Need Your Loving Tonight

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Para Leena, la verdadera prueba de fuego tras la muerte de Joe fue salir al Copacabana. No habían vuelto al club desde antes de Navidad, y de eso hacía muchos meses. No podía evitar sentirse culpable por estar ahí, continuando con su vida, sin la presencia de su amigo.

Entraron al Copacabana de la mano, acompañados de Olli y Phoebe. Al fondo, en la zona de las mesas y los sofás semicirculares, ya estaban Peter Straker y Elton John charlando animadamente. Leena pensó que si alguien volvía a abrazarla o a darle el pésame se pondría a gritar como una loca.

—¡Mirad qué trae la marea!— los saludó Elton.

—¿Qué tal, putón?— Freddie saludó a su viejo amigo con un beso en la mejilla. Sin cortarse un pelo, Elton besó también a Olli, que se quedó un poco pasmado.

—¿Qué os parece? El único hombre heterosexual del local y es el que está más bueno. Que injusticia divina— se rió Straker, levantando su bebida para brindar.— Esta noche los maricas las vamos a pasar putas mirándote el culo, Olli.

—Espera a que empiece a bailar, Peter.— contraatacó Olli.— Hoy estoy decidido a ser un poco calientapollas.

Todos rieron, incluso Leena. Rodeada de viejos amigos, con el brazo de Freddie por encima de su hombro y la música disco machacándole los oídos, era como volver a su vida de siempre.

—¡Hey!— Roger apareció con Debbie de la cintura y tras los saludos de rigor, les hicieron sitio para que se acomodaran con ellos en la mesa.

Vinieron a tomar nota para las bebidas y Leena pidió un whisky doble con Coca Cola, bajo la mirada inquisitiva de Fred.

—Te voy a vigilar muy de cerca, encanto.

—¿Cómo de cerca?— ronroneó ella, mordisqueándole con delicadeza el lóbulo de la oreja. Se sentía relajada y tranquila por primera vez en semanas.

—Las muestras de amor heterosexual en otro sitio, bonitos.— les increpó Elton.

—¿Eso significa que no puedo meter mano a Deborah pero a ti sí, Elton?— bromeó Roger, pellizcándole la mejilla al cantante.

—Hasta te dejaría hacerme una mamada, rubito.

—Antes de llegar a eso tendría que haber bebido mucho.— afirmó Roger.

—¿De cuántas copas estamos hablando, Taylor?— dijo Elton con mucha seriedad, haciendo que toda la mesa estallara en risas.

Cuando el primer trago de whisky pasó a través de su garganta, Leena se sintió en una extraña calma. Apoyó la barbilla sobre el hombro de Freddie, observando la pista de baile del Copacabana, donde decenas de hombres bailaban libremente y ajenos a todo.

Cuando salían todos, Dominique, Joe y ella eran los primeros en levantarse y empezar a bailar. También eran los últimos en abandonar la pista cuando el club cerraba. De vez en cuando Freddie se acercaba para bailar un par de canciones, pero por lo general se acababa cansando y volviendo para simplemente seguir tomando algo y charlar con sus amigos.

Pero Joe ya no volvería a bailar en el Copacabana y Dominique era madre de dos hijos, lo que la limitaba mucho a la hora de salir de juerga con ellos. Las cosas no volverían a ser igual nunca.

Su cuerpo se puso en tensión cuando en el club empezó a sonar Macho Man, de Village People. Joe adoraba aquel grupo. ¿Cómo podía una canción tan estúpida e inofensiva hacer que se sintiera tan desgraciada?

Freddie se puso de pie y la cogió de la mano.

—Vamos encanto. No te quedes ahí parada. ¿Dónde está mi party-girl londinense?

Any Way the Wind Blows [Freddie Mercury]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora