Capítulo 21: Cuando el amor pierde la batalla®

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Emma POV

- Ya no estoy enamorada de Luke.

Volteé a ver a Ana con la mirada perdida en algún lugar de la ventana.

- ¿Estás bromeando, verdad? -  pregunté incrédula.

Negó temerosamente con su cabeza y sentí que poco a poco estaba perdiendo el control.

- ¡¿Pero qué rayos les pasa a todas ustedes?! ¡Están acabando con mis parejas favoritas!

Brooke frunció el ceño.

- Sí, eso también iba dirigido a ti.

- Cuando sufras de una infidelidad hablaremos de ello, Emma.

Tuve que realizar una guerra en mi interior para decidir si mataba a mis amigas o me tiraba por el balcón.

- ¿Qué pasó con Luke cuando los dejé solos? -  volví a hablar con Ana una vez que me había calmado.

- Si te refieres a pasar algo como, por ejemplo, tener sexo de reconciliación, pues no.

Apreté los labios y me senté de brazos cruzados en mi cama totalmente indignada. Por primera vez mi plan de pegamento no sirvió.

- ¿Y qué hablaron? -  preguntó Emily interesada mientras dejaba de limarse las uñas.

- Bueno... -  rodó los ojos.  - Se disculpó conmigo. Pasó como media hora en la que estuvimos completamente callados, hasta que simplemente dijo: Perdóname.

- Necesito más detalles. -  exigí.

Ana POV

Suspiré.

Flashback

Sentía la pesada mirada de Luke sobre mí a pesar de no hacer contacto visual con él ya que se encontraba en la otra punta de la habitación. Maldigo el momento en el que me dejé llevar por las estupideces de mi mejor amiga.

Escuché como respiraba con pesadez.

¿Desde cuándo nos incomoda tanto estar juntos?

Oh, claro. Desde que me engañó con cualquier mujerzuela que se le cruzó en su camino.

- Perdóname. -  lo sentí murmurar.

Fruncí el ceño mirándolo a los ojos después de tantos minutos sin decir palabra alguna.

- ¿No te parece un poco tarde? -  reí sin ganas.

- Nunca es demasiado tarde.

- Para mí sí, Luke.

- Mierda. -  se acercó a mi cuerpo de golpe por lo que me asusté.  - ¿Qué más quieres de mí, Ana?

- Nada. -  bajé la vista.  - Ya no se siquiera si te conozco Luke.

- ¿Cómo que no? -  rió negando con la cabeza.  - Eres la única que me conoce realmente como soy.

- Yo también pensaba eso, pero luego me engañaste.

- Estaba ebrio. -  se quejó. Ahí viene otra mentira.  - No puedes castigarme por eso y no tienes idea de lo arrepentido que estuve. Mi vida se volvió una mierda sin ti, debes creerme. Por favor. -  suplicó tomando mi rostro con ambas manos.

- No puedo. -  susurré con los ojos cristalizados.

- ¿Por qué no? No me digas que hay alguien más.

Tragué saliva pesadamente.

¿Cómo se atrevía a preguntarme una cosa así? Él sabe perfectamente que desde que tengo memoria lo único que fui capaz de hacer ha sido amarlo. Jamás podría poner los ojos en otra persona, por desgracia.

Conocerte Es Difícil © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora