Some Day One Day

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Marzo de 1976 - Tokio

La manga americana de la gira acabó en San Diego, y tras aquello volaron a Japón para otros diez conciertos repartidos por todo el país nipón.

Freddie estaba exultante de felicidad de estar ahí de nuevo. Japón era el único país en el que tenía ganas de hacer turismo.

Como tenían unos días de descanso antes del primer show en la capital japonesa, Freddie aprovechó para recorrer la ciudad, asistir a varios espectáculos de kabuki, participar en ceremonias del té con geishas, visitar templos budistas y comprar jarrones y arte japonés para su nuevo piso.

La familia Bulsara nunca había pobre, más bien de clase media, así que a Freddie nunca le había faltado de nada. Pero ahora era diferente. Podía comprar lo que quisiera. Era una nueva libertad que lo excitaba hasta el paroxismo.

Pero si por algo se caracterizaba Freddie era por su generosidad. Le encantaba hacer regalos a la gente de su alrededor más que ninguna otra cosa. Brian, más comedido con el dinero, lo había amonestado alguna que otra vez.

—Ten cuidado, Fred, no todo el mundo merece tus regalos. Confías demasiado pronto en la gente.

Él se limitaba a encogerse de hombros. No sabía ser de otra manera.

—Supongo que tienes razón. Algún día probablemente termine cubierto de cicatrices. Pero no puedo evitarlo.

Aunque en el estudio se peleaba continuamente con Brian por temas de arreglos y composición (y eran broncas dignas de admirar), sabía que el astrofísico se preocupaba por él.

Por eso pensó que Brian le iba a meter otro sermón sobre el dinero cuando después de una entrevista para un medio japonés, le pidió hablar un momento.

Estaban los cuatro miembros de Queen a solas, esperando el catering para continuar con el día de agotadoras entrevistas.

—Oye, sobre Leena... ehm... —carraspeó Brian—. He pensado que ya que se pasa con nosotros tanto tiempo, podríamos darle un empleo.

Freddie se encendió un cigarro y lo miró entornando los ojos. Roger arrugó un poco el ceño.

—¿Un empleo como cual? ¿Asistente personal de los cuatro? Dios no quiera semejante castigo para la pobre Leena —contestó Fred.

—A mi me vale con tenerla alrededor. Así cuando quiero mirar una chica guapa siempre está ella.

—No te pases ni un pelo, Roger —bromeó Freddie, lanzándole un puñetazo amistoso en el brazo.

—Yo no necesito asistente personal —añadió John.

Brian se exasperó y levantó las manos dándose por vencido.

—¡Está bien, no he dicho nada!

—Brian —dijo Freddie, dejando salir el humo del tabaco de su boca—. No necesitas comprar el silencio de Leena con un trabajo de mierda. No le dirá nada a Chrissie de tus "indiscreciones".

—Aaaah, o sea que era eso —comentó Roger—. Venga Bri, Leena es legal. No dirá nada.

—De hecho —añadió John— podría vender ya muchas exclusivas a la prensa si quisiera.

—No lo hará —afirmó Freddie sin vacilar.

—Confías demasiado fácilmente en la gente, Freddie. Un día eso te pasará factura —dijo Brian con amargura.

+++

Freddie trasteaba con una guitarra en la suite del hotel japonés. Apenas sabía tocar unos acordes y normalmente componía con el piano, pero de vez en cuando se animaba a tocar la guitarra y probar cosas distintas.

No paraba de pensar en aquel grupo de poca monta que habían visto en un club de Nueva York. Hacían música disco y pegadiza, y cada uno iba disfrazado de diferente forma. Recordaba que se hacían llamar Village People o algo por el estilo.

En concreto, se había fijado en la indumentaria del motero. Todo vestido de cuero, pelo corto, bigote hirsuto. La imagen le encantaba tanto que incluso se planteaba cortarse el pelo. Aún no tenía claro lo del bigote. Aunque un bigote como aquel podía ayudar a disimular sus prominentes dientes.

Leena entró por la puerta de la suite y se lo encontró pensativo y con la guitarra en los brazos, sin tocarla.

—Hola cielo —lo abrazó por la espalda y le dio un sonoro beso en la mejilla. El corazón de Freddie bombeó un poco más rápido por un segundo— ¿En qué pensabas?

—En un cambio de look.

—¿En serio? Por favor, no te tiñas de rubio.

Freddie soltó una risa y dejó la guitarra sobre la cama. Luego se acercó a un espejo y se atusó el profundo pelo negro. Le llegaba por los hombros.

—¿Me lo corto? ¿O los chicos me matarán?

—Podemos cortarlo un poco, si quieres, para no asustarlos de golpe con un nuevo look.

—¿Y si me dejo bigote? Me disimularía los dientes.

—A mi me encantan tus dientes. Ojalá no te los escondieras cada vez que te ríes.

—Estás loca de remate, querida. Que te encantan mis dientes... —sacudió la cabeza incrédulo—. Pelo corto. Bigote. ¿Look de cuero a lo Marlon Brando en 'Salvaje', quizás?

—Yo voto empezar por el pelo, y luego ya todo lo demás. ¿Qué te parece?

—Mmm —murmuró distraído. En su cabeza ya se veía de distinta manera, aunque todavía no tenía el valor de darle forma a su nueva imagen—. Ya lo haremos.

Volvió a coger la guitarra, dubitativo, y se sentó en la cama.

—También podríamos comprar un apartamento en Nueva York.

—Vaya, hoy es el día de las decisiones importantes —Leena se sentó a su lado y le acarició el cabello. Lo iba a echar de menos cuando finalmente se lo cortara—. ¿Estás bien, Freddie?

—Sí, solo un poco inquieto. Es como que todo gira muy deprisa.

—Da un poco de vértigo, sí.

—A veces estoy cantando delante de miles de personas y me veo desde fuera y solo pienso "por favor, que termine ya el concierto".

Freddie cerró los ojos y dejó que Leena siguiera tocándole el cabello.

—Pero a la vez, no puedo imaginarme en ningún otro sitio que encima de un escenario. Y me siento un gran impostor —murmuró—. ¿Es grave, doctora?

—No lo creo. Seguro que otras estrellas del rock sienten lo mismo. Piensa en Jim Morrison, cantando de espaldas al público. No siempre es fácil.

Freddie abrió los ojos y miró al infinito.

—Siento que un día todo estallará y me salpicará en la cara. Y no habré hecho nada para evitarlo.

Leena le apretó la mano con fuerza, como si quisiera mantenerlo junto a ella ahí, en la tierra. Y él se sintió momentáneamente aliviado.

 Y él se sintió momentáneamente aliviado

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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora