Honey, You'll Survive

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Junio de 1996 - Londres

Una vez más, Leena dejó todo atrás por él. Por Fred. ¿Por quién, si no?

Cerró la puerta de su piso de Barcelona cargada con las mismas cosas con las que había llegado. Un libro, un par de camisetas, un puñado de fotos y un sinfín de recuerdos.

Terry y Phoebe los esperaban en el portal con el coche listo para llevarles al aeropuerto. Leena se sintió avergonzada al enfrentarse a los empleados y amigos de Fred. Tenían motivos de sobra para estar disgustados con ella.

Pero Peter Freestone era incapaz de estar enfadado. Abrió los brazos y la apretó por los hombros en un gigantesco abrazo de oso. Terry, serio y comedido, le dio una palmadita en el hombro.

Le entregó a Phoebe las llaves del piso. Él se encargaría de todos los molestos trámites.

No sin sentirse culpable, había presentado la dimisión en el Instituto Nórdico, tras comprometerse con Isak a acudir al viaje a Helsinki con sus antiguos alumnos, en julio.

En la terminal privada del aeropuerto de Barcelona el jet de Queen aguardaba, con la enorme Q pintada en cada lado. Freddie subió primero la escalera, pero se giró al ver que ella titubeaba, parada en la pista.

—¿Qué ocurre?

—Estoy aterrada.

Freddie le tendió una mano, esbozando una cálida sonrisa.

—Encanto, sobrevivirás.

Leena le tomó la firme mano y subió al avión que la llevaría de vuelta al Londres que tanto adoraba.

+++

Garden Lodge estaba casi igual que cuando lo dejó. Las mismas paredes amarillas y la misma suave moqueta.

Entrando a la izquierda, el comedor con la mesa de roble oscuro y el piano. Leena entró precavida en él, mientras Freddie la seguía en silencio. Pasando el comedor, la sala de estar dónde habían pasado muchas noches tumbados en el sofá viendo películas.

La puerta que daba a la cocina, con la isla central donde desayunaban todos y la pequeña mesa de madera. El antiguo territorio de Joe.

Leena subió de dos en dos la elegante escalera que llevaba al piso superior. Frente a las escaleras estaba la doble puerta que daba al espectacular estudio, con el piano Yamaha de Freddie, su rincón de lectura y la estantería que ella había llenado de discos de vinilo y libros. Se preguntó que habría sido de ellos.

Al fondo a la izquierda, el dormitorio principal que había compartido con Freddie. Al otro lado, la habitación japonesa, junto a la que había pertenecido a Joe Fanelli.

Abrió la puerta de esta última, temerosa de lo que podía encontrar detrás, como si los fantasmas la esperaran ahí, listos para saltar sobre su cuello.

Pero la habitación ya no era la de Joe. Freddie le había hecho caso cuando ella le pidió sacar todos los muebles. En su lugar, había juguetes y rascadores para los gatos, con un montón de estanterías acolchadas para que los felinos de la casa pudieran jugar y escalar a su aire.

En la pared, Fred había enmarcado y  colgado la foto que Joe había dejado en su mesita de noche al morir: todos juntos en unas Navidades en Garden Lodge, a principios de los ochenta.

Leena cerró la puerta y continuó hasta el dormitorio. Un alud de recuerdos explotaron en su cabeza. La mayoría de ellos felices, y muchos de ellos altamente pervertidos.

Pero en general lo que más recordaba era estar tumbada al lado de Freddie, acariciándole las delgadas piernas con un pie, charlando y riendo y fumando y tomándose el pelo. Sus momentos favoritos del mundo.

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora