Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]

Killer Queen

Enero de 1976 - Nueva York

Volar era una de las cosas que más odiaba Freddie. Leena sospechaba que lo que detestaba no era la posibilidad de morir en un accidente, sino la idea de no volver a ver a sus gatos.

Antes de salir de gira siempre contrataba a alguien de confianza para que cuidara de sus felinos, a los que llamaba cada día para hablarles a través del teléfono.

Aterrizaron en Estados Unidos a finales de enero de 1976 para la parte americana de la gira.

Freddie estaba impaciente por llegar a Nueva York para ir de compras y exprimir las noches al máximo en la zona gay de la ciudad. En aquellos años el West Village era todo un paraíso de las relaciones esporádicas homosexuales: bares, clubs, saunas, hoteles por horas, salas de masajes, cines X... Ni siquiera la cosmopolita Londres ofrecía tal variedad de diversiones.

La discográfica americana de Queen, Elektra Records, se encargó de proporcionarles el lujo acorde a una gran banda de rock. En la anterior gira habían viajado y dormido en un autobús, pero aquello había quedado atrás para siempre.

Cuando llegaron a la suite del legendario Four Seasons Leena se sintió inmediatamente incómoda. Siempre había vivido a salto de mata y con el dinero justo. En cambio Freddie parecía haber nacido para estar rodeado de lujo. Estaba en su hábitat natural.

—¿Para qué necesitamos tanto espacio? Yo solo me he traído una maleta.

Freddie iba como un niño feliz abriendo armarios, saltando encima de la cama y gritando con cada nuevo y fabuloso descubrimiento.

—No se trata de lo que necesitemos, sino de lo que podemos permitirnos pagar, encanto.

Se metió en el baño y empezó a abrir grifos lanzando pequeños grititos de placer. Leena miró a su alrededor.

Además de la habitación principal, había una sala de estar con un enorme sofá, una pequeña cocina y dos cuartos de baño con bañeras que parecían piscinas.

—Podría acostumbrarme a esto —gritó Freddie desde uno de los baños. Luego asomó la cabeza—. ¿Nos damos un baño de burbujas?

—Fred, tienes la prueba de sonido en una hora.— le regañó Leena cariñosamente.

—¿Y si prometo cantarte?

—Freddie...

—Oh, de acuerdo. Aguafiestas —Freddie salió del baño y se tiró dramáticamente sobre el sofá—. Pero luego saldremos a quemar la ciudad, ¿a que sí?

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Tras el primer show en el Beacon Theatre, Freddie y Lena salieron a recorrer algunos de los clubs homosexuales más famosos del West Village. Bailaron como locos al ritmo de la música disco hortera que sonaba y bebieron vodka y champagne durante horas.

Luego Freddie quiso probar una sauna turca y Leena aprovechó para irse y dejarlo a su aire. De todas formas en aquellos sitios una presencia femenina no era bienvenida. Freddie podría haber utilizado su dinero para facilitarle la entrada, pero ella le rogó que no lo hiciera y lo dejó a la caza de su próximo amante anónimo.

Volvió al hotel, dónde sabía que Roger y Brian estaban en plena juerga. Habían reservado un salón de fiestas y lo habían llenado de gente, música, drogas y alcohol.

Roger enseguida la abrazó nada más entrar por la puerta tras mostrar su acreditación como crew de Queen.

—¿Y Freddie?

—En una sauna turca.

El rubio la miró inquisitivamente.

—Algún día tendréis que explicarme qué clase de perversa relación tenéis vosotros dos.