Capítulo 9: Llamada desconocida

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Vamos Emma, puedes hacerlo.

- ¡Está corriendo! - chilló Luke desapareciendo de mi habitación como un rayo.

- Las arañas no corren.

- ¡Esta sí! - lo escuché lejos.

Me paré sobre la cama sin zapatos para evitar estar en la misma zona del arácnido y vi que la muy maldita estaba apoyada en una esquina de la habitación.

Se alimenta de tu miedo, no la dejes vencerte Emma.

«Pareces una idiota hablando así de algo diminuto.»

Diminuto serás tú.

- Ya llegué.

Luke apareció por la puerta vestido con un abrigo que usó cuando fue a Alaska -el cual lo hacía redondo -, guantes de látex, un casco en su cabeza y una espátula en la mano.

- Aquí no es la fiesta de disfraces, para que sepas.

- Cuando bajes de ahí y dejes de ser una cobarde hablaremos... ahora apártate. - dijo con un tono varonil y en posición de ataque.

- ¿Q-qué vas a hacer? - pregunté asustada.

- Lo necesario para que sobrevivas. - respondió mirándome con tristeza y limpió una falsa lágrima de su mejilla.

- Sí que eres imbécil.

- No, Emma. - volteó dándome la espalda. - No hagas las cosas más difíciles... cuida a Melanie por mí.

- ¿Ah? - fruncí el ceño.

- Debes limpiarla todos los días y sobre todo darle amor.

- ¿No hablarás de la Xbox, verdad?

-Dile que siempre la amé... aunque esté conectada al televisor en el fondo sabe que siempre fuimos aún más unidos.

Rodé mis ojos.

- Adiós mundo cruel. - musitó mirando por unos segundos la ventana, antes de sacar un aerosol de su bolsillo. Presionó el botón y la araña fue rociada por el veneno, hasta que murió.

- ¿Eso fue todo? - pregunté irónica y frustradamente.

- ¿Qué más querías? ¿Que pusiera en peligro mis hermosas manos para matar esa cosa? Claro que no.

- Debías morir con énfasis así parecía más una película.

- Película sería que te dijera que Liam está abajo con carteles diciendo: Te amo, Emma Price. - mencionó mirando por la ventana.

Abrí mis ojos como platos y salté de la cama para estar a su lado, pero en el jardín no había nada.

- Caiste, boba.

- ¡Eres un idiota! - grité agarrando mi almohada pero esta no alcanzó a golpearlo ya que salió corriendo de la habitación, al mismo tiempo que mi teléfono comenzaba a sonar.

(Número desconocido)

Fruncí el ceño aunque finalmente contesté, con algo de miedo.

-...

No se escuchaba nada, sólo algunas respiraciones.

- ¿Quién habla? - pregunté frustrada.

Sentí que alguien susurró algo extraño a lo lejos seguido de un shh y luego escuché un gemido, probablemente de una chica.

Corté la llamada.

Debió ser una broma, una estúpida broma.

- ¡Emm! ¡Ven a almorzar!

Sacudí mi cabeza evitando pensar en lo que acababa de ocurrir y bajé a la cocina para comer, esta tarde viajaríamos con Amalia a la casa de sus abuelos.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora