Capítulo 26: Es ella o yo

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- Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio...

Me detuve ya que me desplomé deslizándome por la pared hasta acabar sentada en el piso abrazando mis piernas.

- Ya lo sé. -  Emily rodó los ojos.  - Pero aún no me dices el por qué.

- ¡Mira! -  le mostré el sostén.

- ¡Wow! ¡Es de Victoria's Secret! ¡Amo su ropa interior!

Estallé en llanto.

- ¿Por qué lloras? ¿Acaso te lo rompió? -  frunció el ceño revisando la prenda.  - Esto está en perfectas condiciones, Emm.

- ¡No lo entiendes! ¡El sostén no es mío! ¡Es de Beca!

- ¡¿Se lo robaste?! -  abrió sus ojos como platos.

- ¡No! ¡Lo encontré en el auto de Liam! -  lloré aún más.

El semblante sorpresivo de Emily cambió notablemente y se puso pálida.

- No puede ser. Mi hermano nunca te engañaría. -  murmuró.

- Pues lo hizo, lo hizo ¡Soy una cornuda, Emily!

- Pero... tal vez no es cómo crees o... ugh, sí, sí lo es. -  dijo y salió corriendo.

Simplemente no podía más, iba a terminar deshidratándome de tanto llorar. No quiero verlo, no quiero saber nada de él porque si veo su maldita cara voy a romperla. Ugh, y cuando vea a la maldita perra alzada de Beca, que mejor se despida del mundo.

- ¿Emma? -  preguntó la dulce voz de Dinah y se sorprendió al ver mi estado.  - Ay, querida ¿Qué te pasó? -  preguntó acercándose a mí.

- Todo se terminó. -  murmuré con un hilo de voz.

- ¿Todo? ¿Todo con qué?

- Con su hijo.

Lentamente se separó de mí frunciendo el ceño.

- ¿Qué te hizo?

- Pregúntele a Beca.

Ay no. No tendría que haber hecho eso, no con su propia madre.

- Lo voy a matar. -  dijo y rápidamente salió del baño.

Pasaron unos minutos y me apoyé sobre el lavamanos para observarme, tenía el rostro y los ojos rojos de tanto llorar. Me lavé la cara y tomé el sostén formando un puño con mi mano para salir.

Una vez afuera, todo se veía normal, la gente bailaba y reía alrededor de la feliz pareja.

A mi derecha escuché un grito proveniente de la madre de Liam y esperé a que aparecieran junto a Emily.

- Déjenme solo con ella. -  dijo totalmente serio y luego de resistirse un poco, se fueron.

Liam trató de acercarse a mí pero di un paso hacia atrás como si su cercanía me quemara.

- No me toques, nunca más.

- ¿Ahora qué hice? -  ladeó la cabeza con frustración.

Así que no le dieron la noticia...

- ¿Quieres saber lo que hiciste? -  alcé ambas cejas.

- Me gustaría, sí.

- ¿Reconoces esto? -  pregunté estirando el sostén frente a sus ojos.

- ¿Es tuyo?

- Oh, claro que no. El olor a zorra recogida está impregnado en esta cosa. Claramente no es mío. -  hice una mueca de asco.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora