Capítulo 27: Un mes

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- Hoy es mi primer aniversario. -  repetí susurrando temerosamente mientras miraba por la ventana.

- ¿Te pasa algo? -  preguntó Emily cuando por fin me encontró hecha un ovillo en el sofá.

- Eso creo...

- ¿Es por Liam? -  lentamente se acercó a mí con preocupación.

- No... bueno sí. -  suspiré.  - Hoy es nuestro primer mes como novios y no se qué haremos, tal vez ni lo recuerda.

- Depende como es él, algunos le dan importancia y otros no tanto.

- Liam seguramente es de esa mayoría que "no tanto". -  marqué las comillas con mis dedos.

- ¿Segura que ya no sigues enojada?

- No lo sé. No hemos hablado mucho desde lo que pasó, apenas lo veo.

- Pero ya pasaron más de dos semanas, no creo que se lleven mal ahora. Deberías superarlo.

- Es que trato, pero no puedo. Es difícil olvidar que viste un brasier en el auto de tu novio ¿Eso qué te hace pensar, eh?

- Te entiendo. -  dijo colocando su mano sobre mi brazo.  - Pero si te sigues atormentando de esta forma, lo mejor será que termines con su relación, Emma.

- Ya lo he pensado, pero no sé si es lo mejor.

- No esperes demasiado o sufrirán el doble.

- Lo haré hoy mismo. -  me decidí.

- ¡¿Qué?! ¿El día de su aniversario? Eso es muy bajo.

- Entonces mañana. Pero no pasan ni dos días que Liam y yo rompemos.

(...)

- Buenos días, señorita Price.

Asentí sonriendo para devolverle el saludo.

- El señor White acompañó a su padre a una reunión ¿Necesita que le diga algo?

- Necesito esperarlo aquí ¿Puede ser?

- Eh... está bien. -  respondió algo dudosa.

Comencé a caminar una vez que salí del ascensor y a lo lejos divisé la oficina de Liam.

- Parece que el destino nos vive cruzando. -  dijo una voz masculina a mis espaldas y volteé.

- ¿Perdona?

Oh, santa mierda. Es el mismo hombre de la otra vez, Drake.

- Tu noviecito se fue, estamos solos. -  se acercó seductoramente.

- Mmm, es verdad. Y eso es exactamente lo que me gusta, estar sola. -  respondí con una sonrisa falsa antes de entrar en la oficina y cerrar la puerta.

No sé en qué momento me quedé dormida con mi cabeza sobre el escritorio hasta que comenzaron a acariciar mi cabello. Lentamente abrí los ojos y me apoyé en el respaldar de la silla.

- ¿Hace cuánto llegaste, amor?

Fruncí el ceño y vi que él se había sentado en su escritorio mientras tomaba mi mano.

- No lo sé, como... ¿Una hora?

- Es incómodo dormir así, vámonos.

- Pero es que quería hablar contigo sobre algo importante.

- ¿Qué pasa? -  ladeó la cabeza.

No puedo hacerlo. En el día de nuestro aniversario no.

- Ya me olvidé.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora