Montreux
En la Rue du Lac, en la casa que Roger acabaría por bautizar como Duckingham, Freddie se asomó a la terraza cubierta que daba al lago Leman.
Abajo, en un amplio estanque que recogía parte del agua del lago, descansaban varios ociosos y bellos cisnes. Se giró para admirar el oscuro tejado inclinado y las paredes de cristal de la casa. Estaba apartada del núcleo de Montreux y era perfecta para retirarse del mundo.
El aire de los Alpes suizos bajaba helado y puro, metiéndose en su nariz y su garganta. Era un soleado día de primavera, pero en las montañas aún hacía frío.
Con su habitual displicencia, Freddie había pagado la casa en efectivo, sin pestañear siquiera. Tenía más dinero del que podría gastar en toda su vida.
—¡Sonríe! —dijo Leena a sus espaldas. Él se giró con una sonrisa y la luz del flash lo cegó por un momento.
Leena recogió la foto que expulsó la Polaroid y la dejó sobre la mesa de la terraza para que se revelara.
—¿Qué haces, encanto?
—Se le llama foto. Sé que eres un hombre mayor y quizá en tu época se llevaba más la pintura al óleo, pero hoy en día es así como se retrata a la gente —bromeó ella. Freddie le sacó la lengua.
—¿Y por qué me haces una foto a mi solo?
—Veamos. Una casa preciosa, un lago de ensueño, un hombre atractivo al que aún se le levanta... ¿Me culpas por querer capturar el momento?
Freddie sacudió la cabeza, riendo. Con la Polaroid aún en la mano, Leena se colocó entre sus brazos y levantó la cámara con el objetivo girado hacia ellos.
—¿Pero qué haces ahora?
—Un selfie.
—¿Y qué cojones es eso, querida?
—Calla y sonríe, pesado.
Freddie la rodeó por la cintura y apoyó la cara en su hombro, sonriendo tímidamente para que no salieran sus dientes. Leena giró la cara hacia él y lo besó en la mejilla, en la parte que la barba no le cubría. La cámara se disparó y ella corrió a recoger la fotografía que la Polaroid sacó.
Mientras ella aireaba la foto para que se revelara más rápido, Freddie volvió a mirar los cisnes del estanque.
Habían dejado a Joe y Phoebe en Londres, no sin sentirse un poco culpables por tomarse unas pequeñas vacaciones en medio de toda aquella situación. Pero llegarían la semana siguiente, junto con Roger, Brian y John. Su recién adquirida casa era lo suficientemente grande para alojarlos a todos cómodamente, y estaba seguro que a Joe le vendría bien estar rodeado de gente que lo distrajera.
—Creo que ya sé lo que le falta a la casa, encanto.
—¡Un polvo de inauguración!
—¡No! Aunque también —sonrió Freddie—. Un piano. Necesitamos comprar hoy mismo un piano.
Leena consultó su reloj de muñeca.
—Aún es pronto. Nos da tiempo a acercarnos a Ginebra.
—¿Pues a qué esperamos? Voy a avisar a Terry para que no se ponga demasiado cómodo.
Terry, callado y taciturno pero eficiente, llevaba poco tiempo trabajando para él. Pero ya parecía haber aprendido que su jefe no era un hombre corriente.
Quizás por eso, Terry no se sorprendió cuando nada más salir del garaje Freddie subió el cristal oscuro que separaba los compartimentos delanteros y traseros del coche.
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Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]
Fanfiction-Tienes que salvar a Freddie Mercury.- dijo Brian May. -¿Perdón? Y así fue como todo empezó. AVISO PARA NAVEGANTES: No es un fanfic soft. Habrá sexo gráfico, escenas de drogas, palabrotas y demás. Al final y al cabo, reflejar la vida de Freddie sin...