Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]

Princes of The Universe

Noviembre de 1996 - Londres

—¿Puedo venir? Por favor, Freddie. ¿Puedo venir? ¿Puedo? ¡Freddie!

Liam revoloteaba a su alrededor como un molesto moscardón mientras él intentaba hacerse el nudo de la corbata correctamente, frente al espejo del recibidor de Garden Lodge.

—Te aseguro, querido, que la ceremonia de los MTV Europe no es tan excitante como te crees que es. En realidad, suelen ser muy aburridas.

—¡Pero irán muchos famosos! ¿Crees que estará Robbie Williams?

—¿Pero es que acaso tienes algo que ponerte?— suspiró al fin.

—Pues no sé, ayer me compré unos tejanos nuevos.

—Ni hablar. Ve arriba con Leena y pídele uno de mis trajes.

—¡Pero si no usamos la misma talla!— se indignó Liam.

—Querido, yo tenía tus mismas piernuchas estrechas y un culito respingón como el tuyo cuando era un treintañero. Así que arreando arriba.

Liam se estrujó la cara de emoción y corrió escaleras arriba, irrumpiendo en el dormitorio con alegría contagiosa, llamándola a gritos.

—¡Lee!

—¡Estoy en el baño!

—¡Necesito un traje!

Leena salió del baño privado de la habitación, con gesto interrogante. Liam gritó y se tapó los ojos de forma inmediata.

—¡Pero que vas en bolas, joder!

—No voy en bolas. Se llama ropa interior. ¿Y qué más te da, si eres gay?

El chico miró entre sus manos, observándola. Leena se empezó a impacientar.

—Mira, tengo que vestirme y maquillarme porque nos vamos en media hora al Alexandra Palace así que sé claro y conciso por una vez.

—Freddie me ha dicho que puedo venir con vosotros pero que me tienes que buscar un traje de cuando él estaba flacucho.

—Muy bien. Mira en ese armario del fondo.— le señaló Leena, sentándose en su tocador para empezar el ritual de maquillaje.— Ahí está toda la ropa que Freddie ya no se pone.

—¿No te vas a vestir?— preguntó Liam, mirándole las piernas enfundadas en medias y ligueros.

—No, eso al final, para no manchar el vestido de maquillaje. ¿No te he dicho que tenemos prisa?

Liam abrió el armario que apenas usaban y empezó a rebuscar. Leena lo vigiló de reojo mientras se aplicaba la base y el antiojeras. Sonrió al verlo sacar un mono de una pieza a rayas blancas y negras.

—Pero... pero... ¿qué es este horror?

—Lo usaba Freddie para actuar. Si no recuerdo mal lo llevó bastante entre el 76 y el 77.

—Madre mía, se me caen los ojos al suelo.

—A mi también se me caían cuando se le marcaba todo el paquetón.

—¡Lee! No digas marranadas.

Ella rió, rebuscando entre sus pintalabios.

—¿Sabes que mi mejor amiga de cuando era una adolescente también me llamaba Lee? Nadie me había vuelto a llamar así, y menos aquí en Inglaterra.

—¿Te molesta?— la vergüenza cruzó por la cara de Liam y Leena se apresuró a tranquilizarlo.

—Claro que no, cariño. ¿Encuentras algo?