Extra #3®

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CUMPLIENDO DESEOS

                 

— ¿Sabes? —  me habló Liam mientras dejaba su taza de café.  — He hablado con Dylan.

— Ya sé que quiere un hermano. —  entrecerré mis ojos.  — A mí me lo dijo primero.

— Bueno... entonces como te enteras de las cosas antes que yo, tú te encargarás de quitarle la idea. —  mi sonrisa divertida se esfumó.

— ¿No quieres otro hijo?

— Mira amor, apenas tengo tiempo para uno. La otra vez te molestaste porque no pude ir a su presentación de la guardería. Imagínate si tuviéramos otro hijo.

— Creí que querías formar una familia inmensa conmigo. Pero si eso es lo piensas está bien. —  le dije seca levantándome para dejar mi vaso sobre la mesada. En realidad no tenía por qué molestarme, otro bebé es una decisión de ambos y si Liam no estaba de acuerdo debía respetarlo. Pero me molestaba el hecho de que yo sí lo quería, desde que Dylan había puesto aquella idea en mi cabeza no pude evitar anhelar ser madre por segunda vez.

— No lo dije así. Escúchame. —  tironeó mi brazo desde su asiento y yo rodé los ojos.  — ¿Tú quieres otro bebé?

— No importa lo que yo quiera porque tú te estás negado a esa posibilidad. Era sólo una sugerencia ya olvídalo. —  traté de zafarme de su agarre pero lo mantuvo, bufé.  — ¿Qué?

— Si eso es lo que quieres sólo debes decirlo.

— No, gracias. —  sonreí forzadamente alejándome de él y saliendo de la concina. Al mismo tiempo lo escuché maldecir por lo bajo.

En cierto modo tiene razón, no hay por qué traer otro niño al mundo si Liam siempre nos va a mantener lejos del suyo. Ya pasó una vez que faltó en un evento importante de la vida de nuestro hijo, y no sé si soportaré otra de sus actitudes. Mierda, me molestaba; desde que su padre se jubiló, él se ha hecho cargo de la empresa considerando que sus dos hermanas odian los negocios. Y detesto decir esto, pero creo que Liam se está volviendo igual a Darrell. Con la diferencia de que ahora yo no pienso permitirlo.

— ¿Estás listo, cariño? —  le pregunté a Dylan quien estaba viendo televisión en la sala.

— No quiero ir. —  gruñó apretando más la almohada que tenía entre sus pequeños brazos. Reí.

— Pero si ya te has cambiado. —  al decir eso bajó la vista mirándose.

— Fue sin querer.

— Vamos. —  suspiré.  — No me hagas llevarte arrastrado.

— ¡Quiero un hermanito!

Oh, mierda.

— ¿Qué está pasando aquí? —  Liam se colocó a mi lado con el ceño fruncido.

— Creo que debes hablar con tu hijo. —  le sonreí falsamente.

— Detente. —  tomó mi brazo cuando quise salir.  — Es un tema entre tú y yo, no pretendas que nuestro hijo se ponga en mi contra también.

— Yo no soy la que no quiere tener más hijos contigo, así que suéltame. —  me zafé de su agarre.  — Dylan, por favor vamos.

— Ugh, está bien. —  se quejó siguiéndome pero sin quitar el ceño fruncido de su rostro. Me daban ganas de reír por la razón que nos estaba haciendo pelear.

— Cariño, no todos tienen hermanos. —  vi por el espejo retrovisor que frunció más el ceño.  — Te saldrán arrugas si no paras de hacer eso.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora