You and I

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1983

La vida tranquila y familiar solía aburrir a Freddie. Pero en aquellos meses de intervalo desde el fin del Hot Space Tour y el inicio de la grabación del siguiente disco, pasaron mucho tiempo en Garden Lodge.

Al volver a Londres en noviembre del 1982, habían discutido sobre dónde ir a pasar las Navidades. Freddie quería quedarse en Nueva York hasta Año Nuevo, y Leena prefería volver a Londres y huir durante un tiempo del ambiente gay del Village. Tras algunas discusiones a gritos y varios soplidos de frustración, volvieron a Londres a tiempo de recibir el nuevo año.

Cuando llegaron a casa después de meses de gira, el VIH era ya una terrible realidad en los clubs de ambiente. Freddie no dijo una palabra sobre ello, pero redujo sus salidas y visitas a sus sitios de juerga preferidos y se decantó por organizar fiestas privadas en Garden Lodge.

Quizá era la edad, pensaba Leena, que hacía que Freddie se calmara un poco y quisiera pasar más tiempo disfrutando de la vida doméstica. Quizá estaba haciendo caso a las recomendaciones del doctor, puesto que no habían vuelto a acostarse con otras personas.

Ninguno de los dos había sufrido ni uno de los síntomas que el doctor Mass les había advertido, pero Freddie estaba agotado. Tenía treinta y seis años y su energía no era la misma que diez años atrás. Fred arrollaba con todo en el escenario, pero al bajar de él aquello le pasaba factura.

Así que durante muchas semanas aprovecharon para disfrutar de un tiempo de ocio total.

Leena encontró en uno de los armarios superiores de su habitación un montón de cajas con ropa de cuando Freddie actuaba con mallas y trajes de satén imposibles.

—Ay... —suspiró con nostalgia, extendiendo ante sus ojos el traje de cuerpo entero de arlequín. Solo alguien como Fred era capaz de salir a tocar con algo tan extravagante como aquello.

Freddie entró con Oscar en brazos.

—Este gato cada día está más gordo, Leena. Joe lo debe alimentar con huevos de codorniz o no lo entiendo.

—Mira, Freddie.

Leena acarició aquel precioso conjunto de pantalones y camisa de seda negra, el mismo que Fred había vestido en esa actuación del 74, donde habían interpretado Killer Queen. Ella no había estado presente en aquella grabación; había conocido a Fred algunos meses más tarde.

Es uno de mis looks favoritos. Parecías un auténtico príncipe persa...

—¿Te gustaría que me lo volviera a poner?

—¿Para actuar? No lo sé. Sería un poco raro con el pelo corto y el bigote.

—No me refería a ese tipo de actuación, querida —rió Fred, que se puso por encima el traje de arlequín—. Parece que ha pasado un siglo, ¿verdad?

Leena no respondió. Encontró también un minúsculo pantaloncito de rayas rojas y blancas y un montón de zapatillas de ballet usadas.

—Aún me cuesta creer que tuvieras los santos huevos de salir a cantar con esto —le lanzó el short, mientras Fred reía con picardía.

—No puedo evitarlo. Me encanta escandalizar a todos los heteros haciéndoles cuestionar su sexualidad.

Mientras, Oscar se había tumbado juguetón sobre la ropa, enseñándole la barriga a Freddie para que se la acariciara. Él le rascó el estómago sin dejar de mirar todos aquellos recuerdos.

—Es toda una vida, encanto. Pero no hablemos del pasado. ¿Qué buscabas para encontrar esto?

—Algo decente para ponerme mañana por la noche. Estoy harta de aparecer en tus fiestas como si me hubieras recogido del río.

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora