The Works

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Abril de 1984

En febrero de 1984, y para alegría de todos los fans de Queen, se publicó 'The Works'; el nuevo disco dejaba atrás el estilo musical de 'Hot Space' y volvía a las raíces rockeras de la banda, pero sin olvidar los sintetizadores.

Freddie llevaba muy descontento con Elektra, su discográfica norteamericana desde la publicación de 'Hot Space'. Creía que parte del fracaso de ventas de ese álbum se debía a la mala gestión de Elektra y se plantó, diciendo que no grabaría más discos si no buscaban un nuevo sello. Tras muchas gestiones de Miami Beach y tras desembolsar una buena cantidad de dinero para librarse del contrato, Queen fichó por Capitol Records.

El primer single fue Radio Ga Ga, y fue un absoluto éxito que se mantuvo como número 1 durante muchos meses. La grabación del videoclip fue todo un acontecimiento entre los fans británicos, ya que fueron invitados a participar en el rodaje que tuvo lugar en Londres.

Después de casi dos años sin salir de gira, Freddie no podía aguantar más hasta agosto, que empezaría The Works Tour.

Pero mientras empezaba la gira se quedaron unos meses más en Munich. Y Barbara Valentin volvió, tras pedir perdón a Freddie. Leena se los encontró juntos en casa bebiendo cuando regresó de compras una tarde.

—¡Oh Leena! —dijo Barbara cuando la vio entrar—. A ti también debo pedirte disculpas.

—¿Eh?

—Creo que no siempre me he portado bien contigo. Siento lo de la fiesta esa.

—La fiesta esa no, supuestamente era mi fiesta de cumpleaños. Freddie, ¿estás borracho?

—Bueno encanto, un poco. Pero es que estoy de vacaciones.

—¿No quedamos en que tenías que cuidarte la infección de garganta hasta agosto?

—Estoy bien, querida. Escucha atentamente.

Freddie, sin soltar su vaso lleno de vodka, lanzó uno de sus característicos aaaay-oooh, que retumbó en todo el apartamento. Barbara lo aplaudió.

—¿Y bien, me perdonas? —le volvió a preguntar la actriz.

—Ehmmm, no hay nada que perdonar Barbara. Pero si me vuelves a organizar una fiesta asegúrate de traer a Roger y Nicky, y de que suenen como mínimo The Doors.

Fred soltó un bufido y se dirigió a Barbara, que lo miraba con deleite, muy pegada a él.

—Barbara, tengo la teoría descabellada de que Leena solo se conforma conmigo porque no puede estar con Jim Morrison. Soy su estrella del rock suplente —se lamentó, fingiendo llorar desconsolado mientras se le escapaba una risa etílica.

La actriz le acarició descaradamente la entrepierna.

—Estoy segura de que Morrison no tenía la polla tan grande.

Leena puso los ojos en blanco y se fue a la habitación a dejar las bolsas de la compra. Lo que más le gustaba de Munich eran las tiendas de ropa alternativa. Nunca pensó que le acabaría por gustar tanto la moda de los años ochenta, pero lo cierto es que había acabado por acostumbrarse.

Escuchó las risas y los ruidos del besuqueo que le llegaban de la sala.

Leena se quitó la ropa y se probó lo que había comprado. La verdad es que no se veía tan mal con el estilo extremado de Madonna: transparencias, medias de rejilla, botas altas, faldas de cuero... Nunca se vestiría a lo Cindy Lauper, pero a lo Siouxsie Sioux sí que podía soportarlo. Eso sí, nunca aceptaría cardarse el pelo, y menos ahora que había vuelto a dejárselo largo.

Aprovechó para examinarse la piel una vez más y no pudo menos que notar que su peso no volvía a la normalidad. Tampoco es que comiera mucho últimamente, pero aún así llevaba más de medio año por debajo de su peso habitual. Freddie a menudo bromeaba diciendo que echaba de menos su culo de siempre.

—¿Encanto? Ven con nosotros —Freddie se asomó al dormitorio, observando muy atento como Leena se quitaba las medias de rejilla—. ¿Son nuevas?

—Sí.

—Adoro como te quedan —Freddie cerró la puerta tras de sí y se sentó en la cama junto a ella.

Se sentía terriblemente insegura con aquel nuevo aspecto suyo. A ella nunca le había gustado tener el cuerpo esquelético de una super modelo, y desde luego sabía que Freddie adoraba las curvas y los cuerpos rotundos, en hombres y mujeres. En especial, Fred estaba obsesionado con su culo desde el primer día que se habían conocido.

Y ahora su trasero se había reducido mucho, junto con las formas de sus caderas y su cintura. Leena no se veía especialmente atractiva, pero no lograba recuperar su peso de siempre.

—¿Te gusto tan delgada?

—Tú siempre me gustas, encanto —sonrió, apartándole el rubio cabello y colocándoselo detrás de la oreja—. A mis ojos, siempre has sido y serás hermosa. Independientemente de tu aspecto físico.

—¿Insinúas que si voy por ahí hecha un pingajo, te daría igual?

Freddie negó con la cabeza y apoyó la frente contra la suya.

—No fue tu físico lo que me enamoró. Fue tu espíritu —Fred le cubrió los labios con su boca. El aliento le olía a vodka, pero a Leena le dio igual—. Y aún no comprendo cómo alguien como tú se fijó en aquel veinteañero de dientes saltones y pelo largo.

—Porque para mi eras, eres y siempre serás atractivo.

—¿Y si algún día me pongo enfermo y muy, muy, muy feo?

—Seguirías siendo tú.

Freddie sacudió la cabeza, incrédulo. Leena aspiró su familiar olor y deseó sacar a Barbara de casa para pasarse la tarde desnudos y en la cama. Los dedos de Fred recorrieron sus muslos desnudos, provocando que toda su piel se erizara al contacto. Después de diez años, su cuerpo seguía respondiendo al instante al conocido tacto de Freddie. ¿Cómo era posible?

—Freddie...

—Dime, encanto.

Leena lo miró a los ojos y estuvo tentada de contárselo todo. Todo. Que ella había viajado en el tiempo enviada por Brian May y Roger Taylor, que estaba ahí para cuidar que no se infectara de VIH, que hasta el 24 de noviembre de 1991 no podría descansar tranquila, que no contaba con haberse enamorado de él como una adolescente. Todo. Abrió la boca para hacerlo, pero en aquel momento sonó el teléfono.

Freddie soltó un chasquido de fastidio y apartó la mano de sus piernas. Al otro lado del aparato estaba Roger. Gritaba tanto que Leena pudo escuchar la conversación entera.

—¡Freddie!

—¿Qué? —contestó este, un poco molesto por la interrupción.

—¿Y si nos vestimos todos de mujer para el vídeo de I Want To Break Free?

—Me temo que voy a necesitar más datos, Roger —se echó a reír Fred.

Leena se tumbó en la cama, sin poder evitar sonreír ante lo que se avecinaba.

Leena se tumbó en la cama, sin poder evitar sonreír ante lo que se avecinaba

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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora