Capítulo 67

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Me quedo clavada en el sitio, incapaz de reaccionar a lo que ocurre a mi alrededor. Unas manos rodean mi cintura por detrás, como la primera vez que se acercó a mí. Tendría que haberme dado cuenta antes de por qué Harry no era el idiota: ahora que lo tengo cerca...sigo sin poder verle, sigue dándome la espalda. Pero sé que es él. Y esta vez no voy a dejarle escapar.

-¿Ya estamos otra vez jugando al escondite?- le digo, con una sonrisa pícara que por suerte él tampoco puede ver.- Esto está empezando a ser raro.

- Déjame disfrutarlo.- dice él, de nuevo en susurros. Retira el pelo de mi hombro y entierra su cabeza en él, depositando un prolongado beso en el interior de mi clavícula. Yo cierro los ojos, intentando prolongar el momento. Sé que debería apartarme, plantarle cara. Pero no puedo. Me doy media vuelta y le pongo los brazos sobre los hombros. Empezamos a bailar al ritmo de la canción que acaba de empezar, también lenta.

- Gracias por la canción.- le digo.- Tienes una voz preciosa.

- Todo es poco si se trata de ti.

- Dime, ¿Cómo lo has hecho? Te ha salido todo perfecto, muy de comedia romántica.

- Tengo buenos contactos- dice él, riéndose. Mis ojos están empezando a acostumbrarse a la oscuridad, pero aún así sigo sin poder reconocerle. Lisa pensaría que soy tan estúpida...

- No vas a irte, ¿verdad?- le susurro con tristeza. Por toda respuesta, él acerca su rostro al mío y se mantiene ahí, sin decir nada.- No podría soportar que saliera corriendo otra vez.

Seguimos bailando un par de compases más, moviéndonos al ritmo de la música y disfrutando el uno de la compañía del otro, hasta que habla al fin.

- Ya te lo dije, Melanie. Estoy aquí, y no volveré a irme nunca más. Pero tú...tú sí puedes huir, y eso me aterra.

- ¿Por qué iba a hacerlo?- Aunque en realidad se me ocurren mil motivos por los que podría huir de un extraño, siento que no podría separarme de él.- Pero necesito verte la cara...no sé si voy a poder seguir hablando a la oscuridad por mucho más tiempo.

- Pero esto sí lo podemos hacer.- antes de que diga nada, el idiota se inclina sobre mí y junta sus labios con los míos.

No es como la última vez. Cuando nos besamos ya no me importa nada. No me importa no saber quién es, ni que pueda marcharse. No me importa que la música se pare, o que la gente se vaya a su casa. Ni siquiera pienso en Sally ni en Harry, ni en si mi hermano puede estar por aquí cerca. Solo puedo pensar en el idiota y en mí, en sus labios encajando con los míos a la perfección. En sus manos enredadas en las mías, en la perfecta sincronización entre nuestros cuerpos.

Y entonces, cuando al fin me he perdido y he renunciado a volver, es cuando las luces se encienden.

***

Sucede de pronto: en un segundo estamos completamente a oscuras, y el otro se encienden todas las luces de golpe. Incluso las del techo, las que usamos normalmente para las clases de gimnasia. Se ve que quien quiera que haya ido a arreglar la luz no había caído en que esas tenían que estar apagadas. Miro a mi alrededor, cegada. Todos están como yo, parpadeando como si vieran por primera vez. Es entonces cuando miro al idiota y puedo verle la cara de una vez por todas.

- ¿Sam?

Al principio parece desconcertado, pero al ver que no me aparto sonríe y se inclina sobre mí para besarme de nuevo. Yo le aparto de un empujón, todavía paralizada por la impresión.

- ¿Tú eres el idiota?

- Siempre lo he sido.- me dice, acercándome más a él.- No me atrevía a acercarme a ti, entonces se me ocurrió...

- Mentirme.- termino por él.- Y reírte de mí en mi cara. ¿Cómo te sentías cuando te hablaba del idiota? ¿O el día de la fiesta? ¿Fue divertido?

Las palabras salen a borbotones de mi boca sin que pueda detenerlas. Sam, por su parte, parece destrozado con cada palabra que le digo. Me toma de las manos y las acerca a sus labios, pero yo las aparto de un tirón.

- Pensé que eras diferente...- le digo, con los ojos enrojecidos.- Yo...sentía que podía confiar en ti, que eras especial. Incluso, si no fuera por Ben, podríamos...

De repente lo entiendo todo, y levanto la mirada hacia Sam. Por la expresión de su rostro, veo que he dado en el clavo.

- ¿Todo esto es por Ben? ¿En serio?

- Ya sabes lo sobreprotector que es contigo...

- Y tú decías que yo te gustaba...- me llevo las manos a la cabeza. Me va a estallar, en serio. Tantos mensajes, tantos secretos. Y ha resultado que el idiota es el mejor amigo de mi hermano. El chico que prácticamente ha vivido en mi casa los dos últimos años.

- Y me gustas. Mucho. Por favor, Melanie, no te vayas.

- Necesito hacerlo- le digo en un susurro.- Lo siento, Sam, pero todo esto es demasiado para mí. Tengo mucho que procesar.

- Entiendo- dice de pronto, separándose unos centímetros de mí.- Perdóname.

Yo le miro una última vez a los ojos, recordando ese momento prácticamente mágico en que renuncié a todo por él, en ese segundo primer beso por el que podría haberlo dado todo. Algo dentro de mí me dice que me quede, que intente hablar las cosas. Pero no puedo hablar, no puedo pensar así. Necesito salir corriendo, enterrarme bajo diez mantas y desaparecer todo el fin de semana.

- Lo siento...- le susurro, mientras doy los primeros pasos hacia atrás. Cuando me quiero dar cuenta, estoy corriendo por los pasillos del instituto.

Una vez he llegado al aparcamiento me paro en seco, buscando con la mirada el coche de Ben. No tengo las llaves, pero si al menos pudiera encontrarlo y llamarle para que viniera a por mí...pero estaba tan nerviosa al llegar que Ben nos ha dejado en la puerta y ha aparcado sin nosotras, por lo que ahora me es imposible encontrarlo. Empiezo a recorrer el aparcamiento, frenética, hasta que me doy de bruces con el pecho de Evan.

- ¡Melanie! ¿Qué te pasa?

- ¿QUE QUÉ ME PASA? SAM SE HA REÍDO DE MÍ EN MI CARA- le digo entre sollozos. Sé que él no se lo merece, pero en momentos como estos estoy en descontrol total. Además, seguro que es uno de los "contactos" de Sam.

- Estoy seguro de que no era eso lo que él quería hacer- me responde, rodeándome con sus brazos. Yo me aferro a él, llenándole la camisa de mis lágrimas. Debe estar replanteándose eso de ser tan bueno con todo el mundo.

- Se ha portado como un verdadero idiota- le digo, o más bien le grito.- Si él se hubiera acercado a mí el día que Robert me dejó, yo...

- Habrías visto como tu hermano lo mataba- me interrumpe Evan entre susurros.- No lo estoy defendiendo, ¿vale? Estoy convencido de que debería habértelo contado hace meses. Pero piénsatelo, ¿vale? Dale una oportunidad.

Una oportunidad. Me lo repito mil veces, como un mantra para volver a poner los pies en la Tierra. Pero ahora no puedo pensar, no puedo. Me separo de Evan y clavo mis ojos llorosos en los suyos.

- ¿Puedes llevarme a casa?

- ¿Y Sam?

- Yo le he esperado durante meses. Él podrá esperarme un fin de semana, ¿No?


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¡No me matéis! Hemos llegado a mi parte favorita! La parte en que Sam tendrá que ganarse a Melanie en persona, sin el teléfono jajaja. 

¿Os ha gustado? Espero vuestros comentarios y vuestras versiones alternativas de lo que pasará después. Pueden ser serias o alocadas, ya lo sabéis.

¡Un abrazo! 65 K SE MERECEN OTRO CAPÍTULO, ¿VERDAD? PUES ALLÁ VA.

Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora