Montserrat Caballé visitó Garden Lodge al cabo de pocos días, ya que tenía una actuación en Londres.
Freddie llenó la casa de flores, la hizo limpiar de arriba abajo e incluso mandó cepillar a todos los gatos. Luego insistió en que todos se vistieran correctamente para recibirla.
Durante horas y hasta que llegó la madrugada, Freddie al piano y Montserrat a su lado con una copa de champagne, interpretaron canciones de Queen una y otra vez, llenando todo Garden Lodge de magia.
Phoebe y Leena, callados como estatuas, observaron sin parpadear la compenetración de ambos, escuchando lo que estaban improvisando como si fuera la cosa más normal del mundo. Jim y Joe estaban un poco aburridos de tanta música y se acabaron quedando dormidos por los sofás del comedor. Freddie jamás cantaba Queen en Garden Lodge, a no ser que estuviera trabajando en alguna canción en concreto. Para Leena fue todo un privilegio ser testigo de aquel encuentro.
La agenda de la diva era complicada, ya que tenía muy poco tiempo libre para grabar con Freddie. Así que él se comprometió a tenerlo todo preparado para cuando ella pudiera desplazarse a Londres y grabar a trompicones lo que le diera tiempo.
A las 5 de la mañana Montserrat Caballé volvió a su hotel, tras ser besada en la mano infinitas veces por un Freddie embelesado.
Inspirado por aquel encuentro único e irrepetible, Freddie se pasaba el día entero en el estudio con Mike Moran, escribiendo y componiendo y grabando sus partes para que todo estuviera listo.
Cuando la muerte por sida de dos de los ex-amantes de Freddie ocupó varias portadas de la prensa británica, Leena pudo ver el pánico en su rostro, aunque delante de todos lo disimuló muy bien. Aquellos dos hombres habían sido sus amantes a principios de los 80, y aunque apenas tenía contacto ya con ellos, su muerte le afectó de una forma impronunciable. Nunca habló de ello con nadie.
Aquello provocó que Freddie quisiera agarrarse aún más a la vida, y que las salidas nocturnas al Copacabana o al Heaven fueran diarias, y con ello, también las continuas infidelidades a Jim. Normalmente cuando Freddie salía siempre se llevaba a su pequeño séquito, pero en la primavera de 1987 rehuyó de la habitual compañía de Joe, Jim, Phoebe y el resto de sus amigos. Se iba solo o bien con Leena, y se dedicaban a beber y bailar y ligar y aspirar cocaína como habían hecho cientos de veces por todo el mundo desde que se habían conocido.
Freddie no podía soportar la vida cotidiana con Jim, por mucho que sintiera cosas por él. Al final, su propia naturaleza se acabó imponiendo y volvieron las noches en que regresaba a Garden Lodge a las once de la mañana, y con ello volvieron las peleas. Y parecía que la muerte de decenas de conocidos por el sida hacía que Fred quisiera quemar todas las cartas que le quedaban hasta que le tocara a él sufrir la epidemia mortal.
Fue una mañana, desayunando juntos en Garden Lodge tras una infame noche recorriendo locales nocturnos por todo Londres, cuando recibieron una llamada desde Nueva York. El doctor Mass, junto con un equipo de investigadores, habían logrado dar con un test de diagnóstico para el VIH. Había llegado el momento. El momento que Leena había estado esperando y temiendo desde hacía trece años.
Con suma entereza, Freddie se plantó frente a Jim para explicarle que se iban unos días a Nueva York. Leena y él. Y nadie más.
Hubo gritos indignados de Jim y gritos furiosos de Freddie. Y Leena quiso escapar de aquella casa de locos, pero antes de que se diera cuenta Phoebe ya tenía sus pasaportes en la mano y dos vuelos para Nueva York para aquella misma tarde.
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—¿Cómo se lo ha tomado tu novio? El que nos vayamos así a Nueva York, digo.
—Bueno... Te lo puedes imaginar. No es el hombre más feliz del mundo.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfiction-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...