Calling All Boys, Calling All Girls

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Julio de 1982 - Nueva York

Roger sacudía la rubia cabeza de un lado a otro, con el disgusto escrito en la cara.

—Ya hice el anormal en Body Language, y lo permití porque era tu canción, Freddie. Pero esta es la mía y NO NO NO.

—Es un homenaje a THX 1138, la película de...

—¡Ya sé lo que es THX 1138! Pero a ver que tienen que ver los putos androides con la canción. Es que no lo entiendo. Es una canción de amor.

—¿Calling All Girls es una canción de amor? —preguntó Brian, escéptico.

—Sí, lo es.

—Y es casi tan romántica como I'm In Love With My Car.

¡Era una metáfora, Brian!

—¿Sabe Dominique que vas por ahí llamando a todas las chicas? —bromeó John.

—Panda de hijos de puta —Roger se enfurruñó, pero nadie le hizo caso.

Freddie miraba con descaro a los actores vestidos de militares futuristas, tonteando con todos a las vez.

—Siempre me han encantado los hombres en uniforme —les echó a cada uno de ellos una mirada insinuante y luego se giró hacia Leena, que observaba divertida la escena—  ¿Leena? ¿Nos podemos llevar alguno a casa esta noche?

—Sí, si me dejas elegir a mi.

—¡Leena, por favor! —la amonestó Chrissie, agarrándola de la mano.

—¿Qué? Es que siempre se trae a tíos con bigote a casa, por un día podríamos variar.

—¡No me refería a eso!

Uno de los chicos uniformados parecía encantado con el flirteo, y Leena supuso que luego se lo llevarían con ellos al apartamento.

—Bueno, grabemos esta mierda y larguémonos de aquí —se quejó Roger.

+++

Ante la mirada escandalizada de la pobre Chrissie, Freddie sedujo a aquel chico llamado Mark y le propuso pasar la noche juntos. Este aceptó, aunque no parecía muy complacido de tener que compartir a Freddie con Leena. 

Leena estaba cansada después de un día entero de rodaje aguantando gritos y quejas y no tenía muchas ganas de acrobacias sexuales, pero accedió por Fred.

Así que mientras él avanzaba a toda prisa con Mark, Leena abrió una cerveza y procedió a liarse un cigarrillo de la marihuana más pura que Freddie había logrado encontrar, mientras tomaba tranquilamente asiento en la butaca del dormitorio, donde la acción ya había empezado.

Fred había decidido hacer del apartamento de Sutton Place un lugar donde cumplir todas sus fantasías. Ella tenía claro que Garden Lodge era su hogar, y que Sutton Place era la casa del pecado. Para ello, Freddie había mandado colocar espejos del techo al suelo en el dormitorio. 

Leena conocía perfectamente el apetito sexual de Freddie, que era voraz e inabarcable. Nunca parecía tener fin. Como amante, Fred se entregaba hasta las últimas consecuencias, devorando al otro hasta que lo dejaba agotado. Y aunque ella era ocho años más joven que él, a veces había tenido que suplicar clemencia entre risas. La pasión que Freddie sentía por vivir, por cantar, por divertirse y por actuar se trasladaba también al aspecto íntimo.

Sintió lástima por todos aquellos hombres que habían compartido una noche en la cama con Freddie, pero que jamás llegarían a conocer su ternura y su extrema y delicada vulnerabilidad. Adoraba al Freddie salvaje capaz de follar durante horas y adoraba al Freddie que se acurrucaba contra ella y le susurraba las más preciosas palabras de amor al oído. Y ella estaba loca por él. Simple y llanamente.

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora