Capítulo 25: No puede ser®

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Había perdido fuerzas para sostenerme. La voz de Luke se escuchaba demasiado lejana que apenas sí podía entender lo que decía. Unos brazos se aferraron a mi cintura devolviéndome a la realidad.

- Emma ¿Qué te pasa? -  me preguntó Liam preocupado.

- Mis padres... -  susurré.  - Llévame a casa. Por favor.

- Está bien. -  frunció el ceño sin entender.  - Luego podrás contarme, vamos. -  extendió sus brazos rodeándome con ellos así caminábamos juntos hasta el ascensor.

En todo el trayecto permanecí como en estado de shock.

Se perfectamente que no soy ninguna niña a la cual sus padres no quieren explicarle que ya no estarán más juntos. Pero me sentía tan indefensa como si fuera una ¿Qué puede haber pasado para que ocurriera algo así? Mis papás eran tan felices que parecían dos adolescentes enamorados y, desde que me encontré a mi "madre", supe el por qué. Se conocieron en un momento tan equivocado pero aún así no pudieron ocultar lo que sentían. Seguía sin poder entenderlo, si ellos ya no estabas juntos mis esperanzas en el amor caían en picada de una forma totalmente abrupta.

Estacionamos en frente de mi casa y la miré con miedo. Estaba asustada, tal vez me esperaba algo que no tenía ganas de saber.

- ¿Qué pasó? -  sentí la mano de Liam acariciando mi brazo.

- Prometo llamarte ¿sí? -  sonreí tristemente dejando un beso en su mejilla.

- ¿Están todos bien?

- Eso creo...

- Bueno, pero no te olvides de llamarme. -  alzó su dedo índice advirtiéndome.  - Cuídate mucho.

Asentí sintiéndome un poco más fortalecida, aunque no del todo.

Las puertas de mi casa se abrieron y detrás se encontraba Luke mirándome con una expresión totalmente neutra.

- ¿Dónde está mamá? -  pregunté sin rodeos entrando casi trotando a mi casa.

- En su habitación.

Subí corriendo y toqué la puerta despacio. Podía escucharla sollozar y eso me partió el corazón en millones de pedazos.

- ¿Mamá? Soy Emma, por favor necesito hablar contigo...

Escuché sus pasos acercándose y me abrió la puerta. Estaba destrozada. Su maquillaje se encontraba todo corrido y su cabello se veía demasiado revuelto. Mi madre siempre se caracterizó por verse muy elegante y hermosa, era raro para mí verla en este estado.

- Hija, no quiero preocupar a más gente, déjenme sola.

- No. -  entré rápido en su habitación.  - ¿Por qué ya no quieres a mi papá? Yo se que no es de mi incumbencia pero no puedo estar tranquila sabiendo que están por separarse.

- En serio, no tiene por qué interesarte. Esto es entre tu padre y yo, somos adultos Emma. -  frunció el ceño secando sus lágrimas.

- ¿Qué les pasó? ¿Qué tienes en la mano? -  dirigí mi vista a un sobre que ella poseía.

- No es nada. -  respondió nerviosa dejándolo tras ella.

- Mamá... quiero ayudarte. Mi papá te ama ¿Por qué se separarían? ¿Qué cambió tan de repente?

- Él no me amaba. -  susurró.

- ¿Cómo que no? Explícame.

- No es de su incumbencia. Tú y tu hermano no se van a meter en esto. Ahora, por favor, vete y déjame sola. -  elevó su brazo para señalarme la puerta.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora