Montreux
Leena abrió la puerta a Brian, John y Roger, que no paraba de llamar al timbre de la casa como un loco.
—¿Qué, con ganas de fundir el timbre?
—Era para poneros nerviosos si estabais follando —sonrió Roger. Se apartó para que pudiera descubrir a Deborah detrás suyo—. ¿Conoces a Debbie?
—Aún no. Encantada, Debbie.
La modelo de veinticinco años, rubia, muy alta e vertiginosamente delgada, le estrechó la mano. Leena estaba un poco en shock por la sorpresa de verla ahí, pero le devolvió el saludo y los dejó pasar a todos al interior de la casa.
—¿Dónde están Joe y Phoebe?
—Venían detrás, de camino con Miami —le contestó John.
Roger se quedó mirando estupefacto la decoración de la casa, llena de cuadros y figuras de patos que habían pertenecido al antiguo propietario de la vivienda.
—¿Qué es esto, el puto palacio de Duckingham?
—¡Hola queridos! ¡Bienvenidos! —Freddie apareció con una botella de vino blanco y algunas copas—. Agradecería una mano, encanto.
Leena echó un último vistazo a Debbie, sintiendo que de alguna forma estaba traicionando a Dominique, y se fue a por más copas para todos.
—Fred —lo amonestó Brian con su voz suave—. Hemos venido a trabajar.
—No seas pelma, Brian, y sacúdete un poco la melena. Tus solos de guitarra no se van a ir a ninguna parte. ¿Quién quiere una copita?
—¡Yo! —exclamó Debbie. Freddie la besó en la mejilla para saludarla y le sirvió un poco de vino.
Fred entró en la cocina silbando para buscar unos aperitivos y se paró en seco al verla.
—¿Por qué estás gruñendo como un jabalí en celo, querida mía?
—No lo hago.
—¡Ah, es por Debbie!
Leena se dejó abrazar por él, sin quejarse.
—No estás traicionando a tu amiga. No trates mal a Debbie, es una buena chica —Freddie la besó rápidamente—. Bueno, es un poco cabeza de chorlito, pero hay que serlo para aguantar a Roger.
—Mmm.
—No me montes un numerito, encanto. En esta casa solo hay espacio para una reina histérica y esa soy yo.
Leena lo siguió de mal humor de vuelta al comedor, para encontrarse con que Joe, Phoebe y Miami ya habían llegado. La solitaria y tranquila casa de repente le pareció abarrotada de gente y de voces que la llenaban. Corrió a darle a Joe un abrazo gigantesco.
Este parecía agotado por el viaje, pero también contento de estar en aquel lugar de ensueño.
—¿Cómo estás?
—Un poco cansado. ¿Me pincharás tu, porfa? —le dijo en voz baja— Phoebe me hace un poco de daño.
—Claro que sí, cariño. ¿Hoy te has medicado?
Joe negó con la cabeza.
—Bien, pues te llevo a tu habitación y te pincho en un momento.
Jim Beach desplegó en la gran mesa del comedor varios documentos con el emblema de Queen en ellos. Contratos y honorarios y derechos que había que discutir sobre 'The Miracle'. Era hora de trabajar.
Debbie se había tumbado en el sofá con su copa de vino, ignorando todo y a todos.
Acompañó a Joe hasta su habitación y sacó de la maleta que Phoebe había dejado ahí un pequeño maletín médico con zidovudina, jeringuillas, algodón y alcohol. Joe se tumbó en la cama y se arremangó el jersey.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfic-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...