Freddie se escabulló para darse una ducha rápida y cambiarse.
Leena no tenía ropa de repuesto, así que se contentó con lavarse manos y cara para, tal como le dijo Roger con su tacto habitual, "quitarse el olor a polla".
—No me mires así otra vez —rió Freddie mientras se abrochaba el cinturón de los tejanos y se ponía rápidamente una camiseta blanca dónde se leía West Hollywood.
—Perdón —murmuró Leena. Y luego añadió bajito—: Aguafiestas.
Freddie salió del cuarto de baño y Leena tuvo que esquivar el pellizco de marras en su trasero antes de seguirlo.
Michael Jackson ya había llegado, junto a sus acompañantes.
El Rey del Pop acababa de lanzar 'Off The Wall' y estaba espléndido. Aún no había cumplido veintidós años pero ya era tímido y reservado en el trato personal, aunque luego en el escenario se convirtiera en una bomba de energía y baile. En aquella época, Fred y Michael tenían bastante en común. Lamentablemente, Michael no soportaría el acoso de la prensa con el mismo aplomo que lo haría Freddie en los años venideros.
Leena estrechó la mano al Rey del Pop, que tenía una voz suave y aniñada. Este no se quitó las gafas de sol en todo el rato, pero fue amable.
—Enhorabuena por 'Off The Wall' —le dijo Leena, aceptando una cerveza de Freddie—. No hay nada como tus canciones para bailar toda la noche.
—Oh, muchas gracias. Ahora estoy trabajando en algo un poco diferente.
—¿De qué se trata? —quiso saber Freddie.
Con aquella voz tan dulce y tan tímida, Michael les explicó algunos detalles sobre lo que se convertiría en un par de años en 'Thriller', el disco más vendido de la historia. Leena bullía de emoción por dentro, pero se mantuvo impasible mientras Michael le consultaba la letra de Human Nature a Freddie.
—Yo estaba pensando en hacer algo mucho más disco. Algo que se pueda bailar en los clubs —comentó Fred, mirando a sus compañeros de banda—. Pero no sé si estos viejos rockeros me dejarán hacerlo.
—Si todo va a ser como Another One Bites the Dust será un éxito. Gracias a dios que la sacasteis —sonrió Michael. Tenía una sonrisa muy tierna, casi infantil—. Muchos de mis amigos negros se creen que sois una banda negra de funky.
—Bueno, Brian tiene el culo muy peludo. Eso es lo más negro que tenemos en Queen.
Leena rió en silencio. Freddie siempre soltaba algo profundamente inconveniente en el momento más inesperado, y se quedaba tan ancho. El pobre Michael no supo cómo responder a eso y volvieron rápidamente a hablar de música y de colaborar juntos.
Al fin, quedaron en reunirse en algún momento del año para definir y componer una o dos canciones.
Cuando las cosas comenzaron a descontrolarse en el backstage, y eso solía significar que empezaban a entrar groupies y a prepararse rayas, Michael se sintió incómodo y se despidió cordialmente de todos.
Leena lo vio marchar con aquellos andares tan propios de Jackson y en un impulso, lo siguió dejando a Queen en la otra habitación.
—¡Michael!
Este se giró, mientras el resto de sus amigos seguían su camino a la salida.
—¿Sí?
Leena tragó saliva. Sabía que era una tontería y que de nada serviría, pero no perdía nada por intentarlo.
—No dejes que los hijos de puta de los periodistas te destrocen. Nunca —le apretó la mano, donde vio algunas pequeñas manchas blancas de vitiligo.
Michael asintió, sin entender nada. Pero era demasiado tímido para preguntarle a qué venía esa advertencia.
Luego, el Rey del Pop se fue y ella volvió junto a las reinas del rock.
Se encontró con una escena bastante habitual en la vida de Queen. John abrazado a una botella de ginebra. Brian y Roger metiendo mano a la misma afortunada fan, que por la cara que ponía estaba más que encantada con aquel improvisado sándwich.
Y Freddie, que con una tarjeta de crédito preparaba varias líneas de cocaína sobre un disco de Jimi Hendrix. Cuando las rayas estuvieron listas, enrolló un billete de cien dólares, se inclinó y esnifó dos de golpe. Le pasó el billete a Leena y se relajó en el sofá.
Leena agarró el billete y lo imitó, aunque solo esnifó una línea de oro blanco. Luego se sentó junto a Freddie, que le rodeó el hombro con un brazo. Ambos compartieron una botella de vodka, mientras miraban sin ver los avances sexuales de Brian, Roger y la groupie.
Con la cabeza apoyada en el pecho de Freddie y el efecto de la droga galopándole en las venas, Leena cerró los ojos. Notó como Freddie le hundía la nariz en su pelo y la besaba.
—¿Nos vamos de aquí, encanto? No me apetece ver una peli porno en directo protagonizada por estos dos.
—De acuerdo —Leena le tomó la mano y se la acarició contra su nariz—. ¿Te puedo tener para mi sola, esta noche?
—Después del numerito en el cuarto de los amplificadores, estoy dispuesto a concederte cualquier deseo.
Agarrados de la mano, dejaron al resto de Queen seguir la noche por su cuenta. La limusina les esperaba en la salida trasera del estadio. Freddie atendió a los fans que le esperaban. Firmó discos y posó para las fotos con una media sonrisa. Leena esperó pacientemente a que terminara, mientras algunos seguidores se acercaban a ella también.
Cuando se subieron en el largo y lujoso coche, Freddie le anunció que se acababa de comprar un apartamento en Nueva York. Al finalizar la primera etapa de la gira volverían a la Gran Manzana para tocar las últimas fechas, y ya se quedarían ahí amueblarlo y pasar unas semanas en la ciudad. Luego la gira seguiría por Europa.
—Nueva York es demasiado emocionante para no tener un apartamento propio, ¿no?
Leena no contestó y miró a través de la ventana las luces nocturnas de San Diego, que pasaban muy rápido mientras el coche los llevaba de vuelta al hotel.
Freddie adoraba la diversión que proporcionaba Nueva York, su ciudad del pecado. Ella temía lo que ya se estaba gestando en sus clubs.
Pero aquella noche no iba a pensar en ello. Aquella noche cálida de verano californiano, Freddie Mercury estaba vivo y era solo suyo.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfic-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...