2011 - Londres
Escuchó la familiar voz de Phoebe tarareando una canción que no conocía, mezclada con la infantil melodía de la voz de Elena, que ayudaba a Peter en la cocina lanzando gorgoritos de emoción. Compadeció al pobre Phoebe.
Sabiendo que la pequeña hija de Liam y Tom estaría entretenida durante algún rato más, Leena volvió al guión de "Bohemian Rhapsody".
Leer escenas de su vida junto a Freddie era una sensación extraña y casi irreal. Le sorprendió que hubieran incluido aquel estúpido beso que él le había robado de forma aparatosa en Argentina en 1981 delante de una fan, que había inmortalizado el momento capturándolo en una foto. No acababa de entender que hubiera alguien interesado en aquellas tonterías que nada tenían que ver con la historia de Queen.
Pero la decisión de los guionistas había sido usar su historia personal como hilo conductor de la película. Leena no estaba segura de cómo sentirse al respecto.
—¡Nanaaaaa!
Apartó el guión antes de que Elena se tirara encima suyo con las manos sucias de chocolate y lo dejó sobre la mesita de café con cuidado.
—¿Qué pasa, cariño? ¿No sigues ayudando a Phoebe a hacer el pudding para la comida de mañana?
—Pero es que ya le estoy ayudando.— protestó la niña, enseñándole las manitas llenas de chocolate negro que evidenciaban su paso por la cocina.
Leena escondió una sonrisa mientras cogía uno de los paquete de toallitas húmedas que poblaban Garden Lodge desde que Elena había llegado a sus vidas y le limpió las diminutas manos no sin dificultad, porque la niña ardía de energía y excitación.
—Elena, por favor. Estate quieta y déjame limpiarte las manos o acabarás manchando uno de los cachivaches de Didi y son muy muy muy caros.
—¿Y Didi, dónde está? Quiero que venga a cocinaaaaar.
—Está arriba, en el estudio. Ahora vamos a buscarle. Pero luego es hora de ir a dormir, porque es ya muy tarde y tú, señorita, ya has trasnochado suficiente.
Cuando las manos estuvieron impolutas Elena arrancó a correr por la sala de estar en dirección a las enmoquetadas escaleras que subían al piso superior. Leena la siguió, no sin pedirle que no corriera o se acabaría cayendo por las escaleras. Por supuesto, Elena no le hizo caso. Cuando se trataba de ir a ver a Freddie las ansias la poseían y nada más le importaba. Su relación con él era única y privada, y nadie más en la casa parecía poder inmiscuirse en ella.
—¡Elena! ¡Llama antes de entrar!
La niña se paró de golpe frente a la doble puerta del estudio, la miró con un mohín de duda y Leena le recordó el gesto de llamar con el puño. Elena asintió y golpeó con su mano derecha la madera de roble.
—¡Adelante!
—¡Didiiiii!
Freddie estaba sentado al piano, sobre el que había una taza medio vacía de té y un puñado de hojas garabateadas sin ningún orden.
Cuando vio que la niña se abalanzaba sobre él se levantó de la banqueta del piano y la tomó en sus brazos antes de que la cría se tropezara y se cayera de bruces contra el suelo.
—¿Cuántas veces te tenemos dicho que no puedes ir corriendo por ahí como una loca, señorita?
—Didi, quiero que vengas abajo a cocinar pudding con Phoebe.
—Ah no, cariño. Aquí Didi no sabe cocinar. Nana puede decirte que en esta casa soy el más desastroso en la cocina.
Leena sonrió en silencio, recordando todas las terribles veces en que Freddie había intentado preparar algo. Se apoyó en el piano para observar la cara de desilusión de Elena, que empezó a hacer pucheros enfadados.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfic-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...