Capítulo 2: Retiro lo dicho

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El infernal sonido de mi alarma sonó despertándome y consiguiendo acabar con mi bello sueño. Ya eran incontables las veces en las que rompí aquel aparato, pero mis padres no se rendían, seguían comprando una tras otra porque pensaban que yo jamás despertaría.

«Y tendrá que venir tu príncipe a darte un beso.»

Exacto. Aunque no entiendo cómo Travis, o Patch, o Peeta, o Augustus, o... — ¡Concéntrate! —... podrían darme un beso, pero aún así no pierdo las esperanzas.

«No tienes remedio. Vivirás sola el resto de tu vida.»

No hay ningún problema con ello. He estado con chicos, sí. Pero en este preciso momento estaría importándome muy poco pensar en novios, o al menos en una relación estable. Creo que soy más característica de la frase: Dejar que todo fluya.

Finalmente me duché, hice mis cosas y luego tuve que armar las maletas, hace una semana que mis padres hablaron sobre el internado y hoy mismo tenía que irme.

— ¡Emma, espera! — Ay no, aquí vamos otra vez. Y ahí es cuando Ana viene corriendo hacia mí...

«Cuando pensé que ya se había despedido lo suficiente.»

Me abrazó por décima vez en el día, mientras lloraba. Es bastante asqueroso, pero luego de esto la voy a extrañar así que mejor lo aprovecho.

— Pensé que nunca te ibas a ir. — Mi hermano rompiendo tiernos momentos desde tiempos inmemorables. — ¿Me puedo quedar con la Xbox? — ¿En serio? ¿Me voy por el resto de mi vida a otro planeta y el me pide mi Xbox? — Es broma, o tal vez no... pero bueno, sabes que te voy a extrañar mucho, o tal vez no tanto... — dijo esta vez abrazándome.

— Bueno, salgan — dijo Allison empujando a Luke y tomando mi rostro entre sus manos. — Amiga, yo no sé qué decirte, sabes todo lo que agradezco que tú y esta fresa hayan entrado en mi vida. Nada va a ser lo mismo sin ti. — me abrazó logrando que mis ojos se comiencen a cristalizar, algo que no es normal en mí.

— ¿Estás lista mi pequeña? — esta vez era mi madre que ya se había despedido con mi padre llorando aún más que Hazel con Augustus.

«Bueno, con eso no se juega.»

Tienes razón, lo siento.

Ahora que lo pienso, he vivido en esta casa desde que veía películas de Barbie, ¿Cómo va a seguir todo a partir ahora? No sé si mis padres me van llamar, mi hermano, mis amigas...

Lo único que no voy a extrañar son las llamadas del director.

Subí al auto sumida en miles de pensamientos sobre lo que me esperaba en unas horas. Ahora que lo pienso, la otra prisión era por ocho/seis horas, mientras que allí permaneceré todo el día. Estuve toda la noche pensando en cómo sería el lugar, las chicas, si me costará o no encontrar nuevas amigas. Espero que no.

Últimamente estoy pensando mucho ¿Qué mierda me pasa?

Mis mente es interrumpida porque mi padre acababa de avisarme que llegamos. Giré la vista y vi un enorme edificio a mi derecha. Justo al mismo tiempo, un chico pasó leyendo de su libro por lo que no vio a otro pasar y chocaron sus cuerpos.

Espera...

¡¿Era un chico?!

Me froté los ojos porque seguramente estaba sobrepasando la locura, pero no.

Ahí hay un chico. No sólo uno, dos.

¿Qué el internado no era de mujeres?

Mierda.

Retiro lo dicho.

Esto sí es tan malo como parecía.

(...)

Mis padres llevan alrededor de veinte minutos tratando de persuadirme para que salga del auto, me quieren lejos y rodeada de hombres; traidores. Ya me han ofrecido nutella, helado, chocolates, cajas de chicles...

Pero no.

Yo me resistí.

Es que solo piensen. Está lleno de chicos hormonados con ganas de dejar descendencia en medio mundo. ¿Esto quiere decir que me mintieron sobre que era de mujeres nada más?

— ¿Por qué no me dijeron que habrían chicos? — dije por fin rindiéndome cuando ya el calor se apoderaba del auto.

— Ay Emma, anoche hablé con la directora y me comunicó que hubo un error, el internado es mixto cielo. Pero pensé que no querrías venir si te lo decía apenas ayer que estabas bastante nerviosa. De todos modos puedes hacer amigos nuevos, no es tan malo...

"Ni is tin mili."

— Esta bién. — antes de salir les di un abrazo de oso. — Los voy a extrañar.

Luego de una bienvenida por parte de la directora y su secretaria, que raramente resultaron ser amables, me enseñaron todo el campus. El internado era más al estilo Estados Unidos ya que consistía de tres edificios separados, el que se encontraba en el medio rodeado de campos de deportes era la escuela, a su derecha (bastante lejos) el edificio donde estaban las mujeres y a la izquierda el de los hombres.

Finalmente me llevaron a mi nueva habitación.

Y era de fresita. Toda rosada y con cuadros blancos.

Por suerte estoy sola, no me gustaría compartir habitación con alguien que no conozco. Además no tengo esa suerte de que me toque una chica como yo y nos volvamos amiguis.

No.

De seguro me toca una nicky minaj pero más egocéntrica. Lo prefiero así, sin riesgos.

O bueno, tal vez alguien que sea normal pero simplemente no me hable.

Ya había comenzado a ordenar mi ropa cuando justo tocaron la puerta.

Al abrir me encontré a una chica castaña de ojos café. Tenía una sonrisa de esas que te hacen confiar en una persona al instante, por lo que la saludé y la invité a pasar.

Su nombre era Amalia Harrison, muy amable a decir verdad, me dijo que hace tres años está en el internado, por lo que debe estar en el mismo año que yo, y tiene dos hermanos mayores, Jace y Will.

Resulta ser que es mi vecina así que espero llevarnos bien.

— Debe ser difícil empezar como nueva después de que las clases comenzaron, pero te voy a presentar a mis amigas. Será fácil luego de que ya conozcas a gente.

— Eso es genial, la verdad es que yo no soy muy sociable que digamos, gracias. — admití haciendo una mueca.

— No hay problema, bueno te dejo terminar. Nos vemos en la cena. — se dirigió hacia la puerta. — Oh, sólo por precaución, no dejes tu puerta sin llave.

Asentí con una sonrisa y esta vez sí se fue.

«Te dije que no era tan malo.»

Está bien, tienes razón.

Después ni siquiera bajé a cenar, me quedé ordenando y escuchando Avril Lavigne hasta que me quedé dormida.

Y mañana tenía que ir a clases.

Genial.

Otra vez.

Retiro lo dicho.

No me gusta para nada este lugar. Y tú, consciencia, no te atrevas a decir nada que me contradiga.

...

¿Funcionó?

...

Bien.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora