Capítulo 25

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- Melanie, ¿por qué me dejaste hacerlo?
Miro a Lisa con los ojos entrecerrados y respiro hondo para que no se me escape lo que se me pasa por la cabeza. Cuando nos invitó a la fiesta no se esperaba que se apuntara tanta gente, y ahora está estresada pensando dónde va a meterlos a todos. ¿Qué culpa tengo yo de que sea tan impulsiva?
- Cancélalo.- le respondo, con la voz neutra. Sé lo que va a contestarme, pero así como está da igual lo que le diga.
- ¿Estás loca?- me grita.
- Yo no, pero tú sí.- le respondo, sonriendo. Ella intenta golpearme en el hombro, pero yo consigo escaparme a tiempo.- Venga, no seas ceniza. En el jardín cabemos todos, y ya está todo más que listo.

Miro a mi alrededor, esperando estar en lo cierto. En cuanto sus padres salieron con el coche por la puerta del garaje, entré yo con dos bolsas enormes llenas de todo lo que nos hace falta para la fiesta. Nos hemos pasado toda la mañana limpiando y colocándolo todo. Hemos comprado cosas para picar y avisado de que quien se quiera quedar a dormir tiene que traerse su propio saco. Tenemos la esperanza de que en el último momento se raje alguien y no venga, pero solo con que vengan los del grupo ya seremos más de los que se esperaba Lisa. Me dan ganas de gritarle “¡Te lo dije, bocazas!” pero no es la mejor idea ponerse en ese plan cuando está tan nerviosa.

- Podría decirles a todos que mis padres han decidido no marcharse en el último momento.
- Deja de decir tonterías.- le digo, agarrándola por los hombros y mirándola fijamente a los ojos.- ya está hecho, ¿vale? Has asumido un riesgo, y estas son las consecuencias. Así que ahora te relajas y esperas a que lleguen los invitados.

Lisa asiente, y yo suelto un sonoro suspiro mientras me aparto de ella y me aliso los pliegues del vestido. Mi amiga respira un par de veces, y yo aprovecho para hacer las últimas comprobaciones. Será su fiesta, pero parezco yo la anfitriona y ella la ayudante. Justo cuando parece que Lisa va a perder los nervios de nuevo, suena el timbre.
- Voy yo- me adelanto.- Tú tómate algo, anda.

Me tomo un tiempo antes de abrir la puerta. Lo más seguro es que sea Peter, o alguna de las gemelas. No creo que los demás llegaran tan pronto, y él es el único que se ha ofrecido a echarnos una mano. Pero no puedo evitar sentir esa espinita, esa esperanza de que voy a abrir la puerta y va a aparecer el Idiota y me va a soltar alguna de sus frasecitas.
Sacudo la cabeza, volviendo a la realidad. Nunca es tan sencillo. Respiro hondo dos veces y abro la puerta. Pero se me corta la respiración de nuevo al ver que no es Peter, sino Sally. Y que no ha venido sola.

- ¿Llegamos muy pronto?- dice Harry, a la vez que me ofrece una caja llena de cervezas. Yo la cojo y me quedo ahí plantada, sin decir nada.
- Espero que no os moleste que lo traiga. Como no conozco a nadie...- añade Sally, a modo de saludo.
- Tranquila, sois bienvenidos los dos.- le sonrío, intentando parecer natural- ¡Pasad, pasad! Sois los primeros.

No sé cuánto hubiera dado por tener una cámara en la mano para retratar la cara de Lisa cuando entro con los dos primos: primero contrariedad y después asombro. Después de darles la bienvenida y disculparse por tenerlo todo a medias, me pide que la acompañe a la cocina y yo me preparo para el interrogatorio.
- ¿CÓMO HAS CONSEGUIDO QUE VENGA ESE TÍO?
- Sally y él son primos.- me limito a decir. Los ojos de Lisa se ponen como platos.
- Guau. ¿Y tú lo sabías?- asiento, y abre más los ojos si cabe- Vaya, tú y yo tenemos que hablar más.

Le doy la razón, de nuevo callándome lo que pienso. ¡Tal vez se lo hubiera contado de no ser por la maldita fiesta! Estoy a punto de decir algo cuando aparece Harry y se ofrece a ayudarnos con la comida. Lisa masculla algo de encender la barbacoa y desaparece en la terraza, por lo que me deja a solas con él.
- Hemos llegado demasiado pronto, ¿verdad?
- Un poco- me río. Él hace lo mismo y se acerca a mí, ayudándome a vaciar varias bolsas de hielo en una nevera portátil.- Si te he de ser sincera, estoy un poco desconcertada con tu repentina aparición.
- Bueno- sonríe.- Digamos que he sabido aprovechar la oportunidad.
- Ya veo- me limito a responder, desarmada por su sinceridad.- Supongo que esto solo será raro cuando dejemos de hacer que lo sea, ¿no?
- Tienes razón.- se aleja un poco de mí y me tiende una mano.- Hola, me llamo Harry.

Me quedo mirándole, un poco intimidada por la poca distancia que nos separa. ¿Qué hago? ¿Le sigo la corriente? ¿Saco mis propias conclusiones? Podría dar marcha atrás y volver a mi casa, donde me esperan mi guitarra y mi idiota. O no.
- Encantada, Harry.- le estrecho la mano y le sonrío.- Me gusta tu gorro.
Harry se coloca el gorro de lana en la cabeza, con un gesto distraído que me parece desconcertantemente encantador.
- Y a mí tu sonrisa.-

Idiota busca a idiota [Saga Idiota #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora