Capítulo 28: Necesito decirte algo®

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Entrecerré mis ojos mirando por la ventana cómo se deslizaban las gotas de lluvia. Es probable que la persona que me viera en este momento piense que estoy vacía. Ya no podía entender lo que me pasaba, estaba viva por el simple hecho de respirar y tener pulso, pero dentro de mí no sentía nada ¿Cómo puede ser que Liam ya no me ame? Para mí fue tan fácil y él...

Tal vez nunca lo hizo, allí está la respuesta.

Tocaron la puerta de mi habitación y, amablemente, dije que pasaran, aunque ya había avisado que no quería hablar con nadie.

Sentí unos delgados brazos rodeándome y un mechón rubio se asomó por mi hombro. Era Brooke. Al darme cuenta que se trataba de ella, volví a llorar como una niña a la que le quitaron su juguete favorito. Y lloré. Lloré hasta deshidratarme y no tener ganas de mover un músculo.

- No lo entiendo. -  susurré.

- No tienes que hacerlo. -  respondió acariciándome el cabello.

- Quiero volver a Canadá, Brooke.

- Emma... -  suspiró.  - Escapar no es la solución.

- Yo sé que no, pero no puedo estar cerca y recordar el rechazo.

Antes de responderme, el resto de mis amigas entraron en la habitación jadeando, y eso me dejó aún más confundida que su repentina aparición.

- ¡¿Cuál es la emergencia?! -  el rostro de Emily se desencajó al verme.  - ¿Qué te pasó?

- Juro que ya no puedo más. -  Alli soltó todo el aire que había retenido mientras descansaba el peso de sus manos en sus rodillas.

- Liam terminó con lo que sea que hayamos tenido.

Todas palidecieron de golpe cuando llamé su atención de aquella manera.

(...)

- ¡Déjenme! -  chillé otra vez tratando de desatar las cuerdas que me ataban a la silla.

¿Se puede tener amigas tan locas como las mías?

- ¡No! -  me sobresalté al escuchar la voz firme de Ana.  - Tú saldrás esta noche a donde sea que vaya Liam y te enrollarás con el primer tipo caliente que veas ¿Ya lo conseguiste Emily?

- Estoy en eso. -  frunció el ceño colocando nuevamente su teléfono en su oreja. De repente abrió los ojos esperanzada.  - Jace, necesito que hagas algo por mí.

- Mierda. -  me quejé.  - ¿Por qué no pueden ser normales y dejar que caiga en depresión?

- La depresión no es una opción aquí. -  me respondió Brooke buscando ropa en mi armario.  - ¡Aquí está!

- Ese vestido me hace ver como una zorra. -  fruncí el ceño. Era azul brillante y llegaba hasta apenas el final de mi trasero. Sin mencionar lo entallado que me quedaba, de ninguna manera podría usarlo por segunda vez.

- Oh vamos. -  se quejó Amalia.  - Te ves tan linda, y además resalta tu figura de una forma completamente violable. Ese es el vestido correcto.

- Ya tengo el bar en donde los chicos llevarán a la rata. -  nos informó Emily.  - ¿Sabes la ropa que te pondrás?

- Por milésima vez... -  rodé los ojos.  - No. No saldré de mi casa, déjenme tranquila. El chico que amo confesó que no corresponde mis sentimientos ¡Merezco pasar otra noche llorando! ¡Es mi derecho!

Las cinco negaron con sus cabezas repetidamente. Era obvio que de esta no podría escapar.

«Eso te ganas por buscar amigas raras.»

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora