cada rincón de mi ser. Luego aparto mi mano de la suya y la pongo en su pecho. Quiero decirle lo que siento, pero no me resulta tan fácil como a él. A veces me gustaría saber elegir las palabras...
- Estoy segura de que te hubiera querido aunque no fueras el idiota.- le respondo al fin. No sé si es la confesión más adecuada, pero sí la que más resume todo lo que he sentido en estos meses: cómo empecé a sentir algo por un desconocido, lo bien que me sentía con Sam sin saber que era él...si no fuera porque ya estaba enamorada del idiota, me hubiera enamorado de él.
Espera.
Estoy enamorada de Sam.
Alzo los ojos, buscando los suyos. Le sonrío, entre tímida y asustada, y él me devuelve una mirada brillante. No sé qué le habrá dicho Harry, pero por un instante nada de eso importa. Estos días hemos estado tanteando el terreno, sin atrevernos a ponerle etiquetas a esta situación tan delicada. Pero no importa cuánto lo oculte, solo existe una realidad.
- ¿Me acabas de decir que me quieres? - me pregunta él, como si quisiera asegurarse de que lo ha entendido bien. Yo siento como me vuelvo infinitamente tímida, pero más allá de ese calor que recorre mis mejillas siento algo más, una emoción tan intensa que toma el control y que decide por mí. Me pongo de puntillas y le doy tierno beso en los labios. Sam se pega más a mí, tanto que ya no sé dónde empieza él y dónde acabo yo. Cuando me separo de él abre los ojos lentamente, como si todo hubiera sido un sueño. Exactamente como me siento yo.
- Lo que acabo de hacer es pedirte que salgas conmigo.
***
Cuando entro en casa tengo esa estúpida sonrisa pintada en la cara propia de las personas enamoradas. Después de que Sam aceptara (¿qué hubiera hecho si me hubiera dicho que no?) volvimos a besarnos y luego dimos varias vueltas a la manzana, intentando retrasar el momento de despedirnos. Una parte de mí sabía que aquella felicidad tan simple y genial solo duraría hasta que nos separáramos, porque luego nos daríamos cuenta de que si no hablábamos pronto con Ben la cosa se nos saldría de las manos. Y eso es exactamente lo que pasa. Cuando llego al salón y veo a mi hermano sentado en el sofá se me borra la sonrisa de la cara.
- Buenas noches.- dice él, con gesto serio. Por un momento pienso que me ha descubierto, pero enseguida descarto la idea. Está raro, pero no parece enfadado.- Mamá va a llegar tarde, acaba de llamar.
- ¿Y papá?
- Está en la cocina.
Parece que va a añadir algo más, pero sacude la cabeza y enciende la televisión. Me quedo ahí de pie unos instantes, queriéndome sentir culpable pero no pudiendo hacerlo. Mi teléfono suena varias veces, pero yo lo ignoro. Tan solo si se lo dijera ahora...todavía no es demasiado tarde.
- Ben, yo...- empiezo, pero me detengo con la frase a la mitad. Mi hermano levanta la cabeza, centrando toda su atención en mí. Le mantengo la mirada, pero me quedo muda. No puedo hacerlo.- Voy a la cocina a ver si papá necesita algo.
Cuando me marcho hacia la cocina, la culpa y el alivio se distribuyen a partes iguales. Decido que es un buen momento para leer los mensajes que he ignorado antes. Tengo varios mensajes de Lisa preguntándome qué tal me ha ido la tarde, y uno de Sally pidiéndome que la llame en cuanto pueda. Pero yo solo tengo ojos para uno.
Idiota: Yo también te quiero.
Y todas mis preocupaciones desaparecen, sin más.
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Hola, soy una zombie.
Me voy a hacer trabajos de clase :( (sí, más) ¡Hasta pronto!
PD: ¡Pronto empiezan los Wattys <3!
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Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]
JugendliteraturDespués de que le rompan el corazón, Melanie decide tomar las riendas de la situación y buscar por sí misma a un chico que valga la pena. ¡Ya está cansada de los príncipes azules que luego se convierten en ranas! *** Cuando Melanie publicó el anunci...