Capítulo 24: Primera vez

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- Yo soy mejor que él. - gruñó cuando estábamos saliendo del edificio.

- Por supuesto. - fingí sarcasmo.

- ¿Qué? ¿Quieres que te lo enseñe? - preguntó acorralándome entre él y su auto.

- Yo diría que puedes mostrármelo luego, ahora tengo que pedir turno para la primera ecografía.

- ¿Ahora? - se quejó como un niño.

- Sí, ahora. - sonreí arreglando un poco su corbata.

- Pero no quiero que te vayas. Corrección. - alzó su dedo índice. - No quiero que se vayan.

Solté una carcajada y lo acerqué con mis brazos alrededor de su cuello para besarlo.

- ¿De verdad te tienes que hacer la ecografía?

- Eso hacen todas las embarazadas. - rodé los ojos.

- Parece imposible. - musitó sonriendo con ternura mientras bajaba su vista a mi vientre.

- Deja de mirarme así. - lo empujé. - Me hace sentir mal por casi perderlo. - bajé el tono de voz.

- Eso ya pasó, te dije que estábamos bien.

Asentí cabizbaja aún con un pequeño sentimiento de culpa que rápidamente se borró cuando sus brazos rodearon mi cuerpo. Definitivamente ese era mi lugar favorito en el mundo, junto a él.



Una semana después



Junté las piernas y coloqué las manos en mis muslos observándolos.

Estaban más gordos.

«Imposible. No jodas ahora.»

Las piernas me temblaban al igual que las manos. Alcé la vista y justo la enfermera apareció sosteniendo una carpeta marrón, seguramente con los nombres de las pacientes. Suspiré soltando todo el aire que había retenido cuando dijo otro apellido cualquiera.

- Oye. Cálmate. - susurró Liam con una sonrisa de diversión mientras acariciaba mi mano.

- No puedo, es la primera vez que vamos a ver al...

- A Sophie. - se adelantó.

Fruncí el ceño quitando mi mano de suya. - Aún no entiendo por qué todos sueñan con que será niña. Tal vez no lo sea.

- Lo va a ser.

- ¿Y si es un niño? O peor ¿si son gemelos varones?

- Es simple. - habló relajando sus hombros. - Los damos en adopción.

Abrí mis ojos como platos y armé un puño en mi mano para golpear su hombro. - Eres un idiota.

No pudo contener más la risa. - Tú sabes que estoy bromeando. Jamás haría una cosa así.

- Oh, claro que no. De lo contrario me cambio de nombre y me voy a vivir a Australia.

Soltó una carcajada llamando la atención de todas las embarazadas presentes que lo miraron serias. Dios, hasta vergüenza damos.

- ¿Así de gorda te pondrás? - susurró mirando para nada disimuladamente a una de las mujeres.

- ¿Tienes algún problema? - alcé ambas cejas retándolo.

- No me casaré contigo si terminas así.

- Pues, ¡¿sabes qué?! - exclamé parándome de mi asiento. - ¡No lo hagas!

Fruncí el ceño y mis labios a más no poder por la estupidez que dijo. Una sonrisa burlona se formó en su maldito rostro junto con una mirada de picardía.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora