Capítulo 64

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- Vale.- le digo a mi reflejo en el espejo.- Ahora sí que tienes motivos para estar asustada.

- No seas tan dura. Tampoco estás tan fea.

Frunzo el ceño, molesta por la intrusión. En el marco de la puerta está Ben, vestido con el traje que le ha robado a papá. De hecho, solo se lo ha prestado porque la otra opción era la chaqueta azul del equipo de atletismo. Al menos nuestro progenitor tiene buen gusto y es capaz de sacrificar su mejor traje para que su hijo no haga el ridículo por ahí...

Pero no le digo nada de eso. Estoy demasiado nerviosa para eso.

- Vaya, sí que estás alterada.- Ben, al ver que no digo nada, entra en la habitación con cara de preocupación.- ¿Estás bien?

- Más o menos.- le contesto, intentando sonreír. Hace un momento me temblaba tanto el pulso que he tenido que hacerme la raya del ojo unas cinco veces antes de conseguir que me saliera medianamente bien. Necesito estar perfecta.

- No tienes por qué estarlo. Estás muy guapa.- Ben se coloca a mi lado, y me sonríe al otro lado del espejo. Yo le devuelvo la sonrisa, agradecida. Durante unos instantes, nos comportamos como esos hermanos de las películas que se apoyan el uno en el otro, sin bromas ni peleas.- Sally acaba de llegar, ¿estás lista para ir al baile?

Asiento, apenada. En teoría era Harry el que iba a llevar a Sally, pero después de nuestra charla renunció a asistir al baile. No puedo evitar sentirme mal por él: no lo habíamos hablado, pero sabíamos que iríamos juntos. Por un momento intento imaginarme cómo hubiera sido ir al baile con él. ¡Seguro que nos lo hubiéramos pasado en grande! Pero claro...nuestra relación se volvió imposible en cuanto me di cuenta de lo que sentía -o de lo que estoy empezando a sentir- por el idiota...

Ben sale de la habitación, y yo acabo de prepararme para la ocasión. Nunca he sido la mejor en temas de moda, pero he puesto mi mayor esfuerzo en lograr lo mejor de mí. ¡Dios mío, ha llegado el gran día! Solo de pensarlo tengo ganas de saltar...y de huir.

Cuando al fin consigo el valor suficiente para salir de mi habitación y bajo las escaleras me quedo con la boca abierta.

- Sally.- le digo, sin acabar de creérmelo.- Mi loca y desgarbada Sally. Estás...

- Cómo digas alguna moñada me voy sin ti.- me dice mi amiga con una mueca divertida en el rostro. Yo asiento, todavía con la boca abierta. Se ha recogido el pelo en un moño alto, adornado con numerosas trencitas y pequeñas cuentas de color marfil. Lleva un vestido de tirantes de color rosa pálido que se ciñe hasta la cintura, con una falda con vuelo que le llega justo por encima de las rodillas.

- Es que estás genial.- insisto. ¡Si hasta lleva tacones a juego! Repito, ¿qué han hecho con mi amiga?

- Tú tampoco estás mal.- me responde, guiñándome un ojo.

- Lo que estoy es fatal por acceder a esto. Debería quedarme en casa haciendo un maratón de películas de Jane Austen.

- ¿Para qué llorar por un Mr. Darcy si tienes uno esperándote en la fiesta? Vamos, déjate de tonterías y vente conmigo.

No decimos nada en todo el camino y, aunque el instituto no está lejos si vas en coche, el viaje se me hace eterno. Por un lado tengo miedo de llegar, pero por el otro me muero de ganas de conocerle. ¿Y si es alguien que conozco? ¿Y si en la vida real no nos llevamos bien? O peor, ¿y si nuestra relación solo existe en el plano de lo virtual?

- Deja de comerte la olla.- me susurra Sally al oído.- Ya hemos llegado.

***

Cuando entramos el gimnasio me quedo con la boca abierta. En nuestro instituto se celebran dos bailes al año: el de inicio de curso y el de primavera. A final de curso hay una fiesta de despedida para los de último año, pero los más pequeños tenemos que conformarnos con celebrar la llegada del verano con nuestros amigos. Por eso la comisión intenta que el baile de primavera sea el más importante del año, aunque nunca suelen conseguirlo.

Nunca, menos este año.

- Sí que os lo montáis bien en este instituto.- exclama Sally, gritando entre el gentío. Yo sigo contemplándolo todo, maravillada.

- Estoy tan sorprendida como tú.

Mientras Sally busca al resto yo absorbo todos los detalles: los organizadores han retirado los enormes focos que se utilizan para los partidos y han puesto en su lugar numerosas lucecitas de luces de tonos azules, blancos y amarillos, formando la sensación de una noche estrellada. Incluso las paredes del gimnasio han sido cubiertas por telas de color azul oscuro, generando así un ambiente de fantasía. A mi alrededor todo es misterioso, como una noche de luna llena. Mientras observo el lugar busco entre la multitud a algún chico que me mire de reojo, o con algún indicio de ser el idiota, pero no tengo éxito. Mando un mensaje al idiota preguntándole donde está, pero según su estado lleva un buen rato sin conectarse. Sally se dirige a mí, seguida de todos nuestros amigos. Los únicos que faltan son Ben y los gemelos, que supongo que se habrán escapado de nosotros en cuanto han tenido la oportunidad. Lo que es un fastidio, porque me encantaría tener aquí a Sam y a Evan conmigo. Desde que me perdieron el miedo, me han servido de apoyo en muchas cosas. Ojalá los tuviera aquí para no morir de los nervios. De repente recuerdo la mañana después de la fiesta, cómo me desperté en brazos de Sam...no, no tengo que pensar en eso ahora.

- ¡Estás preciosa, Melanie!- Lisa, embutida en un flamante vestido de color dorado, me abraza en cuanto me ve. Detrás de ella va Peter, que suelta un silbido de admiración. Yo le pego un puñetazo en el hombro mientras suelto una carcajada. No hay nada mejor que llevar al baile a tus mejores amigos, eso seguro.

Durante más de una hora nos dedicamos a divertirnos como si fuera el último baile de nuestra vida. Damien y Alice, repentinamente tímidos, bailan juntos en un rincón sin apenas atreverse a decir nada. Lisa y Peter bailan como locos, despreocupados por tener que dar una buena impresión al otro. Ámbar, Sally y yo bailamos las tres juntas, y Ben espera un poco apartado a que vengan sus amigos. Pero yo estoy empezando a ponerme nerviosa, así que le pedimos a Ámbar que se quede un momento con los chicos y Sally y yo nos salimos de la pista de baile.

- ¿No ha dado señales de vida?- Me pregunta Sally una vez estamos fuera. Yo niego con la cabeza, mientras saco el teléfono móvil.

No tiene mensajes nuevos.

- Salgamos un momento, por favor.- le pido a mi amiga. Esta asiente y me da la mano para darme ánimos. No quiero pensar que es demasiado tarde: confío en él. Además, es pronto todavía, ¿verdad? Cuando salimos a la calle, vemos que todavía hay muchas personas que hacen cola para entrar.

- Melanie, ¿podemos hablar?

Sally y yo nos quedamos paradas en seco. Ante nosotras, un chico vestido con una camisa blanca y unos pantalones de vestir nos mira con expresión suplicante. Yo vuelvo a mirar el teléfono, y suspiro resignada. Pongo el teléfono con sonido para poder enterarme de si el idiota me manda un mensaje y levanto la mirada hacia Harry.

- Claro, pero que sea rápido. Estoy esperando a alguien.

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No saquéis las armas, lectores míos. La cosa terminará bien. Y sé que queréis que Sam aparezca y se arrodille ante ella  y le pida matrimonio, pero las cosas tienen que pasar de una manera determinada para que valgan la pena. Un saludo y hasta mañana! Si queréis pasarme vuestras versiones de cómo va a declararse el idiota haré un capítulo especial con ellas. Besos!

Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora