Action This Day

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Junio de 1980 - Londres

—No me lo puedo creer.

Freddie miró el reloj de la pared, comprobando de nuevo que ya eran más de las once de la mañana. Él ya había tomado su té, leído el periódico dos veces y aquella vaga seguía durmiendo.

—Déjala dormir, Fred... es su cumpleaños —medió Joe, que estaba más que acostumbrado a cómo transcurrían las mañanas en Garden Lodge.

—Sí, pero no cumple cinco años. Voy a levantarla.

—Buena suerte —se rió Joe, volviendo a la cocina para preparar el café de Leena.

Freddie subió de dos en dos las escaleras, refunfuñando acerca de porqué tenía él que convivir con una marmota en vez de con una mujer adulta.

En la habitación que ambos compartían Leena continuaba durmiendo como un tronco. Destapada, con un brazo por encima de la cabeza y una pierna colgando fuera de la cama.

—La viva imagen de la sensualidad —murmuró Freddie sacudiendo la cabeza mientras corría las cortinas y dejaba entrar el sol de junio en la estancia.

Luego se acercó a ella y la intentó estirar de una pierna para despertarla. Leena gruñó y le dio una coz.

—¡Pero bueno! Se acabó —agarró un cojín y empezó a darle con él.

—Nooooo —se quejó ella abriendo un ojo perezosamente—. Fred, ¡vete a tomar por el culo!

—Que te levantesssss o te tiraré agua fría —amenazó Fred. No sería la primera vez que se lo hacía.

—Está bien, coño.

Leena se incorporó, bostezando. Tenía todo el pelo alborotado y las marcas de las sábanas en la cara.

—Te quiero en cinco minutos abajo. A poder ser pareciendo una persona humana.

—Joder con la señorita Rottenmeier...

Freddie bajó emocionado hasta la sala de estar, donde Joe ya tenía una humeante taza de café preparada. Colocó dos regalos junto al café y se sentó a esperar que ella bajara.

Al cabo de unos minutos Leena apareció, sin cambiarse y restregándose los ojos.

—¡Felicidades! —gritaron Joe y Freddie.

—Está bien, gracias por alegraros de que soy un año más vieja —Leena puso los ojos en blanco.

—Encanto, con veintiséis años aún eres un pimpollito —Freddie la estrechó entre sus brazos y empezó a besuquearla sin parar, algo que sabía que le ponía muy nerviosa si no se había tomado su café antes.

—¿Cómo que AÚN?

—Ay, mira como con la edad se va convirtiendo en una cascarrabias —le dijo Freddie a Joe. Leena se escabulló de su abrazo y fue a por su café, cuando se quedó pasmada.

—¿Qué es eso?

—Tus regalos de cumpleaños.

—Yyyy...— comentó Joe, trayendo una bandeja de comida —Te he preparado pasteles de Carelia.

—O como se llaman en tus tierras... —Freddie se miró el complicado nombre que se había apuntado en la mano.— ¡Karjalan piirakkas!

—Oh.

Leena los miró a uno y a otro. Su mal humor se había esfumado al ver aquellos pequeños pasteles de arroz.

—Hoy toda la comida será finlandesa, Leena. Órdenes del jefe —Joe señaló a Fred, que sonreía muy contento—. Aquí tienes la mantequilla y el revuelto de huevo. ¿Son así, no?

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora