Innuendo

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Abril de 1990

Leena colocó toda la caja de cervezas dentro de las neveras que habían debajo de la barra y luego procedió a secar los vasos limpios. Vio a Olli bajar las escaleras corriendo, con una disco compacto en la mano.

—Mira, mira... ¡recién salido del horno!

Puso sobre la barra el disco de 'Innuendo', que había salido aquel mismo día de abril. Leena observó la conocida portada ilustrada con el payaso haciendo malabarismos con varios planetas de colores.

Olli sacó el disco de la caja y lo puso en el potente sistema de reproducción del Kalevala, subiendo el volumen al máximo. Las primeras y preciosas notas de Innuendo llenaron las paredes del pub.

—Uf, me flipa.— dijo Olli, ojeando el folleto que venía con el disco. Dentro había una foto de los cuatro, muy diferente de las que Leena había visto la primera vez que había tenido en sus manos el último disco que Freddie había grabado vivo.

Su amigo escuchó alucinado el sonido de la guitarra española y los preciosos coros del interludio de la canción.

—Sí, es preciosa.— estuvo de acuerdo Leena. Nunca había podido escuchar y disfrutar del todo de aquel álbum que para ella estaba maldito, pero por primera vez se sentó con una sonrisa a escuchar la voz de Freddie del disco de 'Innuendo'.

Se preguntó qué pasaría con los videoclips, aquellos en los que habían tenido que filmar en blanco y negro para disimular las marcas del sida en el bonito y consumido rostro de Fred.

Se echó a reír al pensar en el Freddie del vídeo de I'm Going Slightly Mad . Ahora sí que estaba deseando verle con un puñado de plátanos en la cabeza.

—Vamos a dejar el disco entero sonando hoy, ¿te parece?

—Tu eres el jefe.— accedió ella.

Observó a Olli barrer el suelo moviendo el culo a ritmo de Headlong .

—Hoy es un buen día.— se dijo, dispuesta a enfrentarse con humor a las largas horas de trabajo sirviendo cerveza y bebida a una panda de rockeros borrachos.

+++

En las oficinas de Queen Productions, reunidos con Miami Beach y los directivos de EMI, Freddie les comunicó su intención de no salir de gira como habían hecho durante veinte años.

Estaba cansado y durante los dos últimos tours su voz se había ido resintiendo y su cuerpo quedaba exhausto después de correr como un loco de punta a punta de escenarios enormes.

—Además, ya lo hemos hecho todo. Lo más grande, lo más espectacular. ¿Por qué repetir lo mismo y convertirnos en una caricatura de nosotros mismos?

Brian lo escuchaba atentamente, con las dos manos juntas bajo su mentón. John asentía en silencio. Fred sabía que Deacky odiaba estar lejos de su numerosa familia durante meses.

—¿Y qué se supone que debemos hacer? ¿Cantamos en el metro?— soltó Roger.

—Fred, los grupos tienen que salir de gira.— comentó Brian.— No podemos publicar un disco y no dar conciertos.

—Escuchadme, chicos.— medió Miami.— No es la primera vez que una banda pasa por eso. Os podéis permitir de sobra no salir a la carretera.

—No es por dinero.— dijo Roger.— Es que a mi me gusta tocar en directo.

—De hecho, había pensado en algo distinto.— sonrió Freddie, sacando un cigarro de su cajetilla de Marlboro.— El Royal Albert Hall.

—¿Qué pasa con el Royal Albert Hall?— inquirió John.

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora