Capítulo 22: Cupidos en una cita

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- ¿No vas a hablar? - me crucé de brazos viéndola totalmente indignada.

Mierda, me estaba convirtiendo en mi madre.

- No. - escondió su rostro en la almohada.

Bueno, básicamente estábamos las cuatro en mi habitación tratando de que Brooke saliera al mundo exterior, puesto que, desde que su relación con Jace llegó a su fin, no había salido de mi casa. Su rutina se basaba en comer, dormir, ver series en Netflix, ir al baño y dormir otra vez.

Ah, y llorar.

Llorar, llorar, y llorar...

- ¡Brooke! - el grito de Emily nos alarmó a todas. - ¡¿Sabes cuánto tiempo llevas así?!

La rubia negó con miedo.

- ¡Una semana! Una semana de que terminaste con el imbécil de Jace. Una semana en la que seguramente no te has bañado.

- Sí me bañé. - respondió por lo bajo cuando lágrimas se acumularon en sus ojos.

- ¿Vas a llorar de nuevo? Ya deja esa almohada Brooke...

- Una almohada. - repitió. - Jace duerme en una almohada. - sollozó y enterró su rostro en esta llorando.

- Sí, sí. Todos dormimos en almohadas. Levántate. - le dijo quitando las sábanas.

- Toma, responde tus miles de mensajes por favor. - le pasé su teléfono.

- Hay doscientos de Jace. - dijo entre llantos tirando el celular al suelo.

- ¡No! - gritó Amalia buscando el aparato. - El pobre no tiene la culpa. - lo acarició.

- Eh... ¿Qué les parece si vamos al parque?

- Con Jace salíamos al parque todos los fines de semana. - lloró cada vez más.

- Estoy harta. - se rindió Emily dejando caer las sábanas al suelo y salió de mi habitación.

- Jace estaba harto de nuestra relación. - se quejó entre llantos y cayó de la cama.

- ¿Estás bien? - me alarmé y Amalia la ayudó a levantarse.

- ¿No te duele nada?

- Sí. - hizo un puchero de tristeza. - El corazón.

- Vengan. - nos llamó Emily y ambas salimos dejando a Brooke tirada en el suelo lamentando su vida.

- No se qué haremos con ella. Nunca la vi tan...

- Estúpida. - fruncí el ceño.

- Exacto.

- Bueno ¿Saben qué? Tengo un amigo que puede ayudarnos.

- ¿Y en qué nos ayudaría tu amigo? - le preguntó Amalia alzando una ceja.

- Lo que nuestra amiga necesita es despejar su mente, y obviamente con nosotras no quiere hacerlo así que... le conseguí una cita al parque de diversiones. Hoy.

- ¡¿Qué?! - exclamamos al unísono.

- Mi amigo es buena persona, lo juro.

- No lo se, Emily... - Amalia hizo una mueca.

- Por favor. Ya me comprometí. Ayúdenme a hacerlo.

Ambas nos lanzamos una mirada de aprobación y asentimos por lo que Emily saltó de felicidad.

- Ahora ¿Cómo le diremos?

- Mmm... - hizo una mueca.

- Yo tengo una idea. - dijo Amalia sonriendo cómplice.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora