Capítulo 39: Problemas estomacales

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Me levanté a la velocidad de la luz, hice todo lo que tenía que hacer antes de salir de mi habitación y fui corriendo a la de Brooke. Como lo suponía, estaba profundamente dormida mientras se tapaba hasta la cabeza, mi idea era despertarla como solían hacer conmigo siempre que entraban a mi habitación, pero cuando quise levantar la sábana me encontré con Jace. Estaba roncando y se frotaba la nariz por el contacto que yo había provocado recién. Abrí mi boca sorprendida y luego escuché el ruido de la ducha, mierda había llegado tarde. Rápidamente tomé la almohada que él abrazaba y comencé a golpearlo con esta.

- ¡¿Q-qué haces maldita loca?! - exclamó asustado con los ojos entrecerrados por lo que recién despertaba.

- ¡¿Tú qué haces en la habitación de mi amiga?!

- Espera, ¿Quién eres... - frotó sus ojos para verme mejor y se enredó en las sábanas cayendo al piso del susto, por lo que yo solté una carcajada ante su reacción.

- Ay no puedo con esto. - solté limpiándome lágrimas falsas.

- ¿Qué haces aquí, Emma? ¿Desde cuándo entras a la habitación de los demás sin permiso? - dijo incorporándose mientras se sacaba las sábanas de encima. Alcé una ceja cuando noté que solo traía un boxer, y debía admitir que el novio de mi amiga no estaba nada mal...

- Desde que mis amigas hacen lo mismo cada maldita mañana.

- Oye, no lo noté pero anoche manché tu camiseta con pasta dental... - habló Brooke saliendo del baño. Se detuvo en seco al verme ahí con una almohada en mi mano.

- ¿Por qué se asustan tanto? Ni que los hubiera encontrado en pleno acto sexual... - hice una mueca y Jace se golpeó con la palma de su mano en la frente.

- Créeme que si hubieras visto a Jace número dos te da un infarto. - dijo él sonriendo con arrogancia.

- Claro, un infarto al no encontrarlo. - mi amiga hizo un gesto con sus dedos indicando que era diminuto y yo reí como loca.

- Bueno, pequeños... - le guiñé un ojo a Brooke y ella rió. -... Mejor los dejo, voy a ir a despertar a alguien más.

Dejé la habitación y cerré la puerta para salir corriendo hacia mi próximo objetivo, la habitación de Amalia. Lo más lógico sería haber ido hacia allí primero, ya que estaba en frente de la mía, pero siempre buscaba el camino difícil. Sin embargo, para mi mala suerte, esa chica era inteligente y cerraba la puerta con llave.

Perra.

Me di un golpe mental al olvidar que ella siempre decía que suele hacer eso para evitar bromas pesadas. Pero bueno, aún tenía a una chica más que no se iba a escapar de mi venganza. Bajé dos pisos hasta la habitación de Emily que tenía un enorme cartel en rosa con la letra "E".

Abrí lentamente la puerta con cuidado de no despertarla, pero me encontré con lo que menos quería, ahí estaba mi amiga semidesnuda con Chris abrazándola por la espalda en las mismas condiciones que ella. Abrí mis ojos y boca a más no poder ante la escena. Las sábanas los cubrían hasta la cintura ¡Estaban desnudos!

Y él decía que gustaba de mí...

Hice una mueca incómoda y volteé para irme pero debido a la mala suerte que existía en este mundo, choqué contra la mesa de luz. Cerré mis ojos fuertemente cuando escuché un gruñido por parte del chico indicando que había despertado.

- ¿Emma? - lo vi ponerse pálido. Rápidamente se miró a él mismo y cubrió un poco el cuerpo de Emily con la sábana al darse cuenta que la había destapado.

- No digas nada. Yo ya me voy.

- Espera... Puedo explicarlo. - dijo algo adormilado y simplemente salí corriendo para que Emily no despertara. Seguro Chris debía pensar que estaba enojada o algo por el estilo, pero no, porque yo siempre lo vi como un amigo y desgraciadamente nunca será más que eso.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora