Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]

Put Out The Fire

Junio de 1996 - Londres

—¿Tú sabías todo esto, Fred?— se lamentó Roger, tras escuchar todo el demencial relato.

—Pues claro, Leena me lo contó esa misma noche.

—¿Y qué hiciste?

—Reírme. Y lamentar no haber estado presente para presenciarlo todo.— sonrió Fred, bebiendo de su copa ante la mirada iracunda de Roger.— Especialmente en el club de striptease.

—¡No me lo puedo creer, Dom! ¡Le chupaste la polla a un stripper!— la acusó delante de todos. Nicky se encogió de hombros.

—Como si tú pudieras juzgarme. ¿Te crees que no sé que cuando yo no estaba te follabas cada noche a alguna fan o qué?

Freddie le susurró a Leena al oído:

—Muy buen trabajo, querida mía. Si este es tu plan para juntarlos, está funcionando de maravilla.

—¡Já! Tú dame tiempo.

—Está claro que no vamos a tener una temporadita de paz.

Roger se cruzó de brazos, muy cabreado. Debbie, que había regresado a tiempo para escucharlo todo, encendió un cigarro.

—Pero... ¿qué más da si de eso han pasado casi veinte años?

—Gracias, Deborah.— agradeció Dominique.

Roger se dio unos cómicos golpes en la mesa con la frente. Luego miró a Leena.

—Un momento... ¿entonces no os acostasteis?

—Claro que no. Esa fue la noche en que Nicky y yo nos hicimos definitivamente amigas. Fue un bautismo de fuego.

—Hermanas de fluidos.— sentenció Dominique con una risita.— Para que veáis, chicos, que no sois los únicos que os lo sabéis pasar bien.

—Jamás lo he dudado.— dijo Brian. John rió por lo bajito y anunció que se iba a bailar con Verónica. 

Los vieron alejarse y Brian, Elton y David volvieron a entablar conversación. Pero Roger no estaba dispuesto a dejarlo ir así como así. Se inclinó ante Nicky, mascullando:

—Me hiciste creer durante veinte años que eras medio lesbiana.

—No se puede ser medio lesbiana. O lo eres o no lo eres, Roger.— comentó Fred.

—Tu calla, traidor. 

—Técnicamente jamás te hice creer eso. Te lo imaginaste tu, y yo nunca lo negué ni lo afirmé.

Debbie se levantó, claramente harta del tema y con ganas de irse.

—Roger cariño, estoy cansada. ¿Nos vamos?

—Claro, larguémonos. Total, en esta mesa huele a traición.— les dijo el rubio, sacándoles el dedo corazón a todos.

Leena siguió a la pareja hasta la salida de Crisco Disco. 

—Roger, ¿estás enfadado? No pretendía molestarte.

Su amigo suspiró.

—No, contigo no estoy cabreado. Pero entiende que esperaba otra cosa de mi ex—mujer.

—Hagamos una cosa... ¿Y si organizamos una cena en Garden Lodge y lo hablamos con calma? Quizá es un buen momento para que os contéis toda la verdad. Incluida la tuya, Rog.

—Mira, te llamo mañana y ya te digo algo, pero vale. Me gusta la idea.

Leena sonrió, taimada. Ya se las apañaría para conseguir lo que quería. Sabía que Dominique aún sentía cosas y estaba claro que Roger también, si no no se hubiera molestado tanto.