Capítulo 33: Una locura

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El sonido del timbre que indicaba el último receso del día me había salvado de la asquerosa clase de literatura. Salí rápidamente del salón, y no porque me escape, sino porque tenía que ir al baño. Entré y lo primero que vi fue a Amber retocándose un poco el maquillaje que llevaba, se le notaban unas ojeras seguramente producto de su pelea con Liam. Sólo la miré con compasión, ya que nadie se merecía sufrir aunque haya sido una verdadera perra.

- Boom bitch. - dijo Emily mostrándonos unas entradas para el concierto de One Direction que será en las vacaciones.

- ¡No te creo! - exclamó Amalia impactada y Brooke seguía con la mandíbula por el suelo.

- No lo hagan si no quieren. - nos guiñó un ojo y yo reí. Mis amigas eran verdaderas fans de la banda, sin embargo yo sólo me consideraba como alguien que los apreciaba mucho y a su música.

Iba a decir algo pero nuevamente el timbre nos interrumpió. Caminé lentamente por la mitad del pasillo - como solía hacer Liam y su grupito de chicos playboy- dirigiéndome a mi clase de matemática. Entré al salón y él estaba apoyado en la ventana mirando hacia el piso de abajo.

- ¿Te vas a suicidar sin despedirte? - le pregunté por lo que él volteó con una sonrisa totalmente perfecta.

- Nunca me moriría sin avisarte, tranquila.

Abrí la boca para responder ante su raro cumplido pero justo entró Amber y el semblante de Liam cambió repentinamente. Dirigió su mirada hacia mí con un destello de perversión en ella y yo lo comprendí al instante. Me acerqué peligrosamente a Liam casi rozando nuestros labios pero la profesora entró al salón mientras Amber me miraba con odio. Nos sentamos juntos en el último asiento y podía ver cómo la susodicha volteaba innumerables veces para comprobar que no lo estuviera violando en plena clase.

La clase finalizó y estaba saliendo junto con Liam, pero recordé que Amber estaba casi en frente nuestro. Por lo que rápidamente lo tomé del brazo acercando mis labios a su cuello y dejando un cálido beso en él. Sentí todo su cuerpo tensarse y sonreí victoriosa.

- Me debes una. - le susurré.

- Te la pagaré muy pronto. - dijo con cierta arrogancia seguido de guiñarme un ojo y salió del salón no sin antes darme un beso en la mejilla derecha.

Comencé a caminar detrás de él y me detuve en mi casillero para guardar mis cosas e ir a almorzar al comedor, pero alguien con las uñas pintadas de un color violeta oscuro lo cerró con mucha fuerza y yo volteé para ver de quién se trataba. En frente mío tenía a dos chicas vestidas con jeans, vans y camperas negras. Era una morocha y una rubia que reconocí al instante, las perras falderas de Amber. Ellas sorprendentemente estaban en todas las clases de la pelirroja y la seguían siempre a cada lugar a donde iba.

- ¿Tú eres Emma? - me preguntó la rubia.

- No. - ironicé. - Mi casillero dice "Emma" sólo porque me gusta el nombre. - le dije dibujando una sonrisa llena de falsedad en mi rostro.

- Sí, es ella. - dijo la morocha.

Pero ¡Qué idiotas! No me sorprendería si estas zorras se hubieran caído al nacer.

- Bueno, una desgracia conocerlas, muévanse. - quise caminar hacia la puerta pero ambas me detuvieron por los hombros.

Volteé rodando los ojos y sentí como la mano de la rubia daba de lleno contra la mejilla en la que Liam había depositado su beso. Yo sólo sonreí y comencé a contar para poder mantener la calma y no arrancarle cada una de sus malditas extensiones amarillas como pato. Por suerte, no me había dolido.

- Cometiste un gran error, trepadora oxigenada. - dije una última vez antes de lanzarme sobre ella como un gato, pero unos brazos me tomaron por la cintura impidiendo que siga con mi objetivo.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora