Burnin' Through The Sky [Final]

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Febrero de 1997 - Las Vegas

Dominique se secó el sudor de la frente, profundamente hastiada de haber recorrido las tiendas más estrafalarias de Las Vegas en busca de un montón de ropa estrafalaria que Leena buscaba con ahínco.

—Leena, por favor. ¿Podemos volver al hotel?— se quejó Nicky, cargada ya con varias bolsas.

—Un momento, esto es importante, Nicky.

Se calzó las botas de cowboy y estiró una pierna para que su amiga las admirara.

—¿Y bien?

—Son horrendas, joder.

—Entonces son perfectas.— rió Leena.

—¿Pero de verdad te las vas a poner?

—Solo esta noche.

—¿Qué pasa esta noche?

—Oh, nada. Nada importante.

Dominique puso los ojos en blanco.

—Es una especie de juego de roles con Freddie, ¿no? Uno en que tu eres una forajida y él es el sheriff que te viene a esposar.

Leena se quedó pensativa.

—No, pero oye, me apunto esa fantasía para escenificarla con Fred.

—¡Cerda!

—Calla, guarra, y ayúdame a sacarme la puta bota.— rió Leena, mientras su mejor amiga le estiraba la bota y ambas caían entre risas en el sofá de la tienda de zapatos.

Habían aterrizado en Las Vegas el día anterior, en el que Queen habían dado un espectacular concierto en el Park Theatre. Freddie había exigido dos días de descanso tras aquel concierto y Miami lo había organizado para que la banda gozara de cuarenta y ocho horas sin nada que hacer en la ciudad.

Empezaba a anochecer y debían volver al Caesar Palace para cenar con todos. Dominique la había acompañado durante horas por decenas de tiendas turísticas y de segunda mano, sin entender que buscaba. 

Pero Leena sabía muy bien lo que quería, y no se detuvo hasta que lo consiguió.

+++

Apuró el tercer whisky de la noche, decidiendo que por el momento ya era más que suficiente si no quería caerse camino al maldito altar. Se puso la minifalda vaquera más corta que tenía, o como solía llamarla Freddie: un mero cinturón ancho que apenas le tapaba el culo. Se anudó bajo los pechos una camisa de cuadros negros y rojos y finalmente se calzó las horrendas botas de cowboy, sin poder evitar soltar una risita etílica por lo que estaban a punto de hacer.

—¡EN SERIO, LEENA!— gritó Freddie desde el baño.— ¡ME NIEGO!

La puerta del baño se abrió y Fred apareció enfundado en unas medias que aplastaban el vello de sus piernas. Llevaba una corta falda de cuero y un suéter rosa. En la mano sacudía unos tacones y una peluca de pelo negro. Leena se tiró en la cama riendo a carcajada limpia.

—No voy a casarme vestido con la ropa de I Want To Break Free. ¡LEENA!

—Pues entonces quiero el divorcio— se partió de risa ella.

—¿De dónde coño lo has sacado?

—Lo guardé en Garden Lodge, para obligarte a ponértelo alguna vez. Vaaaa, por favor.— le suplicó Leena.

Freddie la insultó entre dientes, claudicando y colocándose la peluca. Leena supuso que ahora él entendía porque le había pedido que se dejara su viejo bigote de siempre. Una vez se subió a los tacones puso los brazos en jarras, expectante.

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora