Capítulo 89

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Melanie: ¿Estás listo? Mis padres no creo que se molesten pero...Si nos ve mi hermano, nos mata a los dos.

Peter: ¿No me conoces? ¡Nací preparado!

Melanie: Claro que sí...tú déjate las palabrerías y no apagues el motor.

Peter: Nos vemos en cinco.

Sonrío ante este último comentario, recordando los viejos tiempos. Desde que somos críos, Peter y Lisa han sido mi refugio, pero no de la misma manera. Lisa era mi confidente, mi cofre de secretos. Era como mi diario personal, y confiaba en ella más que en mí misma. Pero a Peter no le interesaban los cotilleos, con él era otra cosa. Peter era mi vía de escape, mi compañero de aventuras. Mientras salgo de la casa de puntillas, no puedo evitar acordarme de nuestros primeros años de adolescencia, cuando me escapaba por la ventana. Las primeras veces nos pillaron en seguida, hasta que aprendí a encaramarme en una rama y bajaba por la casa del árbol. Desde ese día, Peter y yo nos hemos escapado decenas de veces. Nuestras escapadas eran inocentes: normalmente íbamos a dar una vuelta, o a mirar las estrellas. Nuestra máxima travesura era ir a un parque a jugar en los columpios. Pero nos sentíamos tan libres...hasta que empezamos a hacernos mayores y nos olvidamos de cómo soñar.

- Por poco te dejo aquí tirada.- bromea Pete cuando entro en el coche a hurtadillas.

- Tú calla y arranca.

Cuando ya estamos a casi un kilómetro de distancia, Peter acelera la marcha y ambos soltamos un grito liberador.

- ¡Dios, Melanie!- grita mi amigo de pronto.- Nunca deberíamos haber dejado de hacer esto.

- En realidad sí.- me río.- Pero lo necesitaba.

- ¿Planetario?- me pregunta, entusiasmado.

- Planetario.- le respondo sin dudarlo.

Tardamos veinte minutos en llegar. Obviamente no nos referimos a ningún planetario real, pero así lo llamamos desde niños y así se ha quedado. Peter aparca en un descampado y agarra la toalla que usa para cubrir los asientos de la parte de atrás. Yo, que soy un poco más previsora, traigo una toalla de casa. Nos adentramos un poco en el bosque hasta llegar a nuestra "piedra-planetario" y nos tumbamos sobre las toallas. Desde que somos dos críos, este ha sido nuestro lugar preferido para escaparnos del mundo. Durante varios minutos, nos quedamos en silencio, contemplando las estrellas como si nunca hubiéramos dejado de hacerlo. Por un momento, no ha pasado el tiempo.

- ¿Cuándo dejamos de hacer esto, Mel?- me pregunta Peter al cabo de un rato.

- Cuando entramos en la edad del pavo- le contesto, todavía con la sonrisa de la nostalgia pegada en la cara.- y los cotilleos se volvieron más importantes que las aventuras.

- No deberíamos haber renunciado a esto.

- ¿Seguro?- le interrumpo.- Echo de menos esto tanto como tú, pero no me arrepiento de nada. Hemos crecido, Peter, y no podemos renunciar a eso.

- Supongo que tienes razón...- después de decir esto, ambos nos quedamos en silencio contemplando el firmamento. Como es luna nueva, las estrellas brillan más que nunca. Me gustaría poder nombrar las constelaciones como hacen en las películas, pero la verdad es que nunca me he preocupado por eso. Para mí la belleza es algo global: las estrellas, el cielo, mi amigo de la infancia. Y una noticia que no puedo ocultarle más tiempo.

- Peter...tengo que contarte algo.

- Lo sé.- aunque ambos estamos mirando el cielo, puedo notar una media sonrisa reflejada en el tono de su voz.- Cuéntame.

- El día del baile...- empiezo contándole toda la historia desde el punto en que decidí mantenerle al margen, y él me escucha con paciencia. Aunque no dice nada durante mi explicación, poco a poco nos vamos incorporando hasta que estamos los dos sentados uno enfrente del otro. Omito algunos detalles más personales, pero no me dejo nada de la historia general. Odio el momento en que dejé de confiar en él de la misma manera que lo hacía con Lisa, solo porque él es un chico. Ojalá esté a tiempo de arreglarlo...

- No me puedo creer que sea Sam.- dice al fin.- Aunque es verdad que últimamente os veo más juntos...

- ¿Se nota?- le contesto, alarmada.

- Bueno, no lo sé.- Peter se revuelve el pelo, nervioso.- Yo lo he notado. Pero bueno...soy yo.

- Sí.- me muerdo el labio, preocupada.- ¿Estás muy molesto porque te lo haya ocultado?

Por toda respuesta, Peter me agarra una mano y entrelaza sus dedos con los míos. Si fuera cualquier otro chico, me sentiría incómoda. Pero no con él. Puede que últimamente haya dudado de él por todo el asunto del idiota, pero ahora sé que nuestra amistad nunca estará en peligro por algo así. Acto seguido Peter acerca su rostro al mío y me mira con los ojos entrecerrados.

- Muchísimo. Pero te perdono.- sonrío, no sin cierta tristeza. Aunque él también sonría, sé que lo dice de verdad.

- Le quiero, Peter. Aún no me lo creo, pero le quiero.

- Y yo le quiero si tu le quieres, Mel.- no puedo evitar reírme con su comentario mientras nos dejamos caer de nuevo sobre las toallas.- Pero creo que es hora de que nos lo presentes formalmente. No sé si estará muy acostumbrado a que te escapes con chicos tan sexys como yo, pero desde luego no quiero que tengas que dejar de hacerlo por él.

- ¡Capullo!- le respondo entre risas.- Pero en algo tienes razón...tengo que sacarlo a la luz. Pero antes...

- Tu hermano, ¿verdad?

- Mi hermano...

Ninguno de los dos dice nada más. Una de las cosas que me gusta de Peter es que nunca dice nada que sobre. Interpreto su silencio como que está tan perdido como yo...y eso en parte me consuela un poquito. Estar con él así me ha recordado cómo han cambiado las cosas, cómo he dejado de hacer cosas que en su día eran vitales para mí pero que había olvidado completamente. Supongo que en parte la vida consiste en eso, en cambiar unos sueños por otros. Cuando era pequeña, estar así con Peter era mi mayor aspiración, pero ahora recurro a ello como un bonito recuerdo, una manera de escapar a mi pasado. De alguna manera, el hecho de repetirlo me ha hecho ver que no tengo que renunciar a nada de mi pasado, que puedo regresar cuando me apetezca. Al menos hasta que acabemos el instituto y nuestros caminos se separen...

Sin poderlo evitar, recuerdo por enésima vez que en cuestión de pocos meses Sam se graduará y se irá a estudiar fuera. No puedo evitar sentir cómo se me corta la respiración. Pero no quiero sentirme así, no esta noche. Cojo aire e intento convencerme a mí misma de que todo irá bien. Para todos.

- No, no nos separaremos.- digo en voz alta, más para mí misma que para Peter.- Aunque el tiempo y la distancia nos separe, siempre podremos volver a estar juntos.

- Claro que sí, Mel.- me asegura mi amigo, aunque estoy segura de que sabe que no solo me refiero a él.- Siempre estaremos juntos.


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Holis. ¿Qué tal todo? Espero que esta parte no os parezca muy random...a veces me olvido un poco de Peter pero no me quiero olvidar de lo especial que es para Melanie ;). Además, estoy pensando en la segunda parte, así que tooooodos los personajes son importantes ahora jejeje.

Haré lo posible por actualizar pronto, pero cada vez que miro el calendario parece que tengo más y más exámenes :(

¡Un abrazo!

PD: Hace un par de días subí otra mini-historia en "Y al final fui más y otras historias breves". Ahí iré subiendo historias que tengo escritas de hace tiempo...¡espero que os paséis y me deis vuestra opinión :D. 

Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora