Capítulo 19: Jamás®

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Ya no aguantaba más.

Había dejado como veinte llamadas y ninguna de ellas fue capaz de responder. En serio ¿Tan enojado estaba? Ni siquiera era para tanto, Liam sabía perfectamente lo que siento por él y que no necesito a nadie más ¿Por qué el mundo se empeña en mantenernos separados?

Suspiré volteando mi cabeza hacia la derecha. Allí estaba la empresa de su familia y, como él me había dicho, aún seguía trabajando en el mismo puesto de antes. Quité las llaves y bajé del auto caminando a paso lento por los pasillos del edificio. Mi vista se detuvo en una melena rubia, era Camila, la secretaria que había contratado cuando aún éramos novios.

- ¿Emma? -  abrió sus ojos sorprendida al verme.

- Hola. -  sonreí.  - ¿Liam está aquí?

- Eh... sí. Pero debo avisarle que viniste.

- Está bien.

- Ha pasado demasiado tiempo. Pensé que ustedes ya no estaban juntos. -  hizo una mueca mientras marcaba un número en el teléfono de recepción.

- En realidad terminamos, pero estamos tratando de entendernos nuevamente.

- Me alegro mucho por ustedes... Oh, buenos días señor. La señorita Emma está aquí y quiere verlo. -  habló hacia la otra línea.  - Bien. -  cortó.  - Dice que subas, fue un placer volver a verte.

- El mío igual.

Continué mi camino hasta el ascensor y las puertas se abrieron de par en par dejándome ver unos ojos verdes al principio sin ninguna expresión pero luego totalmente sorprendidos. Después de tanto tiempo, Beca estaba frente a mí.

- Han pasado muchos años. -  murmuró recorriendo mi cuerpo fríamente.

- Así es. -  elevé mis hombros.  - ¿Puedes... -  señalé las puertas para que se haga a un lado de modo que pueda entrar.

Ella se quedó allí viendo cómo marcaba el piso de la oficina de Liam. Genial, tendríamos que compartir ascensor.

- Y bien... ¿Cómo se siente haberme robado a mi novio? -  habló con resentimiento.

¿Es hipócrita o qué?

- Eso debería decirte a ti. -  me giré a verla.  - No sé si ya olvidaste lo que pasó cinco años atrás.

- Eso fue culpa tuya, querida. No hizo falta ni que moviera un dedo para que tú sola provocaras que Liam te deje.

- Y por lo visto te sirvió. Digo, ya que ahora están juntos. -  hablé sarcástica.

Mierda, el tiempo pasaba demasiado lento y aún faltaban ocho pisos.

- ¿Qué hiciste? -  se colocó frente a mí.

- ¿Perdón?

- ¿Qué hiciste para que se acostara contigo? ¿Lo drogaste? ¿Lo emborrachaste?

- Desgraciadamente no recuerdo nada de nuestro fogoso encuentro. -  sonreí.  - Porque yo también estaba ebria, y... Ya sabes, los ebrios actúan por puros impulsos, era algo que ambos queríamos.

- Eres una perra. Nunca creí que tuvieras tan pocos códigos.

- ¿Así como tú los tuviste? Wow, qué bien criterio.

El ascensor emitió un pitido indicando que habíamos llegado, sin decir más nada la esquivé para caminar por un pasillo a la oficina de Liam.

Toqué la puerta dos veces antes de abrirla y asomar mi cabeza. Alzó la vista de su computadora y me miró sin expresión alguna. Sonreí tímidamente entrando luego de cerrar la puerta detrás de mí.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora