27 de febrero de 1981 - Buenos Aires
Aterrizaron en Ezeiza tras los conciertos en Japón para dar cinco shows en Argentina. Nunca antes Queen había organizado un tour allí.
Era la primera vez que pisaban aquel país y desde luego ninguno se esperaba el recibimiento que tuvieron. Nada más bajar del avión se encontraron con una multitud enardecida que les esperaba en la terminal de llegadas del aeropuerto, junto con una enorme y desmesurada cantidad de periodistas lanzando fotos sin parar.
Freddie, en particular, pareció asombrado por las muchas chicas que le gritaban como locas, agitando pancartas con corazones dibujados junto a su nombre. Esa clase de atención solían recibirla más Roger o Brian, los guapos oficiales de Queen.
—¿Qué pasa aquí?— preguntó Roger, cuando lograron ser escoltados por la policía militar argentina hasta los coches que les llevarían al hotel Sheraton, en el barrio del Retiro.
Alfredo Capalvo, productor y responsable de haber traído a la banda a Argentina, se encogió de hombros.
—Freddie es un auténtico éxito aquí entre las mujeres.
—¿En serio, yo?— se sorprendió Fred. Leena rió cuando vio la cara de pasmo de Roger.
—Claro.— respondió Alfredo.— Eres como el arquetipo de macho que las argentinas quieren.
—Vaya por dios.— dijo Leena entre risas.— Como si no tuviera bastante con la competencia de pollas.
El hotel estaba rodeado de una aglomeración casi incontrolable de seguidores, y comprendieron que en aquel país se había desatado una demencial locura por Queen. No iban a ser capaces de salir del Sheraton ni siquiera para pasear por San Nicolás, como querían hacer Leena y Dominique para estirar las piernas tras el vuelo de Japón, así que los cuatro componentes de Queen se resignaron a no descubrir la ciudad a su aire, como normalmente podían hacer.
Desde la suite más lujosa del Sheraton se veía la zona portuaria de Buenos Aires. La brisa marina del Río de la Plata llegaba hasta ahí y Freddie suspiró, deseando salir de compras y a tomar algo. Pero la policía se lo había desaconsejado, si no quería verse metido en alguna situación peliaguda.
Para más inri, Brian y John habían aceptado visitar al presidente Viola y lo habían convencido para acompañarlos. Freddie ya se estaba arrepintiendo de estar aguantando varias horas de charla política.
—¿Te vienes conmigo, encanto?
Tirada en la cama y ojeando la carta del restaurante del hotel, Leena lo miró.
—¿A ver a Viola? Qué aburrimiento, Fred. Nicky y yo queríamos ir a dar una vuelta, además.
—¿No será peligroso?
—No creo que nadie nos conozca a nosotras dos.
—Bueeeeno. ¿Me comprarás algo?
—Claro. Cuando vuelvas, estaré esperándote aquí con un regalo. O muchos regalos. ¿Trato hecho?
—Trato hecho.— dijo Fred, peinándose en el espejo y resoplando con fastidio. Vestía unos pantalones blancos ajustados, zapatos rojos y una camisa con flores y hojas de colores, que llevaba abierta casi hasta medio pecho. No pensaba cambiarse para ir a conocer al presidente. Si no le gustaba, le podían ir dando por muy presidente que este fuera.
—¿Qué miras, querida?— le preguntó él a través del espejo, comprobando que su bigote estaba impoluto y con cada pelo negro en su sitio.
—A ti. Estaba pensando que menos mal que estamos en una época de no liarnos con otros, porque si caes en manos de una argentina seguro que te pierdo para siempre. A la que me descuide, alguna se te va a comer.— bromeó Leena, abrazándolo por la fina cintura.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfiction-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...